La complejidad del momento político que vive Venezuela ha ido evolucionando de acuerdo a las respuestas que dan los actores que participan. Las posibilidades reales de una intervención directa de los EEUU, se ha ido alejando, y está tomando cuerpo otra forma de agresión armada con ejércitos de mercenarios formado por ex militares venezolanos.
La inteligencia gringa ha tenido que modificar sobre la marcha sus planes bélicos para adaptarlos a las circunstancias políticas, ya el plan de la utilización de la ración de guerra, para introducir armas y mercenarios esta al descubierto, y las tácticas de la guerra recomiendan que el ataque debe tratar de utilizar la sorpresa como el principal elemento.
Las posibilidades de un levantamiento militar que acabe en insurrección generalizada, es un elemento poco probable por el fuerte vínculo cívico –militar, y el fortalecimiento de la inteligencia venezolana como bien lo reconoció García Palomo en sus confesiones.
La posibilidad real de una guerra civil como elemento para acabar el estado nación como lo ha explorado el investigador Terry Meysen, necesita un poco más de tiempo para madurar las condiciones de unidad de la oposición venezolana, y sus posibilidades reales de ir a una guerra, con un enemigo mejor armado y más numeroso.
La utilización de militares desertores que puedan ocasionar una fisura en el aparato militar, es un proceso lento y poco probable tomando en cuenta la participación de los militares en las estructuras de gobierno, el componente ideológico de la nueva doctrina militar, los fuertes y permanentes vínculos del ejército venezolano con el pueblo, y el histórico carácter anti imperialista heredado del ejercito de zambos formado en 1808.
Las nuevas condiciones que se han creado en el campo internacional, imposibilitan la aplicación de un golpe militar tradicional, por lo que es necesario cambiar las formas, y mutar a nuevos métodos de agresión o combinar varios para lograr crear las condiciones de asaltar el poder.
Lo que en un principio se consideró como un método apropiado como se hizo en Nicaragua, que en la ayuda que se entregaba iba escondida droga y armas en lo que se conoció como el tristemente caso de Iran-Contras, por el cual fue acusado además de Oliver North, Ellioth Abraham, ya es un procedimiento que tal vez no pueda volver a utilizarse en nuestro continente.
Pero explorando las posibilidades que surgen sobre el terreno, la inteligencia gringa descubrió la posibilidad de utilizar el show de las famosas raciones de guerra, como mecanismo de financiamiento a través de la venta de más de 600 mil entradas para un concierto que contara con la presencia de artistas conocidos.
Este financiamiento va a servir para armar un ejército privado de militares desertores, que recibirán su pago y tendrán la posibilidad de contar con una logística ilegal que encubra la participación oficial de los gobiernos, y que entre otras actividades pueda ejecutar un ataque relámpago al Palacio de Miraflores, para intentar hacer prisionero al Presidente legítimo de los venezolanos, bajo el infame argumento que es mejor sacrificar a un solo hombre y evitar una guerra.
Esta operación de nombre código Castillo de Naipes, por el recuerdo que trae esta serie en la memoria de la vieja guardia de espías fracasados de la Agencia Central de inteligencia, y el efecto inmediato que según los expertos de la CIA ocasionara que el gobierno se derrumbe como un castillo de naipes, es una de las pocas opciones que le queda a la derecha fascista, para tratar de tumbar gobierno de forma rápida. Porque el tiempo es un factor que amenaza la poca unidad que se ha logrado estructurar alrededor de Guiadó.