Existen Personas, que dentro de su ingenuidad política creen, que cambiando al Presidente Maduro, por algún personaje de la oposición, las cosas podrían mejorar y los venezolanos optimizarían sus condiciones de vida. Es una especie de esperanza y deseo que muchas veces, por no verse realizado a corto plazo -tal aspiración- conduce a la frustración, pero que queda en el inconsciente como llama prendida, que constantemente se presenta en el cerebro humano.
Mientras los partidos políticos, sigan dominando el escenario gubernativo, el cambio, no será posible y me refiero a cambios estructurales y es lo que hay que concientizar, pues históricamente los mismos no han permitido que la democracia sea realmente gobierno del pueblo. Se podrá cambiar a Maduro, pero el que venga, si es propuesto por el partido, independientemente que se identifique con la llamada derecha o izquierda, repetirá el modelo de dominación a lo que lamentablemente nuestro pueblo parece acostumbrarse, pues la manipulación no lo deja pensar por sí mismo. Pareciera y es la impresión que da, que las grandes mayorías, convertidas en masas, está generalmente amañada en medio de su ignorancia y agresiva hacia quienes insinúen ese oscurantismo imposibilitando la posibilidad de autogobernarse.
Tenemos un país, donde los partidos políticos y su dirigencia es la que reina, la que disfruta el poder, son los que imponen las reglas de juego, los que mandan. Son los que asaltan el erario público, sin importarles las condiciones sociales y económicas del pueblo.
En una auténtica democracia no se pueden tener relaciones de poder, solo puede haber relaciones sociales de servicio a la comunidad, no puede existir una organización piramidal que beneficia a las minorías, dejando descartadas a las mayorías, no puede haber Estado porque encarna una estructura que especifica y fortalece las relaciones de poder. Es aquí donde el capitalismo y el socialismo real se dan la mano, el primero reposa sobre la propiedad privada individual y el segundo sobre la posesión privada del Estado y donde los beneficiarios son los que lo administran.
NUESTRA DEMOCRACIA
El "mando" y la "autoridad" que hemos distinguido en uno y otro del socialismo real y del capitalismo, en sus diferentes formas de manifestarse, ha surgido de la relación vencedor- vencido, explotado-explotador, dominante-dominado, colonizador-colonizado. Son las leyes que se constituyen en las relaciones de poder, donde unos ordenan, disponen y otros acatan, obedecen en esa lógica de la dominación, donde los que tienen el poder instauran estructuras jurídicas, militares y políticas para impedir ser echados del mismo.
Esa dirigencia, de esos partidos políticos son los que se ponen al servicio –cuando llegan al poder- de los grandes países con vocación imperial, de donde surgen los grandes conglomerados que saquean los recursos naturales de nuestras naciones. Son las empresas norteamericanas, rusas, chinas, inglesas, canadienses y paremos de contar. Ellos se arrodillan frente a ese imperio del gran capital, para obtener de parte de ellos, el visto bueno que les permita gobernar a costa del saqueo que hacen de nuestras repúblicas: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil –entre otros países de Latinoamérica- estos son claros ejemplos de lo que aquí estamos afirmando, unos lo hacen a nombre del socialismo y otros a nombre del capitalismo, bajo la falacia perversa y siniestra del desarrollo.
De verdad, que estamos bien lejos, de lo que realmente es la democracia, pues el colonialismo eurocentrista que los propios partidos políticos impulsan, no han permitido que el pueblo sea realmente el que gobierne. Nos encontramos dentro de una realidad política donde las pirañas y las rémoras son los que "administran" las inmensas riquezas de nuestras naciones.