Día Ciento Cincuenta El Venezolano caminando por el filo de la navaja del 2018

El venezolano está sintiendo los rigores característicos, del fragor de la batalla, en un proceso de transformación social por la paz, la liberación nacional y el socialismo. Se supone que apenas hemos entrado en la etapa de lucha por la paz y la liberación nacional, para luego pasar a una etapa pre socialista o de transición al socialismo y finalmente llegar a las relaciones socialistas de producción. Este es el esquema simplificado de un proceso revolucionario, pero en la realidad lo que nos espera es más complejo, inédito, creador, dialéctico y sin solución de continuidad.

Las revoluciones pueden pasar por etapas transitorias de grandes dificultades económicas y hambrunas antes de llegar a los niveles de prosperidad y de suprema felicidad que el socialismo genera. La particularidad que llama la atención en la revolución bolivariana es que, a diferencia de otras revoluciones, nuestras dificultades económicas, inducidas desde el exterior, aparecieron tempranamente en plena crisis del capitalismo con un gobierno que apenas se encuentra en la fase enunciativa del socialismo sin ni siquiera haber definido su carácter revolucionario dentro de una categoría metodológica de análisis universal aunque parece apuntar hacia él. Hay que tomar en cuenta la presencia interna, en el proceso, de factores neoliberales, quintas columnas, que apuestan al reformismo en vez de al socialismo revolucionario.

Pero que le importa esto al imperialismo, a la CIA, al Pentágono, al Comando Sur de los EEUU, a las oligarquías latinoamericanas y a la OTAN, ahora con sus narices metidas en Nuestramérica, a través de Colombia, si en total de cuentas ellos, los gendarmes del mundo, lo justifican todo con su guerra global contra el fantasma del comunismo. Las históricas intervenciones militares de los EEUU en América Latina, por sus apetencias intervencionistas y de dominación, no han requerido nunca la identificación marxista de sus víctimas. En los golpes de Estado contra Medina en 1945 y contra Chávez en el 2002 fue evidente la intervención de la embajada norteamericana en el derrocamiento de esos dos gobiernos constitucionales y democráticos inscritos en el sistema capitalista.

Lo cierto que la mayoría activa y pasiva de los venezolanos parecen haber comprendido lo que está pasando y resisten las calamidades catastróficas de esta guerra, sin tiros ni misiles todavía, impuesta por la burguesía y el imperialismo, que está contribuyendo cada vez más, en vez de doblegar al venezolano, a endurecer la conciencia antiimperialista de las masas que ahora ven más de cerca las garras, de las aves de rapiña, que se quieren apoderar de nuestras riquezas con la complicidad antinacional de los apátridas.

El venezolano consciente valora la pelea patriótica en defensa de la soberanía nacional que está dando Venezuela contra el imperialismo y deplora la alianza infernal de los 19 gobiernos, encabezados por el Departamento de Estado, que quieren imponernos los designios supremacistas de Donald Trump.

¡Es el momento de marchar todos unidos y dejar de pensar como el "aldeano vanidoso"!



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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