Ironía

El realismo mágico es de Cervantes en el Quijote, lo fantástico. El realismo ingenuo es de Albert Einstein, lo tangible medible en la física clásica cuántica relativista, constituyen realidades límite repugnantes, realismo ingenuo/realismo mágico, en los extremos de los realismos, la contradicción, y en medio, la solución, o sea, impulsivo realismo difuso, realismo gris, realismo sombrío, realismo borroso. Entre los extremos contradictorios narrativos, la saludable solvente solución sorpresiva. Entre lo ingenuo/lo mágico, entre natura/persona, algunos de los más de 8 millones de casos límite contradictorios, a su vez, contenidos del continente borroso difuso, del ser/noser, de la modernidad ilustrada originaria de la literatura védica upanisha sanscrita, entre los atributos límite antagónicos dialécticos, realismo mágico/realismo ingenuo, humor sombrío/humor soleado, burla/escarnio, ofensiva/defensiva, exceso/defecto, existe el tercio incluso aristotélico (1/2), engastado con la ironía natural humana, entre los manifiestos límbicos metafóricos, onda/partícula, en los extremos la contradicción, y en medio la solución, la ondícula, ahí está la ironía natural humana en la ondícula oculta opaca con el tercio incluso estagirita de optimalidad ortogonal pitagórica en resultas optimas perfectibles como resolución remediable reparable, que alguien ha de despertar y desarrollar, como desarrollar la inteligencia, la voluntad, la libertad, la responsabilidad, la sociabilidad y la sensibilidad, en sí, la dignidad humana, y el respeto a la hermosa ironía chispeante, que encuéntrase oculta en todos los casos límite contradictorios.

Redúcense todos los realismos límite repugnantes, al díptico revolucionario avanzado, natura/persona, continente que contiene los contenidos de Quintiliano, a saber, espacio/tiempo, modo/motivo, hecho/herramienta, y en medio, siempre el impulso, el tercio incluso aristotélico, (1/2), siempre la ironía como verdad profunda cortazariana, verdad andarina golondrina ramossucreiana, verbo rector encarnado en la irónica narrativa cervantina.

Todos los verbos son borrosos, a él tienden y de él trascienden los aspectos límite contradictorios, a saber, sujeto/predicado, forma/contenido, lo afirmativo/lo negativo, lo hipotético/lo categórico, lo problemático/lo asertórico, lo deductivo/lo inductivo, lo conceptual/lo juicioso, lo definitorio/lo conceptual, lo explícito/lo implícito, todo entorno a la cópula, al verbo rector, y a la manifiesta contradicción irónica, cum discrepante, que se ha perdido desde siglos. Y que está en los más de ocho millones de casos límite contradictorios, fundamentalmente en la ofensiva/defensiva, en que se validada y supone la ironía, la satírica centellante existencial en igual cantidad de verbos como se tengan en humor y fina burla disimulada. Y si a ella tienden y de ella trascienden todos los aspectos límite antagónicos, cum discrepante/nemine discrepante, ofensiva/defensiva, entonces, la ironía hace las veces de tercio incluso aristotélico (1/2), cópula cúpula graceja fina chispeante que a hermosa sátira chistéale. Si con límite, se hace todo, idem con la borrosidad, también con la ironía, como punto crucial decisivo, ahora, un medio (1/2) borroso irónico, en donde se concentra la borrosidad, la grisura, contraste escarnio sorprendente.

Ahora esto es con el verbo rector de toda narración, en que hay un narrador y su detractor, una acción y su contraposición, un espacio y su tiempo contrariado, protagonistas y sus antagonistas, enlaces y desenlaces, supuestos elementos válidos obligatorios límite contradictorios, lo que enseña que junto al verbo borroso está la narración borrosa irónica escondida, esperando ser retomada, pues se quedó con el Quijote. Si todos los verbos son borrosos, se explica que toda narración es borrosa irónica humorística. Más aún todavía, es más borrosa la narración, si no le faltara, lo que le falta a la política y le falta a la filosofía, si la narración borrosa se llenara de la hermosa cosa chispeante siempre, de la ironía humorística inteligente de la fina burla disimulada.

La ironía es arma literaria dialéctica ofensiva y defensiva (ALDOD), entre lo débil/lo fuerte, lo fingido/lo evidente, ataque frontal/ataque camuflado, entre argumento lógico/argumento ad hominem, entre herir por los mismos filos/herir por los diferentes filos, entre simular/sincerar, entre disfraz/muestra, inteligencia/torpeza, fondo/forma, entre humor/seriedad, mordacidad/gravedad, optimismo/pesimismo. Llevada, la ironía, por una contradicción; por una borrosidad; llevada por lo contrario de lo que dicen y significan las palabras; llevada por las palabras y las cosas que no siempre son lo que parecen, llevada por el trecho estrecho arrecho del realismo ingenuo y del realismo mágico, entre lo mágico/lo real, entre Cervantes/Einstein. Llevada, la ironía, por los casos que no siempre han sido lo que son, lleva por el humor y la fina burla disimulada. Llevada por la sensibilidad lingüística factual y potencial del alma humana, llevada por la memoria y el raciocinio, por el buen uso de las palabras, por acepciones, significantes, significados, significaciones, significatividades. Llevada la ironía por la habilidad para la distinción y la singularidad, por la separación de lo bello de lo chabacano y espurio. Llevada la ironía por el discernimiento y la curiosidad, por la distinción y la separación de lo correcto de lo incorrecto para ir más allá de lo pensado, dicho y hecho hasta ahora. Llevada la ironía por una contradicción, por la borrosidad, por las homónimas límbicas homófonas, cima/sima de la política y de la filosofía, con satírico golpe feroz cesarvallejoiano. Llevada la ironía por el beneficio benigno humano jurisprudencial de la justicia borrosa equitativa cervantina entre las jurisprudencias límbica borrosas, lo divino/lo humano, lo justo/lo injusto de la modernidad ilustrada originaria romana. Llevada la ironía por la undívaga suprema verdad profunda cortazariana, por las tesituras reticulares dinámicas bornianas borrosas koskoianas, por las continuas difuminaciones espectrales de las optimalidades ortogonales pitagóricas de óptimos resultados inmejorables.

Puesto que el hombre es un ser frontero ortegaygassetiano en perpetua disipación sobrecogedora, de las fluctuaciones de entes límite encontrados, en donde se ha engendrado el concepto de límite, como libertad, llevado por la liberación de las limitaciones limitadas entre el cero y el uno, en que aparece la partícula partitiva viva telellevada cuántica (1/2), raciocinio humano innato sabio que se activa, entre lo consciente/lo inconsciente, entre la cordura/la locura, bondad del tercio incluso aristotélico (1/2), de exceso/defecto, análoga estructura de una sucesión armónica de tensiones opuestas heraclitoianas, de ofensivas/defensivas, en que está engastada la ironía, puesto que todo lo intersticial de las fluctuaciones de casos límite contradictorios, tienen su color gris, producto de la combinatoria eterna binomial opositiflora, negro/blanco, flexionado punto topológico borroso (1/2) de máxima grisura irónica.

Si la política ha adolecido de la filosofía, a según Pepe Mujica, y la filosofía, ha vuelto sus espaldas a la modernidad ilustrada originaria, a la literatura quijotesca cervantina, entonces sea dicho que a la política le ha faltado la ironía, cosa hermosa chispeante. Por lo que a la derecha venezolana le hace mucha falta volver a Platero y Yo. Porque humanizarse pueda, de onagro a maburro.



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Miguel Homero Balza Lima


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