La tarea más difícil que corresponde hoy a la Revolución Bolivariana y Chavista es la de desdolarizar el pensamiento de las venezolanas y venezolanos.

Muchas veces he insistido -en los diferentes espacios de opinión que frecuento- que es la conciencia, el pensamiento, la verdad y la memoria la principal víctima en la guerra a la que nos somete el imperialismo para acabar con nuestra decisión de ser soberanos y definitivamente independientes.

Con las acciones de liberación e independencia económica que ha anunciado nuestro presidente Nicolás Maduro, para entrar en formal vigencia este 20 de agosto de 2018, nos acercamos victoriosos a la independencia definitiva de nuestro pueblo, que somos tú y yo también.

Entre otras medidas de extraordinario impacto y pertinencia, quiero resaltar una que nos toca muy de cerca, a ti y a mi, asalariados en un campo de relaciones con el capital en el que lo hacemos desde el trabajo. Me refiero al incremento del salario básico integral que estaba en seis millones de bolívares fuertes (BsF 6.000.000,00) y pasa a partir de hoy, a 180 millones de los mismos bolívares fuertes (BsF 180.000.000,00), es decir algo como el tres mil quinientos por ciento de incremento salarial.

Asombrados por la maravillosa respuesta ante una hiperinflación inducida por la que se asfixia y pretende matar de hambre al pueblo venezolano, de parte de los dueños del gran capital y sus gestores desde el Imperio yanqui, hay quienes no asimilan en su pensamiento que, al fin, los salarios alcancen y sobrepasen el de los productos que necesitamos adquirir.

Por fin nuestro poder adquisitivo se recupera y avanzamos victoriosos a ganar la guerra económica, pero el pensamiento dolarizado y sus efectos perversos se convierten en traba de algunos vacilante que temen seguir adelante en nuestras revolucionarias transformaciones y conquistas.

Pero, lo peor no es que no se entienda este conjunto de medidas y algunas no sean fáciles de digerir, sino que lo peor es que haya resistencia a aceptar que estamos entrando en tiempos nuevos, en tiempos de libertad e independencia definitivas.

Las decisiones revolucionarias que está tomando el Gobierno que preside nuestro camarada Nicolás Maduro, representan acciones independentistas, inspiradas fundamentalmente en nuestros Libertadores, Simón Bolívar y Hugo Chávez.

No se trata de simples paliativos para contener una guerra económica contra el pueblo venezolano. Se trata de acciones de ruptura radical, con impacto ineludible en el campo económico, pero con ellas, sobre todo se trata de establecer la ruptura radical con la Cultura y el pensamiento del pasado, con el pensamiento burgués, con la dominación capitalista.

Se trata del acto de descolonización de nuestras conciencias, más grande que hayamos podido conocer. Por eso nos referimos, con el título de esta nota de opinión, al deber patriótico y revolucionario de DESDOLARIZAR NUESTRO PENSAMIENTO.

Maduro, a la cabeza del Gobierno Bolivariano y Chavista, ha dado un paso trascendental para la transformación de Venezuela y para convertirnos en «país potencia», tal como lo definiera el Comandante Hugo Chávez en el primer y principal Plan de la Patria. Ahora nos toca a nosotros, a ti y a mi también, acompañarlo a hacer plena nuestra independencia.

El compromiso más inmediato es el de entender y defender lo que, como pueblo revolucionario y Chavista, estamos haciendo por nuestro proceso de liberación.

Y una de las tareas más importantes es la de romper con el dólar como patrón moneda y asumir lo que hemos logrado: tener nuestra propia y soberana referencia monetaria con el Petro como signo anclado en nuestras auténticas y cuantificables riquezas petroleras.

Descolonizarnos, alcanzar nuestra absoluta libertad e independencia, es algo que optimistamente debemos seguir conquistando. Estamos en la alborada de la Patria nueva y socialista.