Ahora, cuando la crisis estructural estremece al país, debemos ampliar los grados de corresponsabilidades colectivas individuales e ir más allá de lo estrictamente económico. Analistas de todo tipo, aprendices de brujos y políticos mediocres, de este y del otro bando, particularizan el "enfoque de culpas" contra quien gobierna Miraflores, los mercenarios de la ultraderecha venezolana, el imperialismo canalla, la historia por advertirnos que quien la ignora vuelve a cometer los mismos errores, y la entreguista 4ta República, entre otros involucrados.
En este caso, situemos la lupa reflexiva en lo siguiente. Los gobiernos locales tienen un impacto social, político y crudo de la realidad en proporciones impresionantes. Es el gobierno cara a cara con los votantes, vecinos, compadres y comadres, ciudadanos y ciudadanos de todos los colores y costumbres. En estas jurisdicciones administrativas se vive el salvajismo diario de una hiperinflación desenfrenada, los saboteos eléctricos, la indolencia roja, blanca y amarilla, la especulación impune de los transportistas, el bachaquerismo a cuadra y media de un puesto policial o Comando de la GNB. En fin, no necesitamos ver ni oír por los medios de (des)información cómo, cuándo y dónde se desbarata este modelo de sociedad sustentada por un sistema de producción explotador e inhumano.
Pero justo es decir que también se puede ver y oír al funcionario atento, alcalde o alcaldesa obteniendo resultados positivos, comunidades participando en el cogobierno. Entonces, si se pudiera cualificar el nivel real, de eficiencia y honestidad de las trescientas treinta y cinco Alcaldías que hasta ahora existen, se pudieran clasificar en tres categorías: 1.-Baratas, 2.- Burocráticas Disfuncionales y, 3.- Ejemplares.
Tal como está el país, las más "baratas" dominan el espectro. A simple vista se nota un Alcalde /Alcaldesa arrogante, rodeado de aduladores, promoviendo el mini culto a la personalidad, cumpliendo líneas políticas directas del partido aunque perjudiquen a las comunidades electoras, familiares controlando puestos claves y, por supuesto, haciendo negocios por debajo de la mesa. Tramando una aspiración a la gobernación del Estado y aplaudiendo los chistes malos de sus jefes ministeriales, así como mencionar al presidente de la república, tantas veces como el fanático religioso se da golpes de pecho en la misa dominguera.
Son "baratas" porque los Alcaldes /Alcaldesas hacen el mínimo esfuerzo para gerenciar con honradez y resultados positivos. Poco les interesa que los Clap o Bolsas de alimentos sean distribuidos con un criterio sectario, excluyente y con sobreprecios tal como sucedió en un reciente caso (Elorza. Alcaldía del Municipio Rómulo Gallegos. Alto Apure), donde el valor económico de este subsidio alimentario se vendió a precios diferentes.
En estas municipalidades "baratas", los servicios básicos son deprimentes y violan, flagrantemente, leyes locales y nacionales. Aprueban obras fuera de todo sentido arquitectónico, de ingeniería civil y cero consultas abiertas a los habitantes. Los barrios crecen en medio de la miseria social y cultural. Los Consejo Comunales son carpetas llenas de papeles reciclables y promesas falsas. Los burgomaestres muestran un alto índice de desatino, incompetencia y abuso de poder desde cuando se despiertan y durante los doce meses del año. Carecen del mínimo sentido de planificación urbana. Son verdaderos ignorantes de la gerencia estratégica y leen un libro, hasta la mitad, cada veinte años.
Si fueran sometidos a una contraloría profesionalmente implacable, el ochenta por ciento de estos funcionarios locales serían destituidos y llevados a la cárcel. Manejar corruptamente el dinero del pueblo es más que un delito de carácter jurídico, es una afrenta a la moral de la nación. Estas Alcaldías "baratas" hacen un daño difícil de resarcir porque no sólo alargan en el tiempo el desorden urbano, los cordones de miseria, la economía informal, los daños ecológicos, la demagogia política sino que además, detrás de cada una de ellas, existen pandillas organizadas "articuladas" con sus cómplices del gobierno regional y nacional.
Llevarlas a su mínima expresión, es una tarea ineludible. O el país sigue sumido en esta etapa de precios supra especuladores, con poderes constituidos transformados en nido de bandidos o somos capaces de convertir la queja en acción. En el voto hay parte de la solución pero también la fuerza de la calle, la organización de las comunidades, la denuncia con documentos en mano, la conquista de espacios municipales forman elementos claves, táctica y estratégicamente, para superar años de desidia, clientelismo y brazos cruzados.