En el año 1818, la ambición de Estados Unidos por forjarse un espacio preponderante entre las naciones que emergían independientes en América del Sur era acelerada y constante. El 12 de julio de ese año arriba a Angostura, actual Ciudad Bolívar, el agente diplomático estadounidense Juan Bautista Irvine, quien trae 3 tareas, encomendadas por el Secretario de Estado; John Quincy Adams. 1º Manifestar la simpatía de su país hacia las nuevas repúblicas que nacían en América del Sur. 2º Protestar por los dos barcos capturados, Tigre y Libertad, por las fuerzas patriotas en el Río Orinoco y 3º Imponer el curso que tomarían las relaciones entre su país y Venezuela. Los acontecimientos futuros mostrarían otro derrotero respecto de las prioridades de la misión del agente estadounidense. Las goletas estadounidenses Tigre y Libertad habían sido capturadas por la flota republicana, comandada por el Almirante Brión, cuando intentaban burlar el bloqueo del río Orinoco, descubriéndose que venían con motivo de abastecer a los españoles sitiados en los Castillos de Guayana La Vieja contratadas por el gobernador español de Guayana, Lorenzo Fitzgerald.
Las 2 naves fueron apresadas en fechas distintas, la Tigre había salido hacía el Orinoco con la misión de traer armas, municiones y tabaco que habían sido comprados por Fitzgerald al comerciante británico Lamson. El 17 de marzo de 1817 izó velas en Salem, puerto del estado de Massachusetts en Estados Unidos y entra en el Orinoco el mes de abril, posteriormente volvería llevando otro cargamento; cuando es capturada el 4 de julio de 1817. La goleta Libertad había salido de la Isla de Martinica, en el Caribe, en el mes junio, cargada de municiones trata navegar por el río Orinoco pero se encuentra con los buques patriotas que la bloquea. No obstante advertida estaba violando el bloqueo, le dan orden de devolverse, pero furtivamente intenta regresar y remontar el Orinoco, descubierta, es apresada por la escuadrilla del Capitán de Navío Antonio Díaz el 13 de julio. Al llegar a Angostura el agente diplomático de EE.UU. John Bautista Irvine, durante su estadía escribe diez notas a Bolívar entre el 25 de julio y el 8 de octubre de 1818, el Libertador al acusar recibo le responde en otras tantas ocasiones; siendo la última el 12 de octubre.
El Jefe Supremo explica a Irvine que la contestación a su mensaje del 25 de julio debía esperar por la consulta del proceso seguido a los dueños de los barcos. Así mismo, con respecto a su nota del 27 de ese mismo mes le informa que los mismos recibirían las indemnizaciones del caso, siempre que fuera aceptada la justicia con la cual actuaron las armas de Venezuela. Repite su opinión de alta valía respecto de la misión del estadounidense en Venezuela, pero advierte que los barcos norteamericanos "olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado y ejecutado burlar el bloqueo para dar armas a unos verdugos y para alimentar unos tigres que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana" El 29 de septiembre, después de un largo debate epistolar en el que el Libertador desplegó sus extraordinarias dotes de estadista, manejando con habilidad y experticia los ámbitos político, jurídico, económico y los de la diplomacia, redacta una nueva nota en la que reitera las evidencias expuestas el 25 ese mismo mes a Irvine, lamentando que éste en su carta del 26 las haya rechazado.
Simón Bolívar por enésima vez expone las razones de Venezuela, pero ahora dice tajante, que dadas las circunstancias se ve obligado a resolver de una vez la cuestión. Esta posición del Libertador conlleva una carta de Irvine el 1° de octubre de 1818 en la que éste da por finalizado el debate sobre las goletas, pero juzgando que Venezuela ha actuado ilegalmente.