"Si me engañas una vez, tuya es
la culpa; si me engañas dos, la
la culpa es mía."
Anaxágoras
Sumamente fácil, se le ha hecho a Rafael Ramírez, atacar al gobierno, y por supuesto a Nicolás Maduro; tan fácil, que lo hace en la comodidad de su autoexilio; saboreando en el exterior, el confort que le brindan las alforjas llenas de dólares. Por la otra parte la gravedad de la situación económica, la viene descargando en Maduro, con tanto cinismo, que difícilmente encontramos otro caso, con alguna semejanza, y todo es un relato, previamente concebido; faltándole poco para expresar: ¡Después de Chávez, solamente yo!
El señor Ramírez, parece que solamente lee, sus apuntes del domingo, y sigue creyendo en la fragilidad del gobierno, sin acordarse de un adagio muy popular de los llanos venezolanos: "Para agarrar guabina, hay que mojarse el trasero". Es tanta la desesperación en medio de su obsesionada ambición de poder, que constantemente viene repitiendo el mismo libreto, aprovechando las circunstancias de la grave situación, el cual nadie puede negar. Pero la pregunta encendida en la cabeza de millares de venezolanos, es ¿Quién o quiénes son los responsables? De manera irresponsable el "inmaculado" salido de PDVSA, descarga todo en contra de Maduro, y hasta los momentos, ha venido presentándose como un angelito blanco, de esos pintados en los cuadros, lo que le permitió al poeta Andrés Eloy Blanco, hacer un reclamo con su hermoso poema, hecho canción: ¡Píntame angelitos negros!
Lo cierto, es, que en medio de la situación del país, el ex gerente de PDVSA está pendiente de cualquier paso, y alocución del Presidente Maduro. El homenaje rendido por el gobierno, al firme e indoblegable Ali Rodríguez Araque –el Comandante Fausto–al despedirlo con el corazón en la mano, y la conciencia en la bandera, que cubría su ataúd; le produjo ciertos desconciertos, y cambios de colores; al extremo, que rápidamente respondió, como picado por un enjambre de avispas, aunque solamente sintió las punzada del verbo cortante, y esclarecedor de Nicolás, quien, antes tantos atropellos, aprovechó la oportunidad frente al cadáver de un hombre, visto en los últimos años, como un guía y maestro en la lucha revolucionaria, y además enfrentó cualquier dificultad con la seriedad, y gallardía que lo caracterizaba; un ejemplo muy concreto, cuando quisieron manchar el honor de su hijo Alí Fernando Rodríguez Fermín, por el supuesto cobro de comisiones con la venta de gasolina, y resulta que el acusado había fallecido 15 años atrás (en 1988), cuando tenía 13 años.
Las palabras de Nicolás Maduro, deben estar dándole vuelta en el pensamiento a Ramírez, como un cigarrón, cuando busca entrar en la cueva, y no es para menos; porque escuchar: "la podredumbre en la que cayó Pdvsa fue después de que salió Alí Rodríguez" Después se encargó Ramírez, y aun, cuando el presenta un hermoso panorama–el paraíso– para librarse de toda culpa; cuando precisamente, ahí, comenzó la debacle de la empresa, y las bandadas, a tal punto que han agarrado a varios allegados a Ramírez, con las manos en la masa, en lavado de dólares, en Estados Unidos, y no sabemos, si la justicia va actuar de manera severa contra estos corruptos, unos verdaderos grandes ligas.
Ramírez, se picó, porque escuchó la verdad, cuando menos lo esperaba y el dolor es muy grande, y por supuesto ese padecimiento le va durar un tiempo bastante largo. Parece que no durmió, porque al día siguiente se apareció, queriendo presionar a la opinión pública–un vulgar chantaje–pretendiendo descalificar a quien ha demostrado temple, y firmeza aprendidas de Alí Rodríguez Araque, el inmortal Comandante "fausto".