Asidero

Alcabalas y peajes, las sombras del pillaje

No es raro ver en cardenalito a la entrada de Barquisimeto, una andanada de camiones parados en espera de ser revisados por la GNB o quien le tocase el turno de estar a allí, pero, en el resto de la autopista Cimarrón Andresote, la soledad marca el paso, excepto en una oportunidad que dos agentes policiales en la autopista Andresote, luchaban con un militar para quitarle una botella de aguardiente, el chofer de la buseta aminoró la velocidad para ver el abuso que ocurre en las vías de Venezuela.

Sorprende todo, porque las muertes sorpresivas de dos peloteros grandes ligas, ocurre en dos Estados, donde precisamente sus gobernadores son militares de alta jerarquía. Pero, la tragedia en cualquiera de sus formas, agrava cada día el hogar de la familia venezolana. Lo que da más lástima es que, precisamente, la mayoría de los gobernantes venezolanos son militares y, los cuales son reforzados por gendarmería cubana, en violación a los estatutos y leyes de nuestra república bolivariana.

Son alcabalas de la muerte, muchas de ellas falsas.

Ahora, para llegar a San Carlos, capital del Estado Cojedes había como dos punto de retención, desde Taguanes a la entrada de esta importante ciudad y entrada a los Llanos Occidentales, ahora conté como cinco, lo único que observe es que el chofer de la línea tuvo que detenerse y pasarle a un agente que vino de otro lugar y darle una coima, me imagine que por la situación del transporte están permitiendo usuarios parados de punta a punta, he venido dos veces parados, cancelando la suma de cien soberano, cuando el pasaje se concibe de 50 a 70 soberanos.

Es que las modalidades delictivas que se creían desaparecidas, regresan de nuevo, poniendo en peligro a los ciudadanos y a la misma GNB y agentes uniformados que se encargan de dichas custodias., pero, es que, ni siquiera en esas alcabalas hay una patrulla, dejan a los de turno y se largan hasta el atardecer, cuando lo vienen a buscar.

Lo peor de todo, es que los delincuentes cuentan con fusiles de asalto, revólveres y pistolas, son personas conocidas de los parajes cercanos y algunas veces conocen a los funcionarios.

Tienen hasta conos. Hay bandas y paramilitares en estos menesteres desde hace tiempo. En una oportunidad- 2009- iba hacia Mérida y precisamente hacia la vía del central azucarero en la salida de Barquisimeto, una alcabala fija paro el buscama y nos bajaron a todos, al transcurrir treinta minutos, le indique al sargento del punto vial que había un hombre vestido de verde oliva y un sombrero sobre su cara y porque no se bajaba, era cambio de guardia, es medianoche, cuando exigieron documentación, el mencionado ciudadano tenia una credencial falsa, ahora el tiempo estuvo a nuestro favor, quizás la misión era robarnos más adelante. Hasta la una tuvimos allí retenidos.

Sin duda, ya no se le teme a la delincuencia, sino a los funcionarios que violentando la ley y en desconocimiento de la Constitución Bolivariana nos quitan hasta un paquete de arroz o harina pan para nuestros familiares o hijos menores.

No sé, el papel de las alcabalas en todo el territorio nacional. Las autoridades tienen reportes de asaltos y robos de vehículos en los estados Miranda, Carabobo, Lara y Aragua. Atribuyen a un ineficiente servicio de patrullaje y a la falta de alumbrado el incremento de robos bajo esa modalidad. Pero, aún peor, en estos instantes cobran peaje.

Los miembros de la banda conocida como Los Sanguinarios de Mariara, también acostumbran a cometer robos y crímenes en la carretera nacional Mariara-Maracay. La mayoría de los integrantes de la tenebrosa organización están muertos. Numerosos accidentes ocasionaron al largo de la Autopista Regional del Centro. Allí de una pedrada en el vidrio delantero, mataron al mejor cardiólogo del Estado Carabobo y región central, nacido en Puerto Cabello, en Rancho Grande. En el lote nueve.

En el barrio Mañonguito de Valencia se distinguió por esa modalidad. Los delincuentes solían cometer asaltos en plena calle para luego ocultarse en las oscuras calles de la barriada.

En el año 2012 Cerca del viaducto La Cabrera asesinaron al director de la Policía de Guárico, Jorge Luis Arzola de 46 años, una de las primeras víctimas de las alcabalas que se creían proscritas.

Ahora, en la autopista Andresote es común el lanzamiento de objetos contundentes en la carretera, esto se sabe desde el gobierno de Rafael Caldera y, absolutamente nadie ha estado interesado en solventar esta grave situación, la alcabala que esta a la altura de Chivacoa móvil, se encarga es de saquear las maletas de los conductores. Pero, no están vigilantes al oficio en que fueron llamados, servirle al país.

Las vías del triángulo Morón- San Felipe- Chivacoa y Barquisimeto desde hace mucho tiempo atrás esta plagado de delincuentes. Entre tanto, habitantes de Yaracuy denuncian que la inseguridad en las carreteras va en aumento, aunque las bandas "están plenamente identificadas", advirtió un policía que reservó su identidad.

Pero, nadie hace nada o. los jueces lo liberan. Las fuentes agregan siempre que, a pesar, de que a los delincuentes los capturan, los liberan en tribunales.

Ahora la muerte de los peloteros conmociona al país. En forma constante ocurren hechos similares, pero no se difunden porque no se trata de personas conocidas, como el caso de los peloteros.

La alcabala es una vieja institución que nos viene de la España Imperial. Es una figura tributaria que ha devenido en una de naturaleza policial. Los historiadores han ubicado su origen en tiempos del imperio romano, y de allí pasando por el tiempo de los visigodos, y de la presencia musulmana en la península ibérica, se estableció siempre como un impuesto de carácter local. Así lo fue desde el siglo XI, hasta que el rey Alfonso XI, autorizado por las Cortes de Castilla, la convirtió en un impuesto del reino con el fin financiar la guerra, con ocasión del sitio de Algeciras, entre 1342 y 1344. A partir de 1393 pasó a ser ya un impuesto permanente, propiedad del Rey, quien podía venderlo o donarlo a particulares. Así nos llegó a tierras de América este tributo. Para su cobro se establecía un punto de control a la entrada y salida de las poblaciones, de modo que quienes movilizaban mercancías pagasen el tributo real.

La alcabala dejo de ser un lugar para cobrar un tributo, para pasar a ser un sitio de control policial y/o militar, utilizado fundamentalmente para el control de fronteras, o en situaciones excepcionales de guerra o grave alteración de la paz social.

Las sociedades modernas y democráticas, en respeto a la libertad de tránsito, y a los derechos humanos, ha reducido a su mínima expresión esta odiosa figura de la alcabala. Los mecanismos de control sobre personas potencialmente delincuentes o violadoras de la ley se adelantan sin afectar, en lo posible, el derecho del grueso de la población a no ser perturbado en su vida cotidiana.

En nuestro país, la figura de la alcabala como punto de control policial está vigente desde los mismos orígenes de la República. Fue una herencia de la estructura española del poder.

Los "socialistas del siglo XXI", tan dados a denostar de la presencia imperial española en nuestra historia, no han reparado en lo perturbador y odioso de la figura de la alcabala. Dada la naturaleza militar del régimen "socialista y bolivariano", han reforzado como nunca en nuestra historia esta figura "imperialista" que heredamos de la institucionalidad española.

En efecto, la camarilla roja empeñada en controlarlo todo, para terminar, no controlando nada, ha multiplicado hasta niveles francamente indignantes esta figura de la alcabala con el fin de controlar todo tipo de movimiento de personas y bienes por el territorio nacional, que han terminado por retroceder esta figura a su naturaleza original. Es decir, hoy en día, en Venezuela, la alcabala es un lugar donde debe pagarse "un tributo", solo que ahora no es para el Rey, ni tampoco para el estado como institución, sino para el funcionario de turno en el puesto alcabalero, y para su jerarquía de mando.

Lo cierto es que la alcabala ha terminado en un vulgar sitio de extorsión, donde un funcionario militar o policial, prevalido de su condición de autoridad, y ante la preeminencia de lo militar y policial, sobre la vida ciudadana, obliga a las personas a pagar una "coima", so pena de retener las mercancías, los vehículos o hasta la misma persona, utilizando un pretexto legal o no, con el cual forzar la entrega de dinero o de bienes, contra la voluntad del ciudadano.

Es de tal magnitud el descaro con que actúan los funcionarios de alcabala, que existe un afanoso interés en prestar "servicio" en estos sitios de control. Pero lo más descarado, es que hoy en día se habla del "pote", que es la colecta de extorsiones ejecutada por los funcionarios subalternos en cada punto de control, para compartir con los superiores, hasta el punto de confesar varios de ellos, que son obligados a efectuar esa recaudación desde los más altos niveles de mando.

El conjunto de regulaciones, permisos, guías, y documentos que se establecen en Venezuela para movilizar bienes y personas, es de tal magnitud, que se convierten en el caldo de cultivo más favorable a la brutal extorsión a que estamos siendo sometidos los ciudadanos venezolanos.

He recibido testimonio de productores agrícolas de los Andes, y de industriales de todo el país, de la forma abierta y sin rubor como son extorsionados en todos los sitios de control existentes a lo largo de la geografía nacional. Siempre el funcionario encontrara algún defecto en el permiso o guía para solicitar su coima. Y si todo estuviese en regla, en todo caso se le formula la petición bajo la cándida figura "una colaboración" para el comando o el puesto alcabalero, ya que deben adelantar alguna reparación en su sede, o en el vehículo que les sirve de apoyo. Sin el ciudadano se niega o no tiene el dinero en efectivo, entonces es compelido a entregar parte de la carga que lleva consigo.

El cardenalito y la salida hacia los Andes, reflejan este historial y precisamente desde las Alcabalas de Chivacoa hasta las que dan hacia El Venado y el Central Azucarero.

La situación se ha convertido en un negocio tan lucrativo, que existen regiones del país, donde en una misma zona, hay cuatro puntos de control de diversos órganos de seguridad, donde cada uno por separado, aplican la extorsión. Aumentando los precios al consumidor final por parte del comerciante y camionero

Hay una abusiva proliferación de alcabalas. Autopistas como la José Antonio Páez, a lo largo de los Estados Barinas, portuguesa y Cojedes, baten récord de alcabalas de policías nacionales y regionales, del ejército y de la Guardia Nacional. Todas compiten en aplicar la extorsión a quienes por allí transitan.

Toda una verdadera vergüenza, típica de estos tiempos de abuso y violación de los derechos humanos, son estas alcabalas. Con el albor de un cambio, debemos promover su eliminación y reducción al mínimum necesario para momentos de verdadera necesidad, y así eliminar esa podredumbre acrecentada por la revolución.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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