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La señora Mitzy se lo venía exigiendo: "- Tienes que hacer algo Andrés, ya esto no aguanta un día más. Tienes que pronunciarte, no sé como lo harás, pero lo debes hacer de una buena vez…". "-Sí, mom", le respondió a su suegra, él quien masculla bastante bien el inglés, y que en la situaciones más complicadas prefiere usar el idioma de Shakespeare al suyo. Andrés meditó muchas formas de lanzar su escabroso pronunciamiento: que si por carta, que por rueda de prensa, por un artículo o… mediante un twitter…
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Doña Mitzy se lo planteó un día clarito en una discusión en el jardín de su bella casa en la playa: "-Tendrás que decidir entre Antonio y Chávez… porque si fue cierto que Antonio mató a doscientos presos debes tomar en cuenta que ésos eran simplemente presos comunes no políticos, en cambio, a cuántas personas preparadas, meritócratas, les ha destrozado la vida tu Comandante…". No sea crea: pero ese tema de los doscientos muertos es un gran cadáver que se aparece por todos los resquicio del alma de los Ledezma, y del cual hasta han echado mano, en ocasiones, en enfrentamiento dentro de la propia MUD para descalificar a don Antonio ducho en tantas lides, y así sacarlo de circulación, como veremos.
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Andrés e Isabel Ledezma vivían su idilio más intenso cuando el Presidente Chávez sucumbía bajo los dolores más intensos y estaba al borde del sepulcro. Pero el amor no conoce de linderos políticos, y don Antonio cada vez que se encontraba con su yerno le decía: "-Yo esto lo veo cada vez más feo, Andresito, y no quiero que mi hija tenga que sufrir tanto a tu lado. Podría esto tener un final terrible estando tú de por medio…". La opinión de la suegra, doña Mitzy, era más tétrica: "- Debieron habérselo pensado ustedes cuando se metieron en este desastre; antes de llevarnos a este horrible comunismo, porque mire mijito, cuando el perro se muera se acabará la rabia, ese es mi consejo, y debes decidirte cuanto antes: él o nosotros…".
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Andrés, en su amor por Isabel estaba asediado y atenazado por mil conflictos y temores, y entre Antonio y Chávez cada vez se le hacía más evidente que él no había nacido para ser ningún revolucionario. Que se la pasaba mintiéndose a sí mismo en todo lo que hacía en esos fulanos ministerios. Que ya estaba cansado de estar sosteniendo en todos lados unos valores que en definitiva no le importaban un pepino... Ardían las calles con espantosas guarimbas, mataban a Robert Serra y a Otaiza; un grupo de altos oficiales planificaban bombardear Miraflores y lo más grave aún para él, don Antonio planificaba su fuga… "-Cuando yo me vaya demasiado…- le dijo a su yerno- tú también deberás estar listo de mente para que nos acompañes… allá lejos seremos felices, y … comeremos perdices…, hijo querido". Ese fue el día cuando se abrazaron, y quedó sellado el… adiós a Chávez.
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Toño Ledezma hombre de voz gruesa (de seudo locutor), quien desde muy joven juró sacarle el jugo a sus peculiares cuerdas vocales pero no como cantante o animador de programas frívolos sino desde ámbito de la política de partidos... que es casi lo mismo. Estudió en el mismo liceo (¡cuántos recuerdos!) en el mismo en el que yo comencé mi bachillerato, en el liceo Juan Germán Roscio, allá en San Juan de los Morros. En ese querido liceo donde estudiaron mis hermanos Argenis, Alirio y Adolfo…, cómo no contarlos...
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Toñito Ledezma no tenía fuelle para el estudio (eso no era lo suyo) sino para la política de partido, insisto, para el debate, para las reuniones extenuantes y divagantes, para las comidillas y los chismes, y desde muy chamito encontró su destino haciéndose dirigente adeco. A los ocho años lo cargaban sus padres vestidito de liquiqui para los momentos especiales. Tenían sus padres con qué proyectarse por las relaciones de su familia con grandes carcamanes del poder, del comercio y del Partido del Pueblo. Cuando llegó a la adolescencia, se hizo muy alebrestado y podía vérsele discutían sobre el destino de su partido en un famoso garito llamado Cueva de Tigre.
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En el liceo Roscio, Toñito hizo sus primeros pininos, digo, como dirigente adeco: encumbrándose como miembro ad honoren del centro de estudiantes, y este logro está anotado en su currículo como uno de los hechos más relevantes de su vida. Se hizo un chamo muy sociable y hablachentoso, y toda su cultura la asimiló escuchando a los habladores de pasillo de su partido. Nunca pudo leerse un libro, ni soportaba las novelas de Rómulo Gallegos, tampoco las poesías de Andrés Eloy Blanco. Lo suyo eran las telenovelas y las carreras hípicas y en eso congeniaba muy bien con el súper dotado adeco carabobeño, don Humberto Celli (quien llegaría a ser Secretario General de AD).
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Solía Toñito decir para sí mismo desde muy joven: "Este catire se venderá caro, yo aquí en este pueblucho de San Juan de los Morros no cojo cría ni amarrado con "sortija"…".
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Al terminar el bachillerato, sin ganas de seguir en esos menesteres de asistir a clase, le pagó a unos amigos para que le ayudaran a terminar la carrera de abogado en la universidad Santa María (presentado los exámenes por él). Esta universidad se caracterizaba por ser la más pirata de Venezuela (aunque reconozco que hubo profesionales que lograron distinguirse a pesar de haber obtenido su título allí, algo milagroso realmente).
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Toñito era de los que decía: "Yo no soy de los valgo por un título, sino todo lo contrario, es el título el que vale por mí". Porque Toñito fue de la misma promoción de la barragana del presidente Jaime Lusinchi, doña Blanca Ibáñez. Ese año de jolgorios y triunfos adecos, en la Universidad Santa María, se colaron como doctores un montón de adecos. En aquella época se hacían carnavaladas con los títulos en el Ministerio de Educación, por ejemplo, como pasó con aquella meteórica figura adeca (que acabó en pamplinas) llamada Héctor Alonso López a quien le dieron el título de bachiller por Secretaría ¡VERÍDICO! Y fue así como Toñito se hizo, pues, todo un orondo abogado de la república, y le puso a su carro una enorme placa con el susodicho título para que lo respetaran (por si acaso lo chocaban, los copeyanos…).
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Con ese título a cuesta y su vozarrón grave y terso, a Toñito el mundo se le hizo requete chiquitito. De ahí en adelante comenzó a recoleccionar títulos como quien reúne estampillas, barajitas para álbumes de futbol: cursitos de dos semanas en IESA para Gerencia o Administración, uno de veinte horas sobre "Legislación del Trabajo" o de doce horas "Cómo Hablar en Público". Todos sus diplomas los coleccionaba y los pegaba en su oficina de la Casa del Partido del Pueblo junto a las fotos de Rómulo Betancourt y Gonzalo Barrios.
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En aquel país con jeques partidistas de voces apagaditas, y tuertos fisgones y parapléjicos, los ciegos de voces graves y entradores como Toñito se cotizaban bien alto, como proto-reyes y mandamases, y ya a los 24 años este gallito sanjuanero llegó a ser diputado a la Asamblea Regional Legislativa del Estado Guárico. Y a los 29 años viene y da tremendo salto y pasa a ser diputado del Congreso de la República. Iba imparable y afortunado. Y a los 37 años pasa a ser gobernador del Distrito Federal, dejando a muchos dirigentes de su partido bien apabullados. Como gobernador se destaca ante los ojos de Carlos Andrés Pérez por asesinar a más de 200 presos en el Retén de Catia, y por esta misma razón Carlos Andrés Pérez llegará a decir: "A este meritorio joven le veo un gran destino dentro de los nuevos cuadros del partido. Lo valoro y le veo un destino promisor…!". Y el joven gobernador sabía defender muy bien ante los medios; cuando fue acosado por la prensa nacional e internacional movió con harta habilidad su voz grave y verbosa, respondió por todo el cañón: «Lo del Retén de Catia tiene vinculación con la insurrección golpista, porque no hay duda de que lo que se pretendía era crear un caos en Caracas y que salieran a la calle más de 3.000 reclusos y eso tuvo que controlarse a costa de muchas vidas. Tengo mi conciencia más pulcra de los que muchos se imaginan. Lo he dicho y lo diré siempre, a Dios gracia…».
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Luego salta don Antonio a senador de la República, pura manguangua entonces en aquella destartalada democracia, y ya se presiente nuestro personaje sucesor de CAP en Miraflores cuando… se le atraviesa no Chávez sino Henry Ramos Allup, por lo que decide junto con éste unir fuerzas para apuñalar al caudillo David Alfaro Ucero. De aquí en adelante su histeria se volverá callejera y ultra-guarimbera, no tanto contra los chavistas sino por un método para desconcertar e ir deshaciéndose de sus viejos conmilitantes adecos.
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Tendrá que vérselas con lo que él llamara "la larga pesadilla del chavismo", y será en esos menesteres cuando logrará casar a su hija Isabel con el ministro Andrés Izarra. Él verá en Andrés a un hombre con las mismas ambiciones que le dominaban cuando aspiraba llegar lejos allá en San Juan de los Morros; lo miraba como a alguien decidido a venderse caro en la vida, además de percibirlo como a un buen muchacho que sabe escuchar y que es capaz de entender el "drama pendular y fatídico de su país".
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Andrés amó a su suegro desde el primer día que lo conoció sobre todo por su poderosa voz de locutor que sabía penetrar hasta en las entrañas de los seres más confundidos. Toño y Andrés se han llevado de siempre muy bien, mucho más allá de lo que mucha gente imagina. Toño consideró que sería cosa de tiempo para que su yerno Andrés comprendiera en el gravísimo error en que andaba metido apoyando al funesto comunismo chavista, y por eso le permitió concederle la mano de su hija. Y no se equivocó. Andrés no sólo denigró de su antepasado sino que ahora parece haber callado para siempre: "Gracias, hijo, -le ha dicho muchas veces don Toño-: tú eres el hijo varón que quise tener, qué grande es Dios, tú me has dado lo que me faltaba…".
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Buscó pues don Toño Ledezma, el subterfugio de una detención para cotizarse alto en las bolsas y con los más bolsas de Madrid, Miami y Bogotá y lo… detienen. Luego le sobreviene una cadena de dramas con guiones que parecen hasta elaborados por su yerno Andrés: retruécanos de prostatitis, diarreas sibilinas y sofocones climatéricos casi a diarios hasta que protagoniza lo buscaba con apoyo de la poderosa prensa mundial (todo con la asesoría de Andresito):… la más espectacular fuga jamás conocida en la historia universal burlando 29 puestos policiales de la más horrorosa dictadura nunca vista por los terrícolas... Andrés quedará enamorado y estupefacto de esta espectacular huida que le pareció una escena similar a la que protagonizó Steve McQueen en la película "El Gran Escape".
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Luego de su huída, este pícaro de siete suelas, prócer protervo de la oposición declaró para el mundo Bogotá: "Ésta, mi grandiosa fuga sé que será llevada al cine en Hollywood, ya me lo han comunicado y que el protagonista será Tom Hanks; gracias, mil gracias, pero esta huida no ha sido sólo un esfuerzo mío, sino de mucha gente, desde el guardia nacional que me reconoció (…) y me picó el ojo, o desde el militar que al descubrirme me abrazo y me dio una ayuda solidaria con un abrazo multimillonario en sudores fríos y temblores amables…. Muchos creen que son todos incondicionales, pero hay militares que sienten ahorita mucha vergüenza de no defender sus presillas como les corresponde… De eso estoy muy seguro, escríbanlo…".
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Encontrándose en Bogotá tuvo un impasse horrible con Julio Borges a quien don Antonio le dijo a boca de jarro: "-Qué vergüenza, carajo, como te robaste el dinero del Premio Sájarov…". Verdaderamente cómo se odia esta gente de la oposición. Entonces Borges le increpó: "-¡Tú!, ¡venir a hablarme a mí de vergüenza, nojoda, cuando asesinaste a 500 presos indefensos en Catia, asesino!, asesino!". A lo que don Antonio le respondió: "No te me alebreste, inmundo cobarde, que huiste como una rata de Venezuela porque mataste a un niño de ocho años y no diste la cara, y hasta utilizas la política para encubrir ese crimen.... Asqueroso!".
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Y fue poco después cuando estallo aquella bomba de don Andrés a través de un twitter, al fin complacía a doña Mitzy: "¡Cambio de gobierno ya!" Evidenciaba el yerno su gran preocupación por el rumbo del país…
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A la altura del día de hoy, luego de su fuga, don Antonio ha recorrido en avión unas 180 mil millas. Todos los días habla con sus hijos Isabel y Andresito. Ha recorrido veinte de las capitales más pujantes del mundo. Se ha hospedado sólo en hoteles cinco estrellas y ha comido en los más exclusivos restaurantes del mundo, sudando la gota gorda, fría y súper macerada. Su mujer Mitzy, ha comprado en todas las tiendas y joyerías más fabulosas de París, Londres, Nueva York, Washington, Madrid, Viena y Frankfurt, y en estas compras nunca olvida a su querido yerno: le escoge detallitos cuchis, que si un i-phon o una tablet, un relojito o una chaqueta, en fin se trata de otra prole, de sus hijitos Isabel y Andrés.
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En saliendo doña Mitzy del restaurante Blue Water Grill Union Square, luego de protestar frente a la sede de la ONU por la presencia de Maduro, pudo decir a todo pulmón a la prensa: "La hambruna en Venezuela –muy propia de los regímenes totalitarios comunistas y de las economías controladas por el Estado– constituye un auténtico genocidio, y por esta terrible causa fallecen mujeres y hombres diariamente, y 300.000 niños corren el riesgo de morir desnutridos…", y luego le pregunta a su yerno: "-Tú tan experto en medios, qué te parecieron mis palabras", y Andrés le responde: "Great, great, mom…".
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El lugar preferido de la familia Izarra-Ledezma es Madrid, aunque ya conocen muchos lugares de Europa .Cuando pasean por Madrid, Antonio Ledezma suele ser atajado por multitud de venezolanos para los que él sigue siendo el "alcalde universal". Una mañana reciente de camino a una cafetería de la calle Génova, cerca de su casa, le reconocieron cuatro jóvenes compatriotas y una de ellas se echó a llorar desconsolada, clamando que quería volver a Venezuela, a don Antonio se le salieron las lágrimas. Pero él siempre es muy didáctico en sus consejos, mucho más que Manuel Rosales y les dice: "Hay que ser optimista, es lo único útil" (¿se puede ser optimista en lo inútil?), y lo invita a tomar café o algún rioja en una tasca en nombre de la crisis humanitaria de Venezuela, siempre reflexionando "sobre las penas de los más de dos millones de venezolanos que han huido del caos y la miseria...".
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El exalcalde metropolitano de Caracas ya lleva un año residenciado en Madrid donde le está buscando un trabajo a su yerno, en una oficina para atender según él a "unos 250 mil venezolanos que han huido de la dictadura de Maduro". Don Antonio, doña Mitzy y Andrés se han erigido en portavoces de decenas de miles de compatriotas en situación precaria e irregular en España. Al parecer Andrés se encargará de dar respuesta a los que llevan años solicitando asilo, a los que se sienten desamparados ante las negativas y demoras a la hora de homologar un carné de conducir o un título universitario. Y por eso Ledezma le ha dicho a su yerno: "Tú en este calvario tendrá que convertirte en el sub-alcalde del alcalde de facto de esta comunidad, reuniéndote periódicamente con grupos de afectados y presionando a los líderes políticos españoles para que tomen medidas de protección".