La evolución de la situación que se vive en Venezuela, está íntimamente entrelazada a algunos acontecimientos que transcurren en lo que se conoce como el claroscuro de la política, y que involucra a importantes actores de mucha influencia como China y Rusia, países que forman parte del Consejo de seguridad de ONU con derecho a veto.
También incluye a diversas corrientes y movimientos que habitan y forman parte de lo que se hace llamar el estado profundo, o el conglomerado industrial-militar de los EEUU, según muchos analistas los que realmente imponen la agenda política, los Halcones, el Tea Party, el Lobby Sionista, los Neocons, El lobby cubano, los globalistas, el Trumpismo.
Todas corrientes dominadas y controladas por lo que Jane Mayer denomina el dinero oscuro, grupo de familias millonarias que en los últimos diez años se han dedicado a intervenir en política y a crear una elite de políticos que sirven solo a su interés económico, apellidos como Olin, Bradley, Koch son comunes en la boca de muchos congresistas.
En el caso de Rusia y China su papel está siendo determinante en el viraje que está tomando la situación en Venezuela. La cancillería ha declarado su apoyo incondicional al gobierno de Maduro, y ha sugerido a los Estados Unidos sacar sus manos de Venezuela, los Chinos un poco más cautos, pero igual mantienen un apoyo firme al presidente constitucional y legítimo.
La mayor beligerancia de Rusia puede entenderse por la actitud hostil y francamente peligrosa que ha venido asumiendo la administración de Trupm, ante temas tan importantes como los tratados de eliminación de armas de largo alcance, que involucra lo que los neocons llaman el aparato productivo de los EEUU o el Keynianismo militar, la lógica de que EEUU es un país cuyo papel es el de producir y vender armas a gran escala.
Además de tener que lidiar con la actitud hostil en temas tan sensibles, los rusos han tenido que soportar una política injerencista y provocadora en países bajo su órbita de influencia, como por ejemplo Ucrania que representa una puerta de entrada para los viejos enemigos, además las provocaciones absurdas en el mar Caspio lo cual los predispone a no complacer nuevamente al trumpismo que empieza a pagar los costos de una errática política internacional.
Es muy probable que esa Rusia que en el pasado muy reciente aceptó las arbitrariedades y abusos de la primitiva política internacional de EEUU, haya comenzado a despertar y a participar con más firmeza y decisión en el panorama global, el triunfo obtenido en Siria le demostró el declive de la hegemonía gringa.
La situación en Venezuela, un área real de influencia de la política exterior estadounidense, representa un buen ejercicio para el nuevo papel de las fuerzas rusas. EEUU bajo ninguna circunstancia puede perder totalmente el control de Venezuela, no solo porque pierde su mayor y más segura fuente de recursos energéticos, sino también por la situación geográfica, Miami está demasiado cerca. El oso ruso está consciente de este contexto y lo sabe aprovechar.
Esa circunstancia ha sido determinante para obligar a los Neocons a replegarse, a entender que por los momentos una apuesta topo a pinto por Venezuela no es lo más sensato, porque entre otras cosas existe la posibilidad real de tener que lidiar con una posible fuerza de ayuda militar acantonada en Cuba, y además una lucha irregular en el continente.
Es más fácil negociar algunos acuerdos y mantener las áreas de influencia de cada quien, lo cual posibilita que Venezuela sea declarada un territorio neutral, que no recibe ayuda Rusa pero tampoco intervenciones gringas. Está opción puede ser posible después que se filtraran las reuniones entre Elliot Abraham, y Jorge Arreaza, que entre los puntos tenían la creación de una oficina de negocios, según lo expresó el canciller venezolano hace apenas unos días.
Este panorama va a cambiar el esquema mental de la derecha venezolana, obligada a hacer una parte del mandado, crear condiciones para la confrontación interna de carácter relampagueante que pueda abrir otros horizontes a sus perspectivas. El 23F la oposición anuncia que va a realizar una gran movilización en la frontera para repartir las raciones de guerra, lo cual es una actitud peligrosa e irresponsable que puede ser el detonante de una gran confrontación. Sin embargo la guerra es para los guerreros, no para un Juan Guaidó que confunde bayoneta con mayonesa, y que si algo debe tener claro es aquel decir de Teyllerand "las bayonetas sirven para todo menos para sentarse"