La indolencia y la desidia, son expresiones sinónimas, que tienen como antónima la laboriosidad, que constituyen casos límite contradictorios de la borrosidad, en donde el tercio incluso aristotélico, lo representa, al igual que la crítica y la autocrítica, la verdad profunda cortazariana borrosa, como centro universal unificado de unicidad instantánea (1/2), a ella, a la verdad, tienden y de ella trascienden todos los aspectos límbicos antagónicos, todo está dicho ayer, y más adelante, siempre que exista el equilibrio dinámico diplomático, existirá la ortogonalidad teoremática pitagórica, optimalidad ortogonal samosiana, en donde se dan los mejores resultados insuperables. Ahí, en la verdad andarina golondrina ramossucreiana, ahí, está el impulso generador del mundo, ahí, está dándose siempre el golpe feroz cesarvallejoiano hacia niveles superiores de nuevas conceptualidades de cambios, reciprocidades, contradicciones y luchas de contrario, de transformaciones y de desarrollo, no por saltos, sino en difuminación continua espectral en el espacio muestral sombrío, en la penumbra whitmaniana borrosa, de la que surgen iguales elementos contrarios, y asina, la eterna noria notoria, el movimiento real de la historia, en pleno desarrollo waltermartineziano, difícil de aprehender y aprender por la mente humana en el momento de la avanzada ludovicosilvaiana. Lo difícil, lo hizo fácil el Libertador Simón Bolívar: "Por la ignorancia, nos han dominado más, que por la fuerza. Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción."
Indolencia y laboriosidad, desidia y diligencia, estos términos contradictorios los ha estado expresando el presidente Nicolás Maduro, en sus últimos discursos incisivos, 26/12/2018, y ha estado estrujándolos con insistencia ante sus funcionarios ministeriales gubernamentales, gobernadores, alcaldes, y los nuevos concejales, al punto de atacar la indolencia y la desidia ante un semáforo dañado, instando al alcalde a la instalación, a la reparación inmediata, in situ.
Indolencia y laboriosidad, desidia y diligencia, estos términos contradictorios borrosos, los ha estado expresando el presidente Nicolás Maduro, 26/12/2018, insistente, en la crítica y la autocrítica, como presidente borroso antagónico, que no ha de tener la piel hipersensible al análisis de las opiniones a su gobierno, que ha de impulsarlo de esa hermosa penumbra poética generadora de nuevos enfoques y soluciones, de lo que es ejemplo el comandante Chávez, cuando mandó a parar la caravana presidencial, en situ, para recoger y auxiliar a una pequeña perrita sarnosa esrrengada, y ensangrentada, de una pata, que iba por la orilla de la carretera ladrando solitaria, su lamentable tragedia, contra el borrascoso estruendo caravanero presidencial, de cuya tragedia perruna cantina cantata, surgiera la Misión Nevado, a lo raymondcarveriano, que de un zapato viejo en una carretera, surgiera un candente poema que, aún y aun, echa chispa.
Indolencia y laboriosidad, desidia y diligencia, estos términos contradictorios borrosos, los ha estado expresando el presidente Nicolás Maduro, 26/12/2018, insistente, en la crítica y la autocrítica, que indolente y ocioso convida a su alma whitmaniana, se deja estar y mira el tallo de hierba veraniega de la quema en la carretera, enfrente al derribe e incineración de las torres no gemelas, sino de las torres de electricidad en el Zulia, en la frontera de Colombia con Venezuela, en que la guerra se plantea, en que la paz trasciende, en que la paz ha trascendido, y en que la paz trascenderá, que es el lema de la revolución bolivariana nuestra, para que lo sepa el presidente colombiano, Iván Duque.
Indolencia y laboriosidad, desidia y diligencia, estos términos contradictorios borrosos, los ha estado expresando el presidente Nicolás Maduro, 26/12/2018, insistente, en la crítica y la autocrítica. ¿¡Hipersensible yo!? ¡Dígalo ahí, Presidente! Mas, este cura ignaro amargao, cantando ranchera con arrechera, por la indolencia y la desidia de mi gobierno revolucionario avanzado progresista y en desarrollo, en contraste con lo que está pasando en la calle Alegría de San Carlos del Estado Cojedes, con la casa de la Oficina del Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo, una casa a media asta la construcción en que el Estado Venezolano ha invertido una suma grande en su reparación y ampliación, pero lleva más de cinco años en la desidia y en la indolencia, y corónase como nido y guarida de ladrones, rateros, maleantes, violadores y de enfermos sexuales, a apenas a cincuenta metros del Banco Bicentenario y de los Trabajadores, en la acera de enfrente, y hace una semana, le metieron candela, a la casa de la antigua Inspectoría del Trabajo, por lo que se ha perdido en cierto grado factual distintivo tanto lo hecho con los dineros del pueblo, pero lo más triste y grave, que no tiene dolientes. ¡Ah, que miento! si tenía dolientes, los hijos de Alecia Ramona, al lado de esta casa del Estado, pero éstos obstinados por la perra negra winstonchurchilliana maldita que los perseguía, optaron por el suicidio en menos de un año, 2017-2018, los cinco hermanos, tres varones y dos hembras, se fueron tras la perra ya dicha, y tampoco el Estado se ha interesado por estudiar esta situación misteriosa de esa familia cojedeña que optaron por semejante tragedia dramática, poco vista en el mundo terráqueo psiquiátrico. Los dolientes no están, y ahora le están robando los techos al rancho de Alecia Ramona, al lado de la casa del trabajo y de los trabajadores, y al mismo tiempo la amenaza en que está Lucrecia Lima, vieja de las dos eles, y de la era bracera guerrera, de 90 años, familia de Luis Loreto Lima, La Lanza Libre Libertadora, el guerrero de las siete eles, al tiempo que los ladrones están que recurren al rancho de Rosa María Flores, la pariente de María Casilda, en la Calle Alegría de San Carlos, y vecina de Alecia Ramona.
Indolencia y laboriosidad, desidia y diligencia, estos términos contradictorios borrosos, los ha estado expresando el presidente Nicolás Maduro, 26/12/2018, insistente, en la crítica y la autocrítica. ¿¡Hipersensible yo!? ¡Dígalo ahí, Presidente! Mas, este cura ignaro amargao, cantando ranchera con arrechera, por la indolencia y la desidia de mi gobierno revolucionario avanzado progresista y en desarrollo en contraste con el silencio y la indiferencia al robo de la camioneta samuray de Miguelángel, parecida a la del comandante Chávez, cuando salió de la cárcel de Yare, robada del estacionamiento del liceo Eloy Guillermo González de San Carlos. Han pasado cinco años y el Ministerio del Poder Popular para la Educación, se ha hecho de la desidia gorda.
Si la desidia y la indolencia, casos límite contradictorios, que ha estado estrujándolos con insistencia, el Presidente Maduro, 26/12/2018, ante sus funcionarios ministeriales gubernamentales, gobernadores, alcaldes, y los nuevos concejales, entonces sea dicho, manos a labor cervantina, pues en la tardanza, suele estar el peligro quijotesco, en que la laboriosidad ha de trascender de la indolencia, Fraterno Presidente Maduro, en 2019.