Gobierno infame, discrepancias, lenguaje y liderazgo

Has de creer Amaranta que ayer a eso de las tres y media de la mañana abrí mi laptop para comenzar a trabajar, a tratar de producir o, de sacar lo que tengo escondido en mi memoria, pero antes siempre le doy una ojeada al Sol de Margarita, después a Panorama y por último a Aporrea, donde por cierto en Panorama ya estaba el artículo de Rafael Ramírez esperando por sus lectores domingueros, como además también lo observé en Aporrea. Revisé lo que tenía que revisar y a Ramírez lo pasé por alto que por el título de su artículo me imaginaba por donde vendrían los tiros y, me metí en lo mío, pero, como Ramírez es la vedete política del momento que se quiere destacar a su consentimiento de impoluto sin demostrar nada de particular, sino que fue un empleado de Chávez a quien le sacó el mayor provecho de su vida y no se quiere olvidar de eso, y ahora se nos vende como igual o mejor que Chávez, ya que Maduro es para él como un ratón muerto que hiede, o por lo menos no le da cauce a su ilustrativa persona, para que venga al país a poner orden en el desorden que no deja de desordenarlo a él como el aristócrata que fue de Pdvsa, que ahora raya en su amargura como un príncipe encantado en un país que ya no es de maravilla como lo era antes con un barril de petróleo más barato, y con la tentación en vez de imaginar leer, leí su largo y fastidioso artículo de más de lo mismo del que no saqué ningún provecho ni me dio luces de ni siquiera pensar que es un superdotado de la política revolucionaria de la que encajó como un perseguido de los adecos y copeyanos, y ahora de Maduro que por eso de su gobierno infame como placebo de la discordia.

Si te fijas bien Amaranta te darás cuenta que Rafael Ramírez es un enfermo más del gobierno de Maduro que necesita de la ayuda humanitaria de nosotros y, como tal hay que dejarlo entrar al país, para que nos cimbre de esperanzas que quien quita que nos ponga a valer más que el Petro de Maduro, pero lo que no me gusta a mí no sé a ti es que quiere que le sigamos regalando además de la comida, la gasolina a los colombianos y que sigamos siendo el pobre país que nos quieren imponer la tropa de cancilleres a la peruana y, que sigamos empujando el dólar paralelo más arriba, pero una vaina sí te digo Amaranta y, es que el señor Ramírez es ponderoso, bien enclinchado, risueño y terciado de postín que quiere relinchar a su placer de yo no fui como de hombre de negocios entre los mandamás del pasado, que posiblemente cuando pase a la posteridad de sus días hay que buscarle un buen lugar cerca del edificio de Pdvsa que lo siembre como la figura que no debimos perder, que nos dé fe de vida de soldado batallador sin parangón de alabanza y con un letrero pintoresco de revolucionario conservador: "hurgue, pero no espere más de él que se lo llevó todo y no dio la cara por su bravura contra Maduro", de quien discrepó por dictador y ahora resguardador del neoliberalismo en acción y a nosotros como un enlatado más que nos viene de afuera en las cajas de los claps lo pasaremos a la comitiva familiar.

Lo cierto es que perdí mi tiempo leyendo el artículo de Rafael Ramírez y, ahora pierdo un trozo de mi espacio escribiendo "esto" (no lo acentúo, por ser neutro y además no se presta a confusión de ambigüedad y, lo hago porque el señor Ramírez en varios párrafos lo acentúa que quizás para él no tiene importancia, pero para nuestras reglas castellanas sí, que un líder como él debería saber y respetar y, no sólo eso Amaranta, sino que ahora le dio por acentuar no, es decir, me fijé que ahora escribe "Nó", me parece que quiere afincarse con ese no acentuado, haciéndonos ver que es tajante, que es una prioridad meriroria negar con más énfasis lo que a él le dé la gana (o lo inventó como ingeniero que es) y otra cosa que tambien observé es que que dé del verbo dar le es igual a la preposición de, no particulariza que a lo mejor por haber sido presidente de Pdvsa daba lo que no era de él sino del Estado venezolano, y como tal le daba igual el verbo como la preposición a manos suelta.

No sé si los grandes hombres nacen o se hacen, pero en tal caso, Ramírez, nos trata de demostrar que como él no hay dos y, con Maduro o sin Maduro él es de una clase que no es fácil obtener de la noche a la mañana y, que por supuesto él se preparó para eso y tuvo su acertijo de vida que fue Chávez que a más de uno lo llevó a la cúspide de su talante profesional de estar en el poder hasta que Dios mande o también él tuvo como deseo seguir teniendo como los adecos que querían que los pusieran donde hubiera y, todavía Ramírez no se da cuenta que le llegó su hora y, recuerdas Amaranta cuando, en el pueblo decían: "Busca tu charco cacuá" y, me sale recordar a la abuela cuando decía: "A perro huevero, aunque le quemen la trompa".

Nicolás en vez de echarle los perros a Ramírez, lo debió nombrar el protector de Venezuela en el exterior donde se halle, que sería como nuestro arcángel no caído de la CEV sino del cielo, pero resulta que tiene pensamientos infames que lo desbordan tal como está el Orinoco ahora que sin querer hace daño, aunque él es un líder "más" (otra falla, no sabe cuando acentuar el más) regio que -Teodoro en su tiempo- que actúa desde el exterior sin lugar fijo, ya que cambia por lo regular como el camaleón, en cambio Teodoro se enconchó en su guerra de guerrillas en el Jardín Botánico de la UCV y no tenía ningún órgano que le publicara sus partes de acción y, además allí aprendió a disparar los obús de nuestro socialismo camuflado que nos llevó a seguirlo como un santo patrón de la originalidad nada concebida, que en alguna parte del país andará pagando todas sus aventuras fluctuantes de padecimientos ingratos con el beneficio de la duda de muchos cercanos a él. Pero en sí Ramírez es más esbelto en su forma de influir en contra del gobierno de Maduro y de convencernos que él es el líder que debió seguir siendo de la revolución con sus cargos.

Creo que lo más posible -Amaranta- no tengo con quien más conversar que, en cualquier artículo en lo adelante Ramírez nos va acentuar su "yó" como el superhombre que quiere ser no a lo Nietzsche.

 



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Esteban Rojas


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