Veamos que tenemos entre manos, después de dar tumbos entre diferentes fuentes de infamación, de derecha, centro e izquierda durante el fin de semana. Faltan dos semanas para la cita electoral. ¿Qué se dice? ¿Cómo es que va a caer Chávez, según la soñadora conspiración? ¿Qué aventurará el extremismo opositor, ya perdido, para echar ya no tanto el resto, sino lo poco de alma que retiene? ¿Qué opinan los sesudos analistas?
A vuelo de pájaro, resumo, pues cuando se hace trabajo de inteligencia tanto lo falso se asume como cierto y viceversa, y los cierto siempre debe ser desconfiable. Todos hacemos trabajo de inteligencia cuando llegamos a una conclusión después de las lecturas, conversaciones, imaginaciones.
Es una bola publicada en un semanario: el candidato minoritario recibió la orden de retiro, hacia el final, quizás un día antes del 3 de diciembre. Para ello ha de prepararse las condiciones: asalto al CNE a través de la intimidación de los rectores, quienes habrían de renunciar para proteger sus vidas. En el ínterin, los medios de comunicación, en especial las televisoras, podrían en práctica la anarquía mediática, retando la capacidad de respuesta o tolerancia de los jugadores, árbitros y público asistente. Es decir, se excederían del tiempo normado para promocionar su ansiedad golpista, amén de mentir descaradamente pregonando que el Hugo Chávez está perdido, midiendo hasta qué punto el gobierno los contendría con la ley. En fin, si no hay CNE estable y Chávez está perdido, no se puede esperar otra cosa que la trampa, maquinada en las capta huellas. Grito de guerra: no hay condiciones para ir a unas elecciones limpias.
Entonces el verboso candidato de la oposición tomaría el micrófono y anunciaría su retiro de la contienda, como buen soldado que cumple órdenes imperiales. ¡Compañeros, el país ha sido secuestrado por un sólo hombre! ¡Es necesario hacer patria!: ¡Rescatémoslo! ¡Vamos a la batalla! ¡Vamos a Miraflores! [Sospechamos que el ingenioso candidato se mostraría renuente a renunciar, valga la redundancia, preocupándose más por la gobernación del Zulia, mucho más terrenal para él]
Resultado: el presidente ganaría solo, deslegitimado por consiguiente, solo con la inmensa mayoría del pueblo, nada más que faltándole el voto de las minorías contra nacionales. Una estupidez de película.
Luego las repercusiones en el exterior: George Bush (con todo lo famélico político que luzca ahora) no reconocería a Chávez como presidente, y hace un llamado a la O.E.A.; inmediatamente otras especies animales tomarían la palabra, haciéndose eco del Gran Amo del Norte, y se oirían entonces los gritos de Aznar, Noboa, Alan García, la SIP, Transparencia Electoral, Súmate, etc.
Enrarecido el ambiente, rodaría el nombre del nuevo salvador de la patria: Luís Giusti, el magnate del entreguismo petrolero, candidato propuesto por el norte para dominar el sur. ¿Qué tal?
Y luego...
Bueno, parecen que han perdido un elemento importante: las fuerzas armadas, quienes no se han dejado permear. Siguen contando con caducos militares altamiranos, entristecidos comandantes sin tropas perdidos en un mundo ilusorio de guerras posibilidades.
Pero... ¡Basta!
Cuando César no debía cruzar el río Rubicón para entrar en Italia, según prohibición del senado romano, teniendo que considerar que si lo hacía pisaría el terreno de su enemigo Pompeyo y desataría una guerra, pronunció las siguientes palabras y se enrumbó con sus huestes hacia donde un selecto grupito manipulaba al pueblo:
-Marchemos a donde nos llaman los signos de los dioses y la iniquidad de los enemigos. La suerte está echada.
¡La suerte está echada, en efecto! No hay vuelta atrás para nuestro país. La historia futura de nuestro país esta escrita para la redención de las masas, para la felicidad de la patria, para iluminar el camino de justicia a los demás pueblos hermanos, luchando eternamente contra la opresión, bajo la égida libertaria de Simón Bolívar. El día 4 de diciembre, con presencia de candidatos de la oposición o no, Hugo Chávez Frías llevará a efecto el mandato del pueblo mayoritario: su elección contundente.
Mientras tanto, quienes bucean en el maremagnun de las ideas, en el ejercicio dialéctico, han de invocar la historia para conjurar las incertidumbres y las amenazas. No se debe temer al cisma, a la discusión o a la misma ruptura dialéctica. Lenin, en 1.905, después de arduos esfuerzos por la unidad del Partido Socialdemócrata Obrero, proclamó la escisión, la diversidad de criterios como medio enriquecedor del debate, emprendiendo la decantación de la verdad revolucionaria.
En un espíritu revolucionario ha de imperar una mira diáfana, concisa, armada de ideas, dispuesta al debate y al cierre de puertas contra la iniquidad opresora. Y en términos prácticos, debe ser objeto y sujeto de la organización, madre de la activa fuerza. "Las revoluciones no se hacen, se organizan". Y en esa descomunal tarea es que se mueve el gobierno bolivariano, para deseducar a un pueblo que fue a la escuela de la sumisión dirigida durante años, la explotación física y la castración intelectual, para luego inscribirlo en la universidad de los derechos humanos, la autocrítica, la justicia, la igualdad social y la prosperidad generalizada.
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