Quinto malo

Los huevos en la guerra económica

Creo que las gallinas no han dejado de poner. Sobre todo en esos lugares sórdidos y contranatura -propios al capitalismo- donde las gallinas son obligadas a producir las 24 horas de cada día, manteniéndose despiertas.

Pese a que las gallinas no han dejado de poner, sin embargo no es fácil encontrar huevos en Venezuela, a menos que las y los consumidores, estén dispuestos a pagar lo que sea por ellos, correr desesperadamente de un lugar a otro hasta ubicar dónde los hay, calarse unas inmensas colas y pagar (preferiblemente en efectivo, para contribuir con el contrabando y mercadeo ilícito de nuestro papel moneda: otra cara de la misma guerra económica) lo que sea, por esos alimentos ricos, especialmente, en proteínas y grasas.

El huevo está metido en medio de la guerra y hay quienes prefieren ignorarlo o aparentar que no lo sienten. ¡Qué huevo!, dicen muchos en tono de queja, pero casi nadie hace nada, ni siquiera las instituciones gubernamentales con responsabilidad en evitar las especulaciones.

Pongo el ejemplo del huevo, pero también podría ser el de cualquier otro producto de alimentación básica. El huevo puede ser «hecho en casa» si, por ejemplo, hubiésemos hecho caso al Comandante Hugo Chávez cuando propuso la construcción de «gallineros verticales» hasta en edificios de apartamentos.

Preferimos seguir siendo cómodos, rentistas y dependientes, tal como nos lo impuso el capitalismo, luego de que de nuestras riquísimas tierras brotara petróleo, hace un poco más de 100 años. No logramos salir de un pensamiento neocolonizado y dolarizado que sigue determinando hasta a las más progresistas pero alienadas formas de gobierno.

Desde cuando se desató la guerra económica que actualmente padecemos, el Imperio colocó su acento en nuestra debilidad de ser un país improductivo y dependiente que, además, los procesos de distribución tampoco nos pertenecen (al menos en su gran mayoría). Rubros relativamente pequeños e «insignificantes» como el de los huevos, son magníficados y el consumidor entra en desespero cuando no los consigue en el mercado, o los consigue cada vez más caros.

Creo que la «estrategia de ventas» más exitosas que han tenido los hueveros es la actual, en la que han obtenidos los ingresos más cuantiosos y hasta han podido darse el lujo de esconder los productos o botarlos en toneladas, sin que ello afecte para nada su tramposo negocio ni sus cuantiosos ingresos.

Por su parte, los más rabiosos y «radicales» consumidores se han atrevido a proponer el «boicot» como forma de lucha, pero ninguno se mueve a organizar los descontentos sino que se limita. a mensajitos encendidos, de tuíter o guasap.

Los huevos, en la guerra económica desatada contra Venezuela, parecen demostrar que esta puede seguir siendo tan impopular como la sentimos, pero también muy prolongada, como la percibimos.

Creo que la discusión, el debate y la organización del Poder Popular en torno a estos temas, es cada vez más urgente. Al partido o a los partidos de la Revolución Bolivariana, corresponde encabezar y liderar esta tarea. No es siquiera un asunto de Gobierno. El presidente Nicolás Maduro ha hecho y está haciendo lo que le corresponde. Hagamos nosotros nuestra tarea, lo que nos corresponde. De lo contrario difícilmente venceremos.

 

 



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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