La lealtad ha debido ser con Chávez, no con Maduro que está llevando al país por una dirección contraria a la revolución de Chávez. Por eso decimos que la lealtad de Diosdado es bruta de simple, digamos, llana, resentida de la inteligencia; lo complejo produce urticarias y chistes. ¿Unidad en torno a Maduro y su traición a Chávez, y su “revolución económica”?... Para que el señor Diosdado piense un poco, no mucho, un poco: La revolución económica de Maduro es capitalismo, es capitalista, no es revolución, es reafirmar el capitalismo como la única opción para producir lo que la sociedad necesita y más. Cuando muy honesto, Maduro es tonto, alguien (o algo) lo convence ahora de que la revolución se puede hacer con los capitalistas. El “barco revolucionario” de Diosdado es un barco pero no es revolucionario, es un compromiso irracional con al gobierno de Maduro. El que se va a secar es él si no abandona el autobús, que él llama barco; acaba el gobierno de Maduro y se desaparece Diosdado, así de simple, como cuando se termina una película.
Por más demagogia que se practique la realidad del país es contundente, hay gente que no puede comer bien, muchos no pueden lavar la ropa. Hay gente que no come proteínas, si no es en la basura, hay niños en la calle descalzos. Maduro y Diosdado están desfasados de los acontecimientos, cuando hoy cobran 250.000 bs de pasaje desde los valles del Tuy ahora es cuando Maduro comienza a pensar un plan para el transporte público ¿Qué pasa? ¿Narcolexia?
No es así, Diosdado. La “autocrítica” no puede ser tan fragmentada y tan lenta, no pueden decir que van a corregir el problema del transporte público por el caso de los reclamos por los pasajes, la hiperinflación, los repuestos, el efectivo etc. El señor “simple” debe saber ya que el transporte público es un problema para la sociedad y en especial, pera el socialismo, pero eso de planificar una revolución es muy complejo para él, es para personas inteligentes, traidoras a Maduro, a su revolución capitalista, a la cual él, Diosdado, le será fiel hasta el fin de sus días: “Muerto el Rey, ¡Viva el Rey!”.
“Muerto Chávez, ¡Viva Maduro!”, esa es la lealtad de Diosdado, al carajo el socialismo, eso es muy complicado; a Maduro es su lealtad, no nada más pensada y enunciada sino practicada, esa es la unidad de Diosdado, un suicidio en masa. Cristo murió por “los hombres” y Diosdado pretende que “los hombres” mueran por Maduro (si leyera esto, seguro que nos acusaría de sexista) Una lealtad irracional, simplona, para tontos y aprovechadores oportunistas.
¿Quiénes son los desleales, los “traidores” de Diosdado? Rafael Ramírez y los demás inteligentes; si él fuera honesto y un poquito, no mucho, perspicaz, les daría la razón. Pero la lealtad es lo primero, así sea a un colchón con chinches, a unos zapatos rotos. ¡Coño mano! ¿Qué de nuevo y de bueno puede tener hacer negocios con capitalistas ladrones? Solo para otro comerciante ladrón es bueno, pero para el resto que está fuera, nada.
Con Diosdado pasa como con las personas silenciosas, que uno no sabe si son muy idiotas o muy pícaras. Qué nunca se haya atrevido a rebatir un planteamiento político, una crítica en sus argumentos, hablar con sus propias convicciones y palabras sin poner en el medio a Chávez, sin interpretarlo, es un síntoma de evasión al debate político ideológico. Su terreno parece más bien el de las negociaciones entre grupos de poder, como los mercachifles, “te doy tanto pero tú me das esto otro”, y el mundo del espectáculo, como Renny Otolina. Y no es un sarcasmo ¿Qué hace Diosdado en su programa o en las asambleas que al final no lo convierta en un show?, confunde la política con eso, como CAP, o como Maduro. Para un revolucionario la política es mucho más que eso, pero pensar mucho, vamos a decir que lo raya, delante a sus amigos y enemigos de la derecha, que eventualmente se lo podrían reprochar: “mano es que tú piensas mucho, contigo no se puede hablar… y mucho menos negociar”.
Lealtad, Diosdado, ¿lealtad a qué y a quién? Ese es el dilema. Al socialismo no es…
Marcos Luna 25/07/2018