Paraute: el pueblo añú del Maracaibo contra el imperialismo petrolero

Para descolonizar hay que saber. Primero descolonizar consciencias. Sólo el conocimiento de la historia permite construir las conclusiones científicas para la liberación de los pueblos. En eso el Estado ha sido haragán, inconstante, demagogo.

La correlación de gastos en aras de promover valores delata de qué lado está el aparato burocrático: para los héroes fundadores de la Patria basta un ofensivo día de asueto; para la imaginería religiosa que nos impuso la Colonia, hay meses, monumentos millonarios y ferias. Para recordar las víctimas del genocidio indígena, nada.

El mesías petróleo, que es el camino para llegar al dios dólar, merece todos los sacrificios. Muchas vidas y hasta un inmenso lago para calmar la furia del superdios capital. Eso fue así desde los primeros tiempos.

II

Los gobiernos militares de comienzos del siglo XX venezolano, desde Juan Vicente Gómez en adelante, entregaron el país a extranjeros de Europa y Estados Unidos, que con suma facilidad les convencieron de recibir grandes sumas de dinero a cambio de dejarlos llevarse el petróleo que yacía en el subsuelo. Las concesiones fueron dadas a familiares de los dictadores, que a su vez las cedían en explotación al capital foráneo. Esos si eran rentistas.

Pero, en el caso del Lago Maracaibo, con riquísimos yacimientos petrolíferos en su lecho, además de la soberanía nacional de la República, se entregó la patria de un pueblo originario ancestralmente establecido, que ya había resistido la invasión colonial española, y que aún se aferraba a no abandonar los pocos poblados que ocupaba en sus orillas. El pueblo añú, mal llamado "paraujano", es, en la Doctrina Bolivariana, el "legítimo dueño" del estuario Marakai’mbo: Tinaja del Sol.

Paraute era uno de esos poblados, el más grande que quedaba en la ribera oriental. Paraute combatió la invasión europea de 1529 y su cacique Tomaenguola cayó luchando. Paraute estuvo con el cacique Nigale en la insurrección desde 1.600, y por eso el capitán español Juan Pacheco Maldonado, vengativamente, le prendió fuego con todas sus gentes. Fue el primer "Incendio de Lagunillas de Agua", como llamaban los criollos a Paraute.

III

Las empresas petroleras, transcurridos tres siglos sin calma, lo incendiaron de nuevo y definitivamente el 13 de noviembre de 1939. Más de ochocientas casas de madera alzadas en horcones sobre las aguas ardieron en llamas toda la noche. Las víctimas pasaron de mil. Nunca fueron contadas, mucho menos identificadas. No hubo registros, ni velorios; los más quedaron enterrados bajo el muro que presurosamente se procedió a levantar en el sitio. También hubo fosas comunes para decenas de anónimos carbonizados. Los curas dijeron que se trataba de un castigo de algún dios vengativo cual capitán español.

En pocos meses se perforaron múltiples pozos de petróleo liviano y semiliviano que abundantemente extrajeron por décadas las transnacionales. Así se fortalecieron las corporaciones energéticas y el propio imperialismo mundial.

López Contreras, el heredero de Gómez, bautizó con el nombre del conquistador Alonso de Ojeda, la proyectada urbe de tierra que sustituyó la arrasada forma de vida acuática de los originarios añú de Paraute.

IV

Descolonizar es luchar contra el olvido y la alienación. Es un esfuerzo tan cuesta arriba como el Paso de los Andes. Quienes hemos andado toda una vida en esta lucha, creemos que esta pelea es tan solitaria y dolorosa como morir quemado en medio de la noche en un charco de aceite. Y que luego nadie te recuerde.



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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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