Cada momento de aquí hasta el 20-Mayo cuenta para hacer lo que falta para evitar que el imperio gringo caiga sobre el pueblo venezolano así como un tigre hambriento sobre un niño dormido.
La revolución es un estado de movimiento; lo contrario es dormirse ante una serpiente, ante una fiera; de modo que es de entender como los cancerberos del imperio gringo y que hacen vida acá entre nosotros, al saberse impotentes para acceder al poder en Miraflores, apelan a dormir al pueblo venezolano con cantos de sirena, conque si el dólar y conque si la guacharaca.
Derrotar a Maduro es pretender acabar con la acendrada credibilidad de Chávez y a su vez derrotar a Chávez sería sepultar de nuevo a Simón Bolívar para suplantarlo por Washington e imponernos la dictadura del dólar, lo que significa inventar un nuevo país desde las ruinas de la esclavitud y entonces no bastaría una sola generación para liberarnos de ese yugo.
Sería una inmoralidad inconmensurable dejar que nuestros descendientes carguen sobre su lomo la pesada tarea de liberarse de nuevo de esa fiera hambrienta que es el imperialismo chupasangre gringo, pudiendo hacerlo nosotros por ellos. Definir lo indefinido es una búsqueda y un objetivo importante de la revolución bolivariana, sabemos que el futuro es elástico, lo que conlleva diversidad de grados en la lucha y para eso hay que estar preparados y despiertos.
El actual plan enemigo, ante la imposibilidad de ganarnos con votos, es tratar de encantar al pueblo con falacias persuasivas, engañar al pueblo venezolano ni más ni menos que con ilusorios billetes de dólar "puropapel", sin respaldo de nada concreto, para aniquilar, para destruir nuestra propia moneda, nuestro bolívar, así como Cristóbal Colón engañó a nuestros aborígenes con espejitos para robarse nuestras perlas y nuestro oro.
Así que al pueblo no le queda otra alternativa que hacer valer su voluntad en la calle, movilizado y en orden de batalla y el 20 de Mayo asegurar que Chávez, Padre y Mártir de la revolución bolivariana, obtenga por fin diez millones de votos para, a la par de afianzar la soberanía y la independencia de Venezuela, sacar la escoba y barrer los escombros que impiden despegar hacia nuestro desarrollo propio.
No olvidemos que Chávez somos todos, de ahí que Chávez vive, lo que no es una frase hueca sino concreta.