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Hay un imán muy poderoso que a su alrededor crean los héroes y grandes hombres. La gente tiende a enloquecer, algunos entran en pánico o en estado de histeria; provocan lloros, alegrías y súbitos arranques de exaltación y gloria. Puede ser que esa propia gente, poco después, por bagatelas, por miserias o bajezas, por intereses personales o negocios, repentinamente cambie de opinión o de posición y llegue a ver en esos genios, demonios o monstruos incontrolables.
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Sucedía con Bolívar, ante quien los más serviles y canallas se postraban en estado vergonzosos para besarles las botas y rogarles que las plantas de sus pies las posasen sobre sus espaldas. Esto fue verídico, y el caso más conocido fue el del canalla y horrible traidor peruano Manuel Lorenzo Vidaurre, quien anódicamente analmente tembloroso ante el Libertador se puso en cuatro manos para que éste posara su "bienhechora bota" sobre sus espaldas.
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Decía Herman Hesse que la virtud que más quería era OBSTINACIÓN, porque para él OBSTINACIÓN también es OBEDIENCIA y LEALTAD que en el caso del presidente Nicolás Maduro es OBEDIENCIA y LEALTAD al pueblo y a CHÁVEZ. Pues bien, OBSTINACIÓN es también la obediencia a la ley suprema y más sagrada de todas: LA DEFENSA DE LA PATRIA. Herman Hesse dice que Sócrates, Jesucristo y Giordano Bruno fueron grandes OBSTINADOS. La OBSTINACIÓN es una virtud que contiene el CARÁCTER y la PERSONALIDAD.
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Estoy con la gente firme, leal y OBSTINADA. Nicolás Maduro ha sido un hombre OBSTINADO. En Venezuela, no muy acertadamente asocian obstinación con exasperación. La obstinación es una de las grandes virtudes que pocos poseen, aunque mucha gente no lo crea. Lo correcto es decir: OBSTINACIÓN es la persistencia firme en una convicción, en una idea, en un propósito noble y sagrado.
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Por tanto, ningún bruto puede ser un obstinado. Ningún ser débil llega a la OBSTINACIÓN. Ningún cobarde es un OBSTINADO. Éstos se rinden y tiemblan como ratitas al primer encontronazo con la adversidad.
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Tenemos que sostenernos OBSTINADOS en el mandato de Chávez y SEGUIR APOYANDO AL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO. Seguir RESISTIENDO con todo coraje frente a los MALDITOS YANQUIS DE MIERDA. Ni siquiera Fidel Castro en sus más absolutos y contundentes ataques al imperio los llamó así (quizá porque le resultara redundante la expresión).
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El que no es OBSTINADO en una idea, en un propósito, se rinde fácilmente. Simón Bolívar y Hugo Chávez, fueron unos grandes OBSTINADOS. Cuando murió el grande hombre Hugo Chávez, a muchos (y que "chavistas") se les enfrió el guarapo. Menos mal que quedó al mando de la revolución un OBSTINADO CHAVISTA, porque si le hubiese sucedido a Chávez un ambivalente como Páez, hoy estaríamos en la suprema ruina moral y espiritual. (Lo que más cunden en el mundo son miserables cobardes y traidores, los que todo lo critican porque el culillo en ellos se hace inmanente, tanto que sólo vivir para pedir que los violen y los ultrajen).
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Gloriosos OBSTINADOS fueron José Martí y Salvador Allende. En cambio, lamentablemente, el general José de San Martín no fue lo suficientemente obstinado: después del encuentro con Bolívar en Guayaquil el general José de San Martín tiró la toalla.
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Maduro nunca se tranzó por una paz podrida, por una paz prostituta y sometida a los negocios turbios de la derecha, y eso mucho cabrón no se lo perdona.
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Maduro jamás practicó ni practica el feo y aborrecible arte del disimulo, típico de los más notables arteros como Francisco de Paula Santander, quien acabó desintegrando la Gran Colombia, y con ello a la América Latina toda.
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Nicolás Maduro ha sido atrozmente atacado, como nunca, por una piara de serviles peones del Departamento de Estado, y su respuesta ante los dolores y los tenebrosos ataques que nos han infligido ha sido resistencia y OBSTINACIÓN.
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Por tanto, persistamos todos OBSTINADAMENTE al lado del PRESIDENTE NICOLÁS MADURO: terca y sublimemente cumpliendo el mandato del Comandante Hugo Chávez. El sentido propio de la libertad y de la soberanía de nuestro país debe ser mantenernos firmes ante la amenaza de los acuclillados, aculillados y sometidos a los gringos. Nuestro destino está marcado por nuestra decisión a ser libres, y nadie podrá contra eso.