Con gran sacrificio para caminar por flojera extrema y ahíto de comer pernil desde el 24 de diciembre, dos veces al día, hasta el 2 de enero, una sola vez y, me alegra al enterarme que Los Roberto también comieron pernil y, si ellos comieron como son del pueblo entonces, comió el pueblo, así de fácil nos la tiró un Roberto y, eso es una gran verdad, decir: todos no podían comer pernil además, el pernil no es vida como el agua que da vida, pero bien forrado de ilusión y de acción por conocer, lo que opinaría parte del pueblo margariteño: me llegué después de embarcar en dos busetas que no parecían que eran para cargar personas de lo destartaladas que estaban que se paga como el que va en primera clase y, lo placentero es que se salta tanto en ellas que se sale con los riñones en la boca con temblor en los ojos y, lo único que hacía falta era la música de "saltando sin parar" pero los usuarios iban contentos hablando hasta por los codos como se decía antes.
Como a mí nadie me conoce, qué mejor que la Plaza Bolívar de Porlamar, para conocer la opinión mañanera de quien transitara por ella, y con un sustico malicioso en el pecho me senté en uno de sus bancos más luyido que pecoro de loco, pero grande como mujer para varios -me refiero a la capacidad- de compartición y, puse a mi lado un cartelito que había escrito antes en mayúscula rojas y que decía: QUIERO SABER LA VERDAD: ¿Se atreve? Y eso fue poniendo lo escrito y llegando gente y de inmediato una cola como para un estreno.
Pelé por mi cuaderno y a la primera que era una mujer gordita, le pregunté: -¿Qué le pedirías tú a Maduro? ¿Yo? Sí tú: bueno que, su segundo gobierno sea mejor que el primero. Y usted señor, que era el segundo, me -dijo: -yo le pediría, que no le dé nunca la mano a Trump -¿y, eso? Le pueden salir callos en sus manos por ser un hombre rudo que, mientras nuestro presidente piensa en el bienestar del mundo, aquel piensa en muros, lo contrario y, ¿usted señorita? Que hable más de lo que habla, que hablando se entiende la gente y, que además, salga a caminar a Venezuela que no se encueve en Miraflores que, viendo es como se construye un gran país y, sí él quiere convertirlo en una gran potencia que arríe primero y no cabeceé tanto. Anjá, y usted señora, que está más inquieta por hablar, pues sí, yo quisiera que se fuera para Cuba a vivir el comunismo de Fidel y nos deje en paz y, no el comunismo que Chávez nos implantó y, ¿usted come mal en Margarita señora? ¿Qué si como mal? Acerque sus oídos a mi barriga, para que oiga el tropel que tienen mis tripas qué ni guarapo de café he tomado hoy. -muy bien. Y usted amigo -¿yo? Sí usted, pues yo le pediría como pensionado y jubilado de la gobernación cuando Morel que, gobierne para los pensionados que son los que más sufren y se preocupan en pensar y trabajar por Venezuela que en vez de pagarnos una sola vez al mes nos pague dos veces y, que sea en dólares que es lo que vale.
La mañana caminaba lentamente y, la cola larga, y solo pensaba, quién te mando a meterte en este embudo de tinieblas que ahora es cuándo te faltan personas por preguntar, pero sigamos, que la gente dentro de este comunismo infernal, quiere hablar y, libre como estoy, compañeros del bien y del mal que se oiga lo que hay que oír:
-Y usted con esa cara de científico que tiene nos debe dar una lección de cultura en general o de sabiduría parcial y, la pegué cuando el joven me contestó: soy profesor de la UDONE y lo que gano quincenal no me alcanza para tomarme un café en la 4 de mayo, e investigo el comportamiento en particular de los margariteños y, sé que antes en este país se investigaba y algo se inventaba, aunque fuera caminar de espaldas, pero después que estos señores llegaron al Poder nos jodimos, lo único que descubrimos son caras bonitas y cantantes y, si uno llegara a preguntarles, por ejemplo, ¿qué le regalarías tu a Venezuela? Lo primero que te dirían sería que, un miss mundo o, un miss universo con su cara sonriente o sino, te dirían, yo les regalía la convivencia, para que todo el mundo se porte bien y que los ricos sigan siendo ricos y, que los pobres pobres y, una pose y una sonrisita y ya, y tú qué le pedirías al presidente Maduro -déjame ver- muy bien, le pediría que nos deje gobernar a nosotros los estudiosos que vivimos pensando en Venezuela y, para nosotros, claro que con la ayuda de los americanos y no, de los rusos ni de los chinos y, entonces, solamente eso. ¿Y tú qué quieres? Que le diga lo que tiene qué hacer, ni que yo fuera sabio y político menos.
Y por último por ese día, siguió un pescador vendedor de sardinas. Y usted amigo, qué le pediría a su presidente, ¿yo? Tú mismo, pues para salir del paso, le -pediría- que coma sardinas todos los días y que no deje que se sigan llevando el tajalí como "machete" para China que, aquí no lo come nadie por lo caro que está y, el señor Dante Rivas, como nuestro protector fue el primero que se hizo el loco y, como a él todo se lo regalan que le va importar nosotros los que remamos los malos ratos.
Aclaro que, las respuestas fueron muchas, pero abusando de la confianza de mis confidentes, saqué a la luz pública, las que pude como parte de ellas y, además confieso que ese día me reí como nunca en mi vida al recordar, lo que me contó años atrás un compueblano cuando trabajó allí sólo dos días en esa misma plaza, que gracias a Morel, lo puso a trabajar allí de espanta pájaros. Y su trabajo consistía en espantar todos los días los pájaros que estaban en los árboles de la plaza pues, trabajo todo un día y dio más carreras que un loco y llegó a su casa con dolor de piernas, que eso fue, lo que me -dijo- al aguantar dos días nada más, ya que se regó en el pueblo que él estaba loco cuando lo vieron corriendo en la plaza tras de los pájaros.