Este 20 de mayo hemos tenido un real vencedor: el pueblo chavista

Según el último boletín del Consejo Nacional Electoral, luego del 99,2 % de las Actas Transmitidas hasta el momento de este escrito, el Presidente Nicolás Maduro triunfó en la pasada elección del pasado 20 de mayo con 6.244.016 (seis millones doscientos cuarenta y cuatro mil dieciséis) votos para un total de 67,84% de la votación validada y el 30,42% respecto al padrón electoral; Henri Falcón obtuvo 1.927.174 (un millón novecientos veintisiete mil ciento setenta y cuatro), para el 10,82% de los votos válidos. Evidentemente, Maduro le dio una verdadera paliza a Falcón: lo triplicó y un poquito más. Veamos: Por cada voto de Falcón, Maduro obtuvo 3,24 votos, es decir, 2,24 votos más que el candidato favorito del imperio norteamericano, junto a sus aliados de las oligarquías internacionales. En esta ocasión acudimos al proceso electoral, nueve millones trescientos ochenta y un mil doscientos dieciocho (9.381.218) de electoras y electores, alcanzando una participación del 46,07%, por lo que se registró una abstención del 53,93%. A quienes tenemos cierta edad y conocemos algo de política, más allá de los números que por supuesto son muy importantes, no se nos pueden venir con chantajes. Sabemos que todo triunfo electoral trae consigo, una victoria, sino, no hubiese gobiernos legítimos en muchísimas partes del mundo. Bastante explicados están los resultados de elección presidencial que se han obtenidos en otras naciones, donde quienes han salido electos, han pasado a convertirse en presidentes, diputados, legisladores nacionales, municipales o cualquier otro cargo de elección popular, según haya sido el caso, a pesar de no haberse contado con una participación del pueblo que supere el 50% del padrón electoral y en el caso de las presidenciales, estar por debajo de Nicolás Maduro, al compararse el porcentaje de los votos recibidos con respecto a los padrones electorales de cada país. Ejemplo de ello lo tenemos en Colombia, cuando Juan Manuel Santos obtuvo una votación alrededor del 23,7% con respecto al padrón electoral colombiano, mientras que en Chile, Salvador Piñera alcanzaría una cifra cercana al 26,5 % respecto al mismísimo padrón electoral de su país. Todas estas son cifras inferiores a las que obtuvo Nicolás Maduro. No se hable de aquellos gobernantes que ni siquiera han sido electos, como Michel Temer en Brasil, sino que ha sido impuesto por un golpe de estado judicial que derrocó a la Presidenta Dilma Rousseff. No cito más, para no alargar el comentario. Volviendo al tema de las pugnas por cargos de elección popular, en el mundo político se ha visto que todas y todos los ganadores de diversos procesos electorales, han pasado a formar parte de un nuevo gobierno, sin alharaca alguna, sin chantajes de ningún tipo como eso de regar ollas mediáticas con las que se dice que debido a la referida abstención, los nuevos gobernantes electos hayan sido ilegítimos. Parafraseando un poco a mis profesores de química, podemos afirmar que estamos en situaciones normales de temperatura y presión y, por lo tanto, acá no cabe chantaje alguno. En todo proceso electoral surgen los victoriosos, pero también caen los derrotados. No nos debe caber la menor duda de que el único victorioso en estas pasadas elecciones presidenciales y legislativas, fue el Pueblo Chavista. Pueblo heroico que venció al gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica y a sus tanques pensantes, es decir, derrotó a los mayores genocidas de la historia. Como chavista, me siento orgulloso de tal gesta histórica. Pobre Henri Falcón, el cual demostró su cobardía e irresponsabilidad, al no aceptar los resultados electorales, incluyendo jugando posición adelantada, desconociendo su derrota antes que lo anunciara la rectora Tibisay Lucena.

Ahora pasemos a hablar de esa otra parte del pueblo que no quiso participar en las elecciones y que para nada deberá subestimarse, pues es a ella a quien verdaderamente nuestro gobierno tendrá que prestarle la debida atención, pues en caso contrario, estaríamos cometiendo un gravísimo error político. Esta debida atención tendrá que centrarse en la toma de decisiones que permitan deslastrarnos de todos los males que han traído consigo, la mayor de las crisis económicas de nuestra historia. Al menos, así la considero. Crisis que por supuesto ha sido impuesta por los imperialistas de turno, por aquellas naciones que a través de los siglos, han despojados de forma violenta, las riquezas de los pueblos (espoliación). Espoliación que han venido realizando en complicidad de sus aliados, la oligarquía criolla, la cual al mostrarse tan complacientes con sus amos, han sido premiados a través de verdaderas migajas, pero que les ha permitido obtener jugosos negocios con los cuales han levantado sus grandes capitales. Para cumplir con lo de la debida atención, el Presidente Maduro igualmente deberá deslastrarse de una gran parte de su gabinete ministerial, por no decir todo, pues siempre hay las excepciones del caso. Y es que a pesar de algunos que pudiesen llegar a ser considerados como buenos ministros, el pueblo venezolano se encuentra con una catajarria de acompañantes dentro de un equipo de algún ministro, que hacen daños, muchísimo daño al proceso revolucionario y lo que más molesta, es que los mismos al parecer, no se dan cuenta o simplemente se hacen los pendejos; el caso y valga la redundancia, es que casi siempre hacen caso omiso. Ejemplo de esos comportamientos, los encontramos en nuestras instituciones. No quiero hacer denuncias, sin tener los elementos que las prueben, pues muchos acompañantes se saben mover muy bien tratando de no dejar huellas y mostrar sus responsabilidades, al extremo que suelen mostrarse a nuestro criterio, como verdaderos arrastrados para ganarse la confianza de sus jefes. Por supuesto, necesariamente tenemos que tocar el tema de la corrupción, pues esta campea en Venezuela, tal cual lo hacía Rodrigo Díaz de Viva, "El CID". Es muy fácil hablar de este tema, lo difícil es capturar a los cabecillas de la corrupción. Todo la extracción del cono monetario del país, haciéndolo desaparecer de la faz de nuestra tierra, atravesó sus fronteras gracias a la complicidad de militares corruptos, la banca privada y quizás, la banca estadal a través de una componenda internacional junto a sus lacayos apátridas. Y la extracción del combustible, hacia Colombia principalmente, ni hablar. Pero carajo, tenemos muy calladitos a quienes han sido capturados y por supuesto, no se les hace el seguimiento a ninguno de estos terribles problemas, aunados quizás a los que se debieron nombrar con anterioridad, tales son los casos de acaparamiento, bachaqueo y contrabando de alimentos y medicinas, incluyendo cajas del CLAP, hacia Colombia. Pero coño, bendito sea CRISTO, no nos atrevemos a tomar serias medidas que incluyan cierres permanentes de las fronteras. Es más importante mostrar lo que hace un Ministro por estar pegado a la sombra de Nicolás Maduro o algún alto e influyente ministro. Acá mismo en la capital, hay centros de acopios donde los militares hacen de las suyas, pues son prácticamente los dueños de las mercancías y las negocian a sus antojos. Tampoco se muestra el seguimiento que se debe considerar a la cadena de distribución de los alimentos y medicinas. Por último, ni siquiera se observa algún trabajo serio hacia los bachaqueros, más allá de lo que pueda hacer William Contreras desde la SUNDEE, cual si fuera el único palo queriendo hacer montañas. Para finalizar, no se sabe a ciencia cierta lo que está haciendo la Asamblea Nacional Constituyente, pues ésta a mi modo de ver las cosas, desplazó al pueblo a la hora de hablarse de Democracia Protagónica y Participativa. Realmente no se ve al pueblo en la toma de decisiones para conformarse las nuevas leyes y una nueva constitución, más allá de Asambleístas Constituyentes que fueron elegidos por su pueblo y lo han relegado a meros representantes, al mejor estilo de la cuarta república, olvidando o negándole a su pueblo, el rol protagónico y participativo. Sólo de esta manera, podemos superar el terrible legado que nos ha dejado la peor de las guerras económicas que el imperialismo le ha impuesto a nuestro pueblo y a gobernante alguno en el mundo. Nicolás, realmente eres victorioso, sólo por el hecho de haber aguantado tanta arremetida. Cuente con nuestro pueblo carajo, pero sea contundente en su accionar. Se acabaron los chistes malos, por si alguno de sus ministros y asesores no se lo han dicho, pues ha llegado la hora de actuar con la mayor seriedad en el combate político. No nos estamos enfrentando a ninguna agüita de azúcar. El imperialismo no come cuentos, nos quiere liquidar.

¡Independencia, es Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

¡Hasta la Victoria siempre!



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Freddy Peña


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