En su campaña contra Chávez y buscándole votos a Rosales, el doctor Granier nos lanzó la siguiente barbaridad: “Cuba era mucho más rica que Venezuela antes de llegar Fidel Castro al poder”.
Por suerte el mismo Batista –el dictador bonapartista derrocado por la
revolución- no está vivo para desmentirlo. En cualquier auditorio del
mundo, al decir lo que dijo, el doctor Granier hubiese sido rebatido
-incluso- hasta por el de más bajo nivel de los asistentes a su charla.
Si Cuba tuviera no el petróleo venezolano sino
el Orinoco simplemente fuera una potencia eléctrica capaz de poner a
producir bienes que ¡por ahora! sigue estando en incapacidad de hacerlo
por falta de elementos energéticos. Si Cuba tuviese la mitad de la
riqueza natural que posee el estado Bolívar, sin duda, fuera la
potencia más importante de América Latina muy por encima de Brasil y un
pueblo viviendo holgadamente aun cuando no hubiese socialismo
propiamente dicho.
Cuba,
cuando Batista, era una especie de colonia pornográfica para los
magnates de la economía estadounidense; los centrales azucareros eran
de capital extranjero; y su economía dependía esencialmente de las
mercancías ‘made in USA’. Tenía un enorme atraso en educación, salud,
ciencia y deporte. Era, al decir verdad, una nación subdesarrollada un
poquito más pasable que Haití. Si la revolución hubiese encontrado una
Cuba con la mitad de los recursos naturales o energéticos de Venezuela
a Estados Unidos jamás se le hubiera ocurrido decretar su bloqueo
económico, sino que hubiese lanzado una gran invasión con las armas más
sofisticadas para no dejarse arrancar esa apetitosa presa económica. El
bloqueo nace como una forma de hacer rendir y extinguirse la revolución
por hambre en un país casi sin recursos económicos. Aun así más de
cuatro décadas después, sin tener riquezas naturales energéticas, Cuba
continúa vivita y coleando por efectos de la solidaridad internacional
y por la voluntad inquebrantable de un pueblo decidido a ser libre.
La
mentira puede tener las patas más largas y correr más veloz que la verdad,
pero mientras ésta avanza segura hacia su triunfo sin caerse, la
primera anda de tropezón en tropezón haciéndose hematomas que la
conducen a una muerte por traumatismo generalizado. Los medios de
comunicación de la oposición no son vistos sólo por los enemigos del
proceso que lidera el Presidente Chávez, sino también por sus
partidarios, principalmente, para detectarle sus mentiras. Pareciera
que quienes lanzan sus gigantes mojones creyendo que nuestro pueblo se
los traga, desconocieran que existe una ciencia que se llama Historia
que vivió un tiempo y vivirá posterior y eternamente sin la ciencia
política. En ésta sí hay espacio para la demagogia y sus mojones,
pensando que los crean, pero en aquella toda mentira es repelida por la
verdad misma de los hechos tal como se produjeron y no como se inventa
para deformarlos. Decir que Cuba era más rica que Venezuela antes de llegar Fidel al poder, sólo puede ser obra de politiquería pero nunca de la sociología.
Es
perdonable que, por ignorancia, alguien cometa un barbarismo en
deformar una verdad diciendo una mentira, pero resulta imperdonable que
alguien conociendo la verdad verdadera lance una mentira `plenamente
consciente de su mala intención.