El Papa, Lula y la Izquierda Caviar....

“Es oportuno cambiar el estilo de vida, con justicia y
solidaridad, eliminando lo que es superfluo… Es
oportuno bendecir la comida de todos los días, la
tierra, el agua, la naturaleza que son dones de Dios.
Cuando se inicia la comida los cristianos se persignan
y resulta una costumbre justa, pero debemos entender
que no es mi pan de todos los días, más bien es el pan
nuestro de todos los días”.

No. No es Hugo Chávez ni algún otro líder de la
izquierda latinoamericana. Quien así osa a enfrentar
el sacrosanto “estilo de vida” de las clases
acomodadas del planeta, así como la concepción
individualista que en éste impera, para dar paso a una
más colectiva, es nada menos que Joseph Ratzinger, el
papa Benedicto XVI.

Sus palabras, expresadas bajo la lluvia en la plaza de
San Pedro, pasaron aquí prácticamente inadvertidas. El
hombre pidió un cambio radical en la economía
globalizada.

Citado por las agencias internacionales de noticias,
Ratzinger condenó los desequilibrios de la economía
mundial que destina la mayor parte de los recursos a
una minoría privilegiada de la población y provoca el
“escándalo del hambre".

Lo hizo luego de que informes de la ONU dejaran muy
mal parada a la globalización capitalista: la FAO -la
Organización de la ONU para la Alimentación y la
Agricultura- reportó 854 millones de personas
desnutridas en el mundo y alertó que ese número crece
en 4 millones cada año. Y el Índice de Desarrollo
Humano de la ONU de 2006 destacó que los ingresos
combinados de las 500 personas más ricas del mundo
exceden ya los de los 416 millones de más pobres.
Venezuela, dicho sea de paso, mejoró su ubicación en
este índice al subir tres peldaños en el ranking
mundial de Desarrollo Humano, pasando de 0,772 a 0,784
el último año.

Resaltó el Papa que, en términos globales, desde 1990
no ha habido una reducción del número de personas que
viven en hambruna. Es el mismo período en que la
globalización capitalista entró en su apogeo, con la
imposición de medidas liberalizadoras de la economía,
sobre todo en los países no desarrollados.

“Hoy existe un mundo occidental rico y opulento y
otras partes del mundo que muere de hambre, 800
millones según la FAO. El hambre es un escándalo, que
ya mis amados predecesores Paulo VI y Juan Pablo II
subrayaron con valentía”.

“Para vencer el hambre hay necesitad de mas justicia
social y de un radical cambio en estilo de vida
quitando las causas y eliminando lo que no es
necesario”.

"Hay ciertamente una necesidad de eliminar las causas
estructurales relacionadas con el sistema de gestión
del modelo económico, que distribuye los recursos de
la mayoría a una minoría de la población".

"Para que tenga un gran impacto, es necesario
transformar el modelo de desarrollo global, algo que
se necesita no sólo por el escándalo de la hambruna,
sino también por las emergencias medioambientales y
energéticas".

"Cada persona y cada familia debe hacer algo para
aliviar el hambre en el mundo, adoptando un estilo de
vida y de consumo que sea compatible con la
salvaguarda de la creación y con criterios de justicia
hacia aquellos que cultivan la tierra en todos los
países".

“Resentido…”

Aquí el único candidato presidencial que coincide con
el discurso del Papa es Hugo Chávez y por eso ganará
las elecciones en forma aplastante. El populismo
ramplón basado en la compra del voto es apenas una
concesión de la tizana política que se le opone, que
en realidad tiene más de una década de atraso en los
dogmas neoliberales de los años 90.

La llamada “izquierda caviar”, así bautizada hace años
por sus actuales aliados de la derecha, no entiende
por qué Lula –hasta ahora la encarnación del líder
soñado que ella misma no ha logrado parir aquí- se va
por la calle del medio y apoya la reelección de
Chávez, desoyendo sus súplicas para que tomara
prudente distancia. ¡Cómo habrá repicado el teléfono
de Marco Aurelio García, su contacto en Brasilia! Su
ceguera antichavista les hace olvidar la gaso-lula que
el brasileño nos envió para derrotarlos en el
paro-sabotaje que ellos acompañaron, lo cual es
perfectamente coherente con su polémica declaración en
Guayana. No fue un “rolincito entre las piernas”, como
lo describió Petkoff, quien todo este tiempo se ha
creído y vendido como dueño de una franquicia que no
le pertenece, porque, con todo y sus diferencias,
Chávez y Lula forman en realidad un binomio, una dupla
que se retroalimenta en términos políticos, expresión
de un mismo fenómeno, aunque con orígenes personales
distintos.

Su envidia política y generacional les impide
reconocer lo equivocado del lugar que escogieron en la
batalla histórica que se escenifica en América Latina.
El puñito del MAS, y los nombres de lo que en un
tiempo fue una intelectualidad de vanguardia, aparecen
mimetizados hoy con la derecha más recalcitrante. Si
no fuese por la sotana, también al papa Ratzinger lo
descalificarían como un “resentido social” por
coincidir con Chávez en sus herejías frente al
capitalismo y la globalización. Así, ni un tipo como
Lula los acompaña ni a la esquina.


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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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