Optamos, gracias a Chávez, por ser bolivarianos, y una ola inmensa de pueblo se unió a la tarea descomunal por tratar de resucitar al más enterrado de los muertos de nuestra historia. Pero aquel muerto era un gran desconocido para ponerlo de nuevo a cabalgar junto al pueblo. Era un muerto cuya sombra volvería a imponer pánico en el mundo tal como en sus días lo hizo cuando avanzaba hacia la liberación de medio mundo, y cuando en el planeta, la siempre maldita Europa se confederó en SANTA ALIANZA para llamarle EL DEMONIO…

Al proclamar Chávez a Bolívar como jefe de nuestra revolución, se erizaron otra vez todas las pelucas reinales y virreinales, y su nombre resonó en el planeta pero sin que la inmensa mayoría de los venezolanos todavía conociese ni sintiese los valores estremecedores y profundos de aquella grandiosa gesta del más grande emancipador de pueblos.

Muy pocas personas que dicen seguir este proceso han entendido y sentido a Bolívar en su dimensión más profunda, neta y absoluta. Puedo decir que a Bolívar lo entendieron a cabalidad José de San Martín, José Martí, Antonio José Sucre, José Antonio Anzóategui, Rafael Urdaneta, Mariano Montilla, Daniel Florencio O’Leary, Pedro Briceño Méndez, Cecilio Acosta, Rubén Darío, Salvador Allende, Fidel Castro, El Che Guevara, Hugo Chávez,…

El presidente Nicolás Maduro está entrando en la dimensión de los condenados a muerte por mantenerse firme en los valores del pensamiento unitario de la Patria Grande que preconizaba el Libertador. A Chávez lo asesinaron los gringos por levantar los estandartes de Bolívar. Cuando a Cipriano Castro se le ocurrió hablar de resucitar la Gran Colombia la maldita Europa junto con EE UU lo bloquearon y le declararon una guerra bestial. Cuando Isaías Medina Angarita se dedicó a hablar de la unidad de los países bolivarianos, los gringos se buscaron al traidor Rómulo Betancourt para derrocarlo.

Hoy el Presidente Maduro se encuentra bajo la mira criminal del imperio euro-gringo-sionista por el solo hecho de sostener con ardor y firmeza los valores sagrados de Simón Bolívar. Ya el imperio euro-gringo-sionista le ha puesto fecha a la eliminación del Presidente Maduro: ¡No pasará del 2019!

Pero aún, al día de hoy, en Venezuela ni un 2 por ciento de los venezolanos entiende ni siente a Bolívar en la dimensión que es necesaria hacerlo para traspasar todas las fronteras y convertirnos en "los locos de la malditas correrías" (tal cual como Santander llamó a Bolívar cuando éste partió a liberar el Sur); la gente lo que hace es intuir al Libertador, y de manera muy vaga. Dejarse llevar por el pensamiento y la grandeza del Libertador es sólo para elegidos y decididos a sostener su amor por la Patria Grande cueste lo que cueste. Llamar bolivariana esta revolución ha sido algo noble y grandioso gracias a Chávez, pero en la acción diaria Bolívar y sus valores se aprecian muy poco.

¿Dónde está Bolívar ante las acciones de los monstruosos traidores a la patria? ¿Dónde está Bolívar cuando vemos que no se atiende debidamente nuestra frontera, y porque ante nuestras narices se llevan millones de litros de gasolina y toneladas de alimentos de nuestro pueblo? ¿Dónde está Bolívar frente a la canalla de la mediática interna? ¿Dónde está Bolívar frente a los mercaderes y la burguesía hambreadora?

Venezuela necesita erizarse de batallones por doquier: estamos en guerra decidida y definitiva contra los malditos mercenarios colombianos impulsados por los gringos y los europeos madres y abuelos del esclavismo universal, y esto no puede seguir soslayándose más.

Puedo decir que hemos tenido extraordinarios estudiosos de Simón Bolívar como por ejemplo lo fueron los escritores Arturo Uslar Pietri, Ramón J. Velázquez, Tomás Polanco Alcántara, Caracciolo Parra Pérez o José Luis Salcedo Bastardo pero ninguno de ellos lo entendieron. Eran meros intelectuales que jamás hubiesen podido tener el más mínimo coraje para emprender una verdadera liberación de Venezuela frente al imperio euro-gringo-sionista. Como diría Dussel todos estos intelectuales escribían envenenados y acomplejados por el eurocentrismo.

Bolívar fue aquel genio que en plena guerra de independencia dijo: "Si alguna vez vimos grande a los españoles fue porque lo hicimos de rodilla". Bolívar fue el hombre del Decreto de Guerra a Muerte. El genio que nunca se anduvo por las ramas para tomar decisiones que pusiesen a temblar a medio mundo dentro y fuera de nuestro país.

Bolívar con el Decreto de Guerra a Muerte descabezó al conquistador que llevaba su frailecito dentro, y al fraile con su conquistador asido a sus entrañas, y emprendió la volcánica empresa de construir un mundo verdaderamente nuevo. Bolívar quiso eliminar de un tajo a todo lo que nos llegó de Europa, el cáncer que hoy nos devora.

Es la hora de emular a José Félix Ribas, aquel que también lanzó su propio decreto contra los godos con una declaración en la que rezaba: "La humanidad ultrajada, la fraternidad deprimida piden venganza… que los godos sean el objeto de la execración de los americanos. Que el cuchillo y la muerte sean nuestra divisa…".

Bolívar dijo entre el polvo y la muerte provocados por el terremoto de 1812: "Si se opone la naturaleza lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca", y aquí tenemos tantas naturalezas torcidas, enfermas, traicioneras, viles y canallas que hay que meterlas por el carril so pena de que todo este proyecto grandioso se nos vaya al infierno…

Cuando Bolívar fue derrotado en 1812 en Puerto Cabello, preso en un torbellino de contrariedades diabólicas, sintiéndose en el horror de la infamia, con una tormenta de penas desatadas en su alma, entre la duda y la vergüenza, en ese momento, de todo ello surgió un poder inmenso, una fuerza arrolladora, invencible y severa, se estaba haciendo él indestructible a fuerza del sufrimiento más espantoso. En aquella hora trágica, viendo a todo el país en las fauces horribles de los godos, se definió su estrella, su victoria decidida y eterna. Así estamos hoy nosotros…