Qué es el pueblo, qué son los pueblos, es algo que debe preguntarse a lo sensato cada quien antes de ponerse a tirar flechas a lo loco.
A mi modo de ver todos los pueblos tienen algo en común y eso son los niños, especialmente los de más tierna edad, pura virtud hasta el esplendor de su etapa de tales, niños, cuando se hace notable que la experiencia con su contaminada carga de egoísmo comienza a dejar atrás la pureza original y el niño que deja de ser niño, aceleradamente se transforma etapa tras etapa en ese elemento cultural y político que de conjunto llamamos esencialmente como "el pueblo".
Desde nuestra primera respiración hasta la última, digamos que ésta ocurra 120 años después, toda persona está y estará por ser, somos seres inacabados, salvo alguna excepción que desconozco pero acaso pudiere tratarse de la persona que se cree un ser superior a los demás como Julio Borges o María Machado o R Mamut o el Vampiro y etcétera hombre o mujer acantonado en la perniciosa MUD y que son más acabaditos que un mueble de caoba.
Pero el pueblo al que me refiero esencialmente, no a la nata de la clase que se cree superior a nosotros, parece apelar a su virtud original casi siempre que otea peligrar su existencia y tira a la espalda cualquier subterfugio de egoísmo, es lo que pude apreciar de esa marejada de pueblo que se abocó a manifestar su voluntad de votar en el ensayo que el CNE dispuso previo a la elección presidencial y de parlamentos regionales del 20 de Mayo en cierne.
Convengo que este pueblo nuestro, el pueblo venezolano, como todos los pueblos hermanos, tiene un modo sencillo de objetivar la realidad, se va a lo común y ese hecho común encierra valores que sólo en conjunto son operables; yo no sabría, no tengo palabras para definir la sensación de triunfo que me invadió al zambullirme con mis compañeros más cercanos, en ese mar de pueblo que con inusitado alborozo pugnaba por entrar a votar a sabiendas de que solo era un ensayo, y para confirmar mi satisfacción y mi honor de servirle a este pueblo maravilloso con lo poco que pueda yo sobre el terreno, os refiero un detalle notable que pude percibir, nadie intentaba colearse sino que gravitaba un respeto y una solidaridad que no en la cola para adquirir alimentos y ese detalle me dejó algunas interrogantes auspiciosas y que intentaré abordar en otra ocasión.
Grosso modo creo que el Diablo y toda su gente se quedó bizca al observar la determinación del pueblo llano en defensa de la paz principalmente y, coetáneamente, más que eso, comprobar que pese a la guerra bestial de ellos contra este pueblo eso no les va a dar rentas a la MUD de Trump sino dolores de cabeza porque, Maduro va pa’ encima como un búfalo, eso se nota, ¡dígalo ahi!
Mas, al hueso del asunto, abrigo la certeza de que con tal ensayo de impecable relieve el CNE despejó cualquier malintencionada suspicacia sobre sí, emanada de los laboratorios de guerra sucia y que de manera torpe la MUD pone a rodar; si el CNE demostró gran fortaleza, la MUD rodó por el suelo como un trapo sucio.
Ahora nos disponemos a darle al enemigo una estocada sin misericordia el 20 de Mayo, ¿cómo?, simplemente votando a modo de tsunami.