Venezuela: la guerra como opción política

Analizar la madeja que se esconde detrás del conflicto político y económico que se vive en nuestro país, requiere además del estudio y conocimiento de los actores principales, las causas reales y el impacto geopolítico de las decisiones que puedan tomarse para superar la actual situación.

El conflicto no se reduce a una batalla interna entre dos bandos por el control del poder político, sino que envuelve otras confrontaciones más profundas que se libran en el mundo contemporáneo. Implica la lucha entre dos corrientes de pensamiento capitalista que se disputan la hegemonía mundial: el capitalismo globalista contra el llamado capitalismo industrial, es decir George Soros contra Donald Trump.

Después una lucha a lo interno de los Estados Unidos entre la facción de Neocons, contra el trumpismo por el control del gobierno, para ponerlo al servicio de un intentó de crear una nueva hegemonía en un mundo unipolar.

Además comprende una pelea comercial entre Rusia y China contra EEUU por el control de la expansión del mercado mundial, y la sobrevivencia y adaptación de cada uno de estos países en el marco de los acontecimientos que vienen produciéndose en la economía mundial, con la perdida de espacio del dólar, y la crisis económica que viene desde el año 2009.

Guaidó es un simple policía o sapo entrenado por la Agencia Central de Inteligencia, responde directamente a las orientaciones de Leopoldo López, jefe político de la facción más violenta de la oposición venezolana, y quien ha venido negociando para que se le levante la inhabilitación política y se le permita participar en unas eventuales elecciones.

La autoproclamación de Guaidó, se da por condiciones especiales, el aislamiento político al que fue sometido Voluntad Popular, al ser excluida de las conversaciones sobre una salida política que incluía elecciones de gobernadores, alcaldes, Asamblea nacional, y la presión de Jhon Bolton y Marcos Rubio, tratando de imponer la agenda para presionar a Trump y recibir beneficios del posible botín de una guerra.

El presidente de EEUU se ve obligado a pactar con Bolton por temor al juicio político que se le puede abrir, pero no termina de apretar el botón de la guerra, porque sabe que ese grupo es su principal enemigo interno, y está obligado a mantenerlo contento y cerca. Por eso le entrega a Jhon Bolton, el manejo de los ingresos petroleros que pertenecen a Venezuela, como una especie de pago.

En este horizonte de intereses complejos Guaidó es un pobre diablo, sin tradición de lucha, sin perfil de líder serio, sin una capacidad real de convocatoria, es el típico aventurero que tira la parada de dados, lo más probable es que no aguante la presión y renuncie o negocie su salida por un buen fajo de verdes.

Es también muy probable que trompeta se acuerde con Bolton, Abrahams y Cia, lo cual no es un indicador de que la presión contra el gobierno Bolivariano va a bajar, pero la opción militar directa con tropas y marines como le gustaría a la presentadora de TV que quiere tener gringuitos, va desapareciendo.

La opinión pública internacional ha comenzado a reaccionar contra la guerra promocionada por Jhon Bolton, el senado de los EEUU ha bloqueado cualquier intención de intervención militar directa, la Cruz Roja internacional se ha negado a participar en la distribución de la falsa ayuda humanitaria, sectores pacifistas dentro de los EEUU han comenzado a protestar, consignas como "no war for oil" se dejan escuchar en las concurridas avenidas de New York, y Washington

Las posibilidades de acabar con el gobierno venezolano se ven más directamente ligadas a lo que se conoce como la privatización de la guerra, trayendo mercenarios para atacar objetivos específicos, como el palacio de Miraflores, o lideres importantes del chavismo, para empezar una guerra civil buscando una salida militar interna.

La resistencia heroica y consciente del pueblo ha logrado ir alejando el fantasma de la intervención militar directa, sin embargo la opción de la guerra entre venezolanos continúa siendo una preocupación real. Lo más probable es que al escucharse los tambores de guerra, Juan Guaidó, como dicen los españoles, empiece a cagarse y a mearse de las patas pabajo, y eso salpique a Bolton y Abraham que se olvidaron que en Venezuela dicen "el que juega con muchacho amanece cagado".



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Luis Figuera


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