Pronto comenzarán a revivir el pasado político en la vida de los personajes y de los años más infaustos de la democracia, como si "lo pasado siempre fue mejor", comparándolo a este descalabro. Rómulo, Betancourt, Leoni, Ramón J Velázquez, Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Luis Herrera, Lusinchi… ¿Realmente fueron líderes políticos y realmente gobernaron? Ahora se sabe que no, que solo organizaron los equipos tecnócratas impuestos por la oligarquía y los centros de poder. Pero tuvieron la habilidad de disimularlo muy bien con la ayuda de quienes escribieron esa historia.
Los viejos eran adecos, copeyanos y masistas, acomodados a la democracia clientelar y representativa. Ahora, los que conforman el actual gobierno cargan con el peso ideológico y político de Chávez, pero tienen su origen en sus antiguas militancias. Maduro y los hermanos Rodríguez vienen de la Liga Socialista, Jaua de Bandera Roja, Jesús Farías, Villegas vinculados al PCV, Aristóbulo del PPT (antes, AD) Alí Rodríguez del PPT (antes, PRV-FALN), por nombrar a dos, hay un grupo que proviene del MAS y otros sin origen político conocido, técnicos, oportunistas sin militancia, luego un grupo de jóvenes del Frente Francisco de Miranda y Héctor Rodríguez. Los primeros formaron una coalición en el llamado grupo 80, de la UCV, solo para vencer a los líderes del MIR y el MAS. Sin embargo, dentro del gobierno, las viejas pugnas hegemónicas de estos grupos, con intereses de grupos, continuaron escondidas; igual que ahora, las diferencias continúan. Por otro lado están los militares, Diosdado y su combo del 4 de febrero, donde ahora casi todos son generales. Todos, a excepción de Aristóbulo y Alí más los más jóvenes (FFM y Héctor rodríguez), son de la misma generación, cincuentones, pocos llegan a los sesenta años. Este hecho confirmable, inevitable, ha forjado diferencias y grupos de interés.
Pugnas hegemónicas, petulancia, soberbia, ambición. Los más viejos, de la cuarta o de la quinta, esperan con paciencia; éstos se desesperan, improvisan, no tienen claras las ideas, solo buscan el control de la pelota sin saber qué hacer con ella, como un juego de adolescentes trasnochados. Cada cual cuenta con un equipo de técnicos asesores, los cuales les ofrecen sus proyectos a la medida, a la medida de sus apetencias como grupo político y personales; paquetes completos, ideas políticas, "políticas públicas", planes económicos, publicidad y propaganda, incluidos; en sus escritos muestran las "diferencias", en la acción pelean con más sentido práctico y cada quien "halando el fuego para su brasa"; así todos andan en lo mismo.
Los viejos políticos socialdemócratas eran más pacientes y más seguros, contaban con un pacto político que les permitió alternarse en el gobierno y alternar el gobierno entre industriales y comerciantes, banqueros e importadores, ganaderos, constructores, y luego entre familias ricas y otras familias ricas. Unos copeyanos, otros adecos. Contaban con sus técnicos y asesores, venidos de las trasnacionales petroleras, de los centros financieros internacionales, todos amparados por el Departamento de Estado, con sus asesores y oficinas dentro del Fuerte Tiuna, en el Ministerio de Finanzas (de Hacienda de Fomento), en el Banco Central y Miraflores; chupando de la renta petrolera como becerros. En educación unos adoptaron el modelo europeo, luego otros el americano; las escuelas Industriales, los tecnológicos, los colegios universitarios, cada quién tenía lo suyo, con un correlativo afuera. Se trataba del consenso del capitalismo subdesarrollado, practicando la democracia… Hasta que decidieron entregarlo todo y acabar con todo… Pero "llegó el comandante y mandó a parar".
El pos chavismo de Maduro, no sabe esperar, lo quieren todo y lo quieren ya. Los otros se hicieron personajes importantes y ricos con paciencia, sin perder tan rápido la reputación y el respeto ante el imperio y el pueblo. Robaron bajo el amparo del pacto de punto fijo. Estos no han podido ni siquiera espera al pacto. Pero lo más infantil es que creen que políticamente son diferentes, que ellos son buenos, o mejores que los viejos, cuando en el fondo se trata de falta de paciencia y falta de convicciones políticas. Políticamente los viejos estaban más claros: el capitalismo no estaba en discusión, estos no son "ni chicha ni limonada", ni capitalistas ni socialistas (sino "todo lo contrario").
Si estos políticos descarriados hubieran adoptado a Chávez como su jefe político, de verdad, sin falsos orgullos, con humildad, crecen (quizá no lo hubiesen traicionado tan rápido). Son huérfanos políticos, abandonaron el hogar sin haber sido educados del todo. Es un caso lamentable de "muchachos" que aún no se desarrollan y de pronto tienen poder, se hicieron del poder, secuestraron el poder que les legó Chávez para satisfacer sus ambiciones personales, incluyendo sus ideas personales, sus personales puntos de vista, para defender sus "puntos de honor" (les dolió mucho eso de tener que obedecer a Chávez). Pero después de cuatro años, eso es subalterno. Ahora lo importante es sobrevivir al desastre que provocaron por su desespero; cómo salir ilesos cuando todo termine para ellos.
Nuestra única salida es el socialismo, continuar el camino donde lo dejó Chávez, retomar el Plan de la Patria original, que sirva de guía, de base política e ideológica para el plan de emergencia nacional y la reconstrucción. Ya hay propuestas en la calle, hay que seguir insistiendo con las soluciones concretas dentro del socialismo, porque la derecha tiene listo su plan de Shock definitivo, económico y represivo, ya sabe que también nos pueden matar de hambre pidiéndonos paciencia y sacrificios, como ahora lo hace Maduro. Pero no hay tiempo ni siquiera para morir, hay que actuar.