Fotografías Iván Piña
El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. Esta, es una educación para la acción, dirigida a fomentar la participación activa de la población en actividades de conservación del ambiente. El origen de esta fecha es 1975, año en que se realizó el primer Seminario Internacional de Educación Ambiental en Belgrado (capital de Serbia, un país del sudeste europeo). En dicho evento se establecieron los principios de la educación ambiental en el marco de los programas de las Naciones Unidas.
Ciertamente esta convención y otras más han orientado el que hacer educativo en materia de educación ambiental; pero aún estamos lejos de lograr un cambio cultural que nos lleve a un cambio de paradigma social y menos aun a detener o reorientar el actual modelo catastrófico de desarrollo y el nuevo orden mundial.
Carpintero habado macho (Melanerpes rubricapillus). Controlador de insectos, que busca en la corteza de los arboles. Especie afectada por la deforestación. Llamados carpinteros por la creencia de que comen madera, en realidad picotean los arboles para extraer los insectos escondidos debajo de las cortezas. Fotografía de Iván Piña.
2019 Educar para conservar el semiárido
La biorregion semiárido, son ecosistemas caracterizados por la presencia de plantas adaptadas a condiciones de poca humedad: presencia de espinas, algunas carentes de hojas. Son llamados cardonales, matorrales espinosos, cujizales, dependiendo de cuál sea la especie dominante.
Este ecosistema es tal vez el peor valorado por la sociedad, sus propios habitantes tienen una visión negativa del mismo y a menudo utilizan expresiones despectivas como "pura tuna", "puro comedero é chivo". Estas denominaciones, denotan la falta de conocimientos sobre un ecosistema extraordinario, que evolucionó durante miles de años (o millones) para sobrevivir en las condiciones más extremas y que a su vez permiten la vida de las comunidades humanas que se asientan en la zona.
La gente no es pobre por el semiárido, sobreviven gracias a él.
Con frecuencia se atribuye la pobreza de los pobladores rurales de la zona del semiárido a la "pobreza del ecosistema", a la falta de agua para sembrar y los pocos recursos naturales para explotar. Esto no es cierto; la gente no es pobre porque no hay agua o porque los bosques son poco densos. El semiárido es un hábitat, que ha permitido la subsistencia de miles de familias, que no tendrían medios para hacerlo; si no fuera por la adaptación de estas plantas a los peores suelos del país (pedregosos, poco fértiles, poca materia orgánica, etc).
Las familias que hoy viven de criar cabras, cultivar sábilas, o de la caza de iguanas para consumo y loros y "pajaritos" para venderlos como mascotas; deben agradecer la existencia de estos bosques espinosos, que funcionan como un mínimo soporte vital que les permite aprovechar el espacio. Sin los bosques xerofíticos, la vida en esta zona sería imposible. Este territorio por la falta de lluvias, la alta irradiación solar, la acción de los vientos seria un desierto inhabitable; pero afortunadamente existe un tipo de plantas que logró adaptarse a estas extremas condiciones y al establecerse permite que las comunidades humanas se asienten y consigan su sustento.
La pobreza del poblador rural del semiárido, es originada por la falta de aprovechamiento sustentable de los recursos de la zona, falta de capacitación para explorar, descubrir el mundo que les rodea y la percepción equivocada sobre este ecosistema.
El semiárido está afectado por:
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La indiferencia ante el ecosistema xerófilo, por parte de entes del estado y la sociedad en general, por tanto se destinan pocos recursos para su investigación, conservación, promoción y la difusión de su riqueza biológica y cultural asociada. Lo que a su vez influye en que se cometan múltiples ecocidios y cada año se reduce la superficie ocupada por los espinares.
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Alta deforestación (acción combinada de tala y quema) para cultivos principalmente hortalizas, piña en zonas con fuertes pendientes, ganadería extensiva.
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Tala selectiva de las especies maderables para construir viviendas, techos de caneyes, estantillos de cerca y puntales para la construcción abasteciendo con esta madera "barata" a gran parte del país, sin un plan sustentable para su recuperación.
Los bosques xerofíticos de Lara se han convertido en proveedores de "madera barata" para la construcción, lo que ha acelerado la tala masiva de especies y el saqueo de ecosistemas. Centenares de puntales utilizados en la construcción de una clínica Av 20 con calle 40 en Barquisimeto, estado Lara Venezuela. Cada puntal, fue un árbol que al poco tiempo será desechado porque se doblan o se "ponen feos" y otras vez se volverán a cortar cientos de nuevos árboles. A este ritmo desaparecerán los espinares Larenses. Clínicas privadas que cobran cifras "astronómicas" a los pacientes y que no aportan nada a la conservación de la naturaleza, pero contribuyen a degradarla. Fotografía de José De Sousa Infante 2018.
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Tala intensiva de la especie Vera (Bulnesia arborea) para elaborar artesanías de madera, garrotes, extinguiendo los Verales en amplios sectores de la región centro-occidental de Venezuela.
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Tala irracional de arbustos, cardones y árboles para producir carbón vegetal.
Propuesta para declarar el año 2019 y reorientar las efemérides y actividades a la conservación del semiárido venezolano
Se propone declarar el 2019 como año para la educación ambiental y conservación de los ecosistemas semiáridos. La fauna y flora requiere protección urgente, pues este es el ecosistema más degradado del país. Esta biorregion ofrece muchos elementos y recursos naturales que aprovechados de forma sustentable pueden mejorara la calidad de vida de la población rural y generar múltiples empleos. Se requiere un plan rector de desarrollo sustentable y acciones efectivas de guardería ambiental, la cual hasta ahora funciona como un servicio forense, es decir actúan cuando los arboles han sido talados y en un ínfima porción de los casos.
Un plan especial de educación para la conservación del semiárido, que ayude a revalorizar estos valiosos hábitat, que genere apropiación, que promueva la investigación de las especies, que ayude a construir propuestas de aprovechamiento sustentable, e integre a cada poblador como un guardián más de los bosques espinosos.
Paisaje típico del semiárido fotografía José De Sousa Infante
Educación Ambiental nuevas tendencias: Del portal http://www.94diez.com/noticias/leer/6510-tendencias-actuales-en-educacion-ambiental.html hemos adaptado algunas de las nuevas tendencias en educación ambiental a la conservación del semiárido:
"La multiplicidad de situaciones y conflictos ambientales emergentes, globales y locales, reclaman de nuevas conceptualizaciones, creatividad metodológica y solidaridad cognitiva en relación al ambiente".
Esto quiere decir la necesidad de innovar en estrategias, crear nuevos conceptos y técnicas para educar.
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Recuperar saberes ancestrales, técnicos y populares para la resolución de problemas. Estos implica la preparación de facilitadores para permitir la expresión de las potencialidades de los participantes.
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La conexión con la política y la geopolítica. Ayudar a la población a comprender que las guerras entre países y el ataque actual a Venezuela, tiene como único fin aprovecharse o quitarle sus recursos naturales. Por tanto la conservación es otra forma de defender la patria.
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Superar viejas concepciones como el conservacionismo romántico o conservadurismo, que pregona la idea de no tocar, no explotar. Las comunidades rurales que viven en el semiárido necesitan aprovechar de manera sustentable algunos elementos de la biodiversidad para subsistir y mejorar sus condiciones de vida. Imponer la no utilización de la biodiversidad "amor con hambre no dura" es injusto, cruel e impedirá ganar a las comunidades rurales como aliados y auténticos guardianes de estos bosques.
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La educación ambiental debe ser crítica y autocritica, debe llevarnos a evaluar nuestros propios comportamientos, a cuestionar el modelo económico, social y el orden mundial en que vivimos y ser capaces de proponer nuevas alternativas de desarrollo.
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Cuestionar el modelo de sociedad patriarcal, capitalista, proponiendo nuevas formas de relacionarse entre las personas y con la naturaleza.
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Revisar el ¿para qué hacemos educación ambiental? (¿cuál es el ecosistema, hábitat, especie o comportamiento a modificar?) ¿el cómo? (que estrategias a utilizar en función de la edad, sexo, grado de instrucción, recursos didácticos disponibles, etc) y ¿el porqué? (que ocurriría con los ecosistemas, especies, fuentes de agua y la subsistencia del poblador del semiárido si no emprendemos planes de educación ambiental).
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Fortalecer la participación, la motivación, la capacidad de negociación y establecer compromisos de los participantes. No se puede tolerar más daños justificados en la subsistencia y tampoco seguir fomentando el paternalismo del estado. Se debe incentivar la responsabilidad colectiva y la autogestión.
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Enseñar a pensar en cadena (pensamiento ecologista), ya que todo lo que existe sobre este planeta esta interconectado; aunque, no seamos capaces de percibir los enlaces o conexiones. Por ejemplo, reconocer los impactos de la cacería indiscriminada de los pequeños carnívoros para evitar que ataquen a las aves de corral o las cabras. Al matar a los depredadores se multiplicarán ciertos animales como las ratas de campo y conejos que atacarán los cultivos. También, proliferarán las serpientes. Comprender estas relaciones permitirá superar los conflictos socio-ambientales en el semiárido.
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Capacitar en nuevas técnicas productivas como la agroecología, sustituir las practicas de libre pastoreo por rotación de potreros o cría intensiva de caprinos; nuevas actividades como la piscicultura, el ecoturismo,el aviturismo, la extracción controlada de minerales no metálicos para autoconstrucción de viviendas y ventas a pequeña escala.
Foto de Nelson Cumare con playeritos en la laguna El Tapón municipio Iribarren del estado Lara. La observación de aves en el semiárido puede generar importantes fuentes de empleo e ingresos.
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Pensar en el futuro: fomentar los viveros y plantaciones de especies utilizadas para artesanías, estantillos, para garantizar la continuidad de la actividad artesanal, la cestería (cestas y manualidades de palmas y gramíneas en bosques de transición), aprovechar arboles caídos y podas de los arboles urbanos para leñas, restaurantes a fogón y carbón vegetal. Mejoramiento genético de las especies caprinas, ovinas, aves de corral en el semiárido.
2019 debe ser un año para impulsar la educación para la conservación del semiárido venezolano. Una educación antiimperialista, en defensa de nuestros elementos y recursos naturales, una educación integradora, que fomente la responsabilidad comunitaria, el sentido de pertenencia, que promueva la capacitación para el trabajo sustentable.
Conservar el semiárido es defender la patria. Educar para la acción. Educar para la conservación.