El primer error lo cometimos nosotros cuando le escuchamos al presidente Nicolás Maduro la cifra de 1800 Bs.S como salario mínimo; enseguida sacamos la cuenta con respecto del bolívar fuerte y aquello era un golpe de ceros a la derecha que daba miedo; somos tan humildes y estamos acostumbrados a ganar tan poco que no lo podíamos creer, tuvieron que salir los funcionarios del Gobierno a confirmarlo; y los comerciantes que siempre se burlan de la revolución, esos a los que les estrechan la mano, se la aprietan con fuerza, para estremecerles el brazo hasta el hombro en demostración de afecto y sinceridad plena, riéndose panza arriba firmando los precios acordados.
Y todavía seguíamos sin entender aturdidos por el nuevo sueldo y la primera lista de precios, en la que el Gobierno sacaba la cuenta y aún nos quedaba un montón de soberanos; pero llega la otra lista con los productos de higiene personal, la corrección de algunos alimentos de la primera, los precios de las cajas Clap y, amigos y amigas, este nuevo salario se jodió, va en caída libre.
Empezamos a comprender la risita burlona de los comerciantes y empresarios. Apenas han pasado unos pocos días de la aplicación de las medidas y los fulanos precios de solo una parte de los 50 productos, y ya tenemos que optar entre andar hediondos a zorro o comprar un kilo de carne de primera a 140 Bs. S, porque no es cualquier cosa pagar por una bolsa de Ariel de 1000 gramos 360 Bs. S.
Y a todo esto tenemos que agregar que son muy pocos los negocios que venden los productos con los precios acordados; esos mismos comerciantes que abraza el Gobierno escondieron los artículos, y quien los expenda argumenta que compró más caro en el mercado negro, y él tiene que meterle un porcentaje adicional por el riesgo que corre si lo denuncian y le cae la Sundde, total de los totales, el pueblo sigue sufriendo las consecuencias comprando mucho más caro.
Ya no vale nada el nuevo salario. No hay que hacerse ilusiones. De la misma manera aumentará el costo de los servicios públicos o, mejor dicho, el día que vuelvan a funcionar en este país la electricidad, el teléfono y el agua, como debe ser, no se podrán pagar con esos piches 1800 Bs. S, incluyendo las ayudas del Presidente mediante el Carnet de la Patria.
Nunca he entendido las conversaciones del Gobierno con los empresarios y comerciantes, todavía conservo en la memoria aquella vez, poco después del triunfo de Maduro, a Lorenzo Mendoza en la televisión explicando sus medidas economía luego de un supuesto acuerdo con la revolución y, al otro día, adrede, incrementaron los precios.
No tengo dudas de que la historia se repite. Los comerciantes y empresarios se la juegan todas para acabar con el poder adquisitivo de los venezolanos, que el pueblo pase hambre y lo están logrando. Seguimos en la misma situación o quizás peor.