Maduro vuelve a llamar a la oposición al diálogo, cuando debería llamar a consulta al chavismo; ahora gobierna en su nombre. La mitad de la campaña electoral del presidente Maduro la hizo Chávez, o la imagen de Chávez, sería un acto de buena voluntad de su parte reunir con humildad al chavismo, criticado y separado del gobierno, para cambiar el rumbo de los acontecimientos. No existe posibilidad de salir de esta crisis sin recuperar la producción petrolera, de manera soberana, revertir la privatización de empresas y los endeudamientos (hoy no son una opción, ni franca ni solapadamente), para esto se necesitará de los mejores recursos humanos socialistas y chavistas, hoy marginados a solicitud de los políticos y técnicos pragmáticos.
Tampoco hay la posibilidad de sostener este estado miseria, con la hiperinflación, la cual distorsiona la economía al extremo de que ahora se trafica con los con los factores comerciales más insólitos, los "puntos de ventas", con el dinero efectivo; cada vez escasea un nuevo elemento comercial accesorio, por ejemplos, las bolsas de plástico, las botellas de vidrio y hasta las de plásticos (en otras circunstancias esto no sería un problema sino un ventaja, pero hoy es una un síntoma de descomposición); falta poco para que la gente comience a pelear por la basura, si es que no lo está haciendo ya. Para atacar la inflación hay que producir y tener coraje para enfrentar el reto. Con soberbia y personalismo no se consigue nada, el gobierno tiene que llamar a los mejores técnicos y políticos dentro del campo socialista para buscarle una salida, por lo menos, pensando en los chavistas humildes que votaron por la candidatura de Maduro, y capitalismo no es una opción para ellos.
La recuperación del país empieza por recuperar la dignidad de la población, hay que escucharla con respeto, sin segundas intenciones, para que el gobierno se entere de sus sentimientos y pesares, sin manipulaciones; ahora sabe que depende del pueblo chavista para sostenerse, lo menos que puede hacer es abrirse a él. Uno de los mecanismos más directos es el debate de los problemas inmediatos y principales con sus representantes, pero de forma pública y televisada; para eso cuenta con medios públicos de difusión, que ahora son subutilizados en distraer a la gente con las mismas tonterías y frivolidades de la televisión comercial y para sustituir la política por la publicidad política, la realidad por la publicidad.
Otro acto de buena voluntad es convocar el viejo equipo de Chávez a que muestre sus alternativas a las privatizaciones, las entregas y los endeudamientos. No tenemos capacidad de enfrentar las consecuencias que se derivan de estas concesiones, ni moral ni material, lo menos que se puede hacer como un gesto de cambio real es rectificar, sobre todo acabar con estas políticas pragmáticas, confortables pero para que un grupito se sostenga en el poder mientras entrega el país a los tiburones.
El camino no es dialogar con la derecha y comprometerse con ella, es convocar al diálogo al chavismo, llamar a un concilio con todos, ex ministros de Chávez, chavistas y socialistas verdaderos con las capacidades políticas y conocimientos que ahora no existen en el gobierno pragmáticos, que no creen en nada ni nadie.
Después de ensayar con la empresa privada felona la conducción de la producción (comprobadamente improductiva) es fundamental volver al Plan de la Patria original de Chávez el cual nunca se puso en práctica y olvidarse del paquete chileno de Maduro conocido como Plan de la Patria II.
Es hora de empezar hacer las cosas con claridad, de cara a la población, sin secretos y sin manipulaciones. Pero lo principal es saber cuál es el camino político por el cual se va optar de forma definitiva, sin ambigüedades, para la economía y para la sociedad, y a partir de ahí no permitir más trucos y trampas, más contrabandos. Después de este contundente fracaso reformista, para el chavismo y para el pueblo chavista solo le queda una opción, retomar el camino señalado por Chávez de la revolución socialista, volver al Plan de la Patria original.
Maduro y el gobierno le debe a su pueblo un trato privilegiado, están obligados, ahora que ganaron las elecciones gracias a sus votos y su fe, a voltear la tortilla y comenzar a trabajar para la gente y no para los bancos, los mercachifles y las trasnacionales (para la llamada prosperidad pero de los capitalistas; el que quiera prosperidad capitalista que se vaya a EUA, a Europa, quizás le vaya bien ahí, pero en nuestros países estamos condenados por el capitalismo a la miseria y el hambre).
El que quiere Patria, ha de ser patria socialista, Maduro nos la debe, el capitalismo no tiene patria ni piedad con nosotros.