Luchar contra la corrupción amando el maldito capitalismo?…

  1. Frase popularizada por Thomas Hobbes: "Homo homini lupus": 'el hombre es el lobo del hombre". Donde están dos hombres hay un conato de conflicto (solapado) que sólo puede ser apaciguado, matizado o edulcorado con la educación o el fingimiento. ​
  2. En el mundo capitalista, desde niño, se nos prepara para imponernos sobre los demás, para competir, ser el mejor, despreciar al fracasado y al débil, y si es posible no dejarle campo a nadie en una desaforado lucha por acapararlo todo.
  3. El combate contra la corrupción sólo es posible forjando una gran coraza moral, de conciencia y de formación a través del conocimiento, de la praxis, de la lectura. Y aún así todo esto no es suficiente. Hay naturalezas que nacen tan torcidas y que a la vez vienen provistas de unas artes especiales para disimular honradez y lealtad, que causan estragos morales y resultan pavorosamente destructivas en la sociedad.
  4. Por todo lo anterior, es muy peligroso cuando copiamos modelos extraños para tratar de organizar nuestras instituciones. Por eso Bolívar dijo: "La influencia de la civilización indigesta a nuestro pueblo, de modo que lo que debería nutrirlo lo arruina". Por su parte Lucrecio sentenció: "No puede un cuerpo salir de su naturaleza sin que lo que era haya dejado de ser".
  5. Hay políticos, que se llenan la boca hablando de "progreso" y de "desarrollo", creyendo que esos supuestos planes de avanzada por sí mismos nos podrían sacar de abajo. Mucho cuidado. En 1749, la Academia de Dijón propuso el tema: "El progreso de las ciencias y de las artes ¿ha contribuido a purificar o a corromper las costumbres?". Vean ustedes lo que al respecto respondió Juan Jacobo Rousseau, quien concurrió a dicho certamen con el trabajo: "Discurso sobre las artes y la ciencia".
  6. Esencialmente proclamaba Rousseau, que la cultura de Europa estaba en manos de mediocres y desvinculadas de la vida; se planteaba preguntas que provocarían horrores en ciertos dirigentes de la Venezuela actual, preguntas tales como "¿Qué aportan todos los diletantes que se entretienen en los laboratorios, o los libertinos que no dejan de hacer, a cada paso de sus limitadas trayectorias, sutiles distinciones y que con eso creen que salvarán a los pueblos?".
  7. En aquella época, la cultura estaba dominada por presuntuosos académicos y divagadores de pasillos, foros y tertulias; gente que no estudiaba ni investigaba con profundidad los temas cruciales de la sociedad, que carecía de criterios propios, de valor y seriedad para encararlos. Querían sólo ostentar cargos y oficiar como profetas o sacerdotes en las discusiones antes que intentar esa lucha solitaria con las ideas y mediante la praxis entregarse al servicio del pueblo, para encontrar un verdadero destino, propio.
  8. Rousseau exigía que el conocimiento no se alejara de los valores y del medio que lo rodeaban, ni perdiera de vista la sencillez. Pensaba que detrás de la resplandeciente superficie de la denominada "cultura" y "progreso", avanzaba la sofistería y la flaqueza; afirmaba algo (que puede palparse en los proyecto de la derecha): las letras y la ciencia desparramaban guirnaldas de flores sobre las cadenas de hierro y frenaban en los pueblos el sentimiento de libertad para la que debían haber nacido, haciéndoles armar su esclavitud1.
  9. Juan Jacobo denunciaba que a consecuencia de estas influencias, se propagaban convenciones corruptoras y una uniformidad vil y engañosa en las costumbres, pues "todas las mentes parecían fundidas en el mismo molde". Y agregaba: "Se veía regir dondequiera la moda, la cortesía, el decoro; jamás la independencia o la originalidad. No había ya amistades honestas, ni verdadera estima, ni confianza profunda. En su lugar, sospechas, sombras, temores, odios, traiciones, se ocultaban bajo el inmutable y pérfido velo de la cortesía, esa jactanciosa urbanidad que debemos a la cultura de nuestro siglo2".
  10. El espectáculo de esa clase media intelectual feliz, pobre de espíritu, con manías de cortesanos, dóciles, muy apropiado para la servidumbre, mientras los tiranos y los ladrones como los empresarios y los explotadores extranjeros atentan contra nuestra independencia, contra nuestra tierra y arruinan nuestros recursos humanos.
  11. La historia ha demostrado que por culpa de estos diletantes de la política, nuestro país se degradó y fue por lo que entramos en la fase horrible del desastre durante la época del Puntofijismo. No tomamos el rumbo de los valores bolivarianos y nos dedicamos a ponderar lo valores del sensualismo materialista. Podría decirse que en casi todos los hogares se encuentra el sinfín de artefactos con los que muchos creían que se llegaba al progreso y el desarrollo de lo humano, pero nada de eso logró hacer de la gente menos perversa ni menos vil, por el contrario acabó haciéndose más manipulable, débil e indefensa.
  12. Necesario es reflexionar sobre el hombre que ya no debemos ser y sobre la influencia nefasta que tuvimos en el pasado, y que nos degradaron tanto, siempre imitando para creer que eso nos hacía "vivir", siendo que era lo más negativo y degradante: siempre confundidos anduvimos buscando fórmulas extrañas a nuestra naturaleza para tratar salir de abajo. Muchas de esas fórmulas eran elaboradas por el FMI o los cerebros de Washington.
  13. Nos veníamos adaptando a tantos modelos, y llegamos a despreciar tanto lo propio, que acabamos siendo unos zombis, sin norte, aspirando a ser una miserable copia de lo gringo o de lo europeo. Si los inventores de tantos estrafalarios negocios han sido los más dañosos, mil veces peores resultaron quienes les imitan.
  14. Nacen buenos los hombres -como lo planteaba Rousseau-, pero los procedimientos diabólicos que hemos erigido para subsistir: la viveza, la zancadilla, las necesidades perentorias del engaño y del ardid, nos obligan a perderlos para no verlos morir tan prontamente (cuando en realidad les matamos antes de nacer).
  15. Nuestra cultura es una inextricable mezcla de caracteres opuestos, con desniveles creativos extraordinarios. Por eso mismo, en América Latina el alucinamiento de la ciencia y la tecnología ha provocado tanto daño; el imperio de las redes sociales controladas desde estados Unidos, los estragos que ocasionan la droga, la trácala de los programas de televisión, el sin fin de máquinas y de virguerías electrónicas que abarrotan tiendas y mercados, todo ello ha engendrado una población sonámbula y ausente de la realidad además de ambivalente en política, cada vez más desorientada, que marcha feliz y desgraciada hacia la más vil de las servidumbres...
  16. Finalmente, dominada la tierra por el consumismo, y la arrogancia del mercantilismo más demencial, ya se le ha hecho creer a millones de seres en este hemisferio que la historia de dónde venimos no importa para nada. Que el egoísmo, la hipocresía, el engaño, la rivalidad, la división entre nosotros mismos, vivir como zombis consumiendo frivolidades, es el destino de la humanidad.

1 Juan Jacobo Rousseau su vida y su obra, Mathew Josephson. Ediciones Antonio Zamora, Buenos Aires, Vol. 10,1958. Versión castellana de Enrique Pepe. Pág. 160.

2 Ibid. pág. 160.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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