El 18 de febrero el presidente, Donald Trump, pronunció un discurso en la Universidad Internacional de Florida, Miami, ante una comunidad de cubanos y venezolanos inmigrantes.
Las palabras pronunciadas parecieron estar imbuidas por el pensamiento político de un estadounidense de segunda categoría: el Senador Marco Rubio, que quiere ser más gringo que los mismísimos integrantes del White Anglo-Saxon Protestant (WASP).
El presidente Trump al fin se atrevió a decir unas cuantas palabras más allá de las que escribe por su Twitter. Como sabemos, por su cuenta de Twitter él contrata personal, despide funcionarios, le responde a los que le atacan, descalifica a las mujeres, los inmigrantes, los negros, los homosexuales, propone la construcción de un muro, y por ese mismo medio da línea al cuerpo diplomático estadounidense e, incluso, a empresas transnacionales que se vuelven foco de sus ataques. Por este mismo medio hizo su campaña electoral y derrotó en los colegios electorales a Hilary Clinton. Trump no hace política a través de las redes, la hace desde ellas.
Es lo que en la ciencia política podría llamarse el gobierno del twitter, esto es, la tuitocracia.
Haremos una suerte de deconstrucción de ese discurso.
Primero, recordando al sociólogo Pierre Bourdieu, en el campo simbólico, como un sector determinado de la actividad social, podemos afirmar que fue un discurso breve, improvisado, mal estructurado, sin ilación alguna, con gestos muy tosco en consonancia con su personalidad. Fue un discurso para producir éxtasis en los asistentes y para generar impacto noticioso en los medios de comunicación.
Hoy en día la manipulación es una herramienta que no sólo se utiliza para ganar elecciones, sino también para combatir y eliminar al enemigo político.
Segundo, como si aún estuviéramos viviendo en la edad media, Trump se cree el soberano del mundo, y "blandiendo la espada de la libertad" se siente con la autoridad de imponer leyes o castigos, incluyendo la posibilidad de dar muerte a los habitantes de cualquier territorio que se resistan a sus órdenes. En la propuesta de Michel Foucault, sería el poder de la soberanía que operaba mediante la siguiente fórmula: "hacer morir, dejar vivir".
En ese sentido, busca venderse como "la voz del pueblo americano y un "salvador" de la democracia en Venezuela. Así lo sentenció: "El pueblo de Venezuela está de pie por la democracia (...) y Estados Unidos está de pie a su lado". Por tanto: "un nuevo día está por amanecer en Venezuela",
Tercero, en ese discurso, encontramos rastros de la psicopolítica que para el filósofo surcoreano Byung Chul Han sería ese poder inteligente, silencioso y sutil que penetra en nuestra psique, controlándola y explotándola de acuerdo a sus intereses, seduciendo a los individuos para que colaboren con ella de manera voluntaria y eliminando cualquier forma de resistencia directa al proceso de dominación.
Es así que directamente Trump se dirige a la mente de los miembros de la Fuerza Armada Bolivariana y los conmina a que no sigan apoyando a Maduro, que deben colocarse al lado de los venezolanos y permitir el ingreso de la "ayuda humanitaria". También les dijo que acepten la oferta de amnistía que ha hecho Juan Guaidó.
Y si los militares no le obedecen, entonces le envía esta perla de "psicoterror": "No encontrarán un puerto seguro, ni una salida fácil ni una forma de abandonar el país. Van a perder todo". Le faltó decir: hasta la vida la perderán, como le ocurrió a Saddam Hussein y Muammar Gaddafi.
Cuarto, fue un discurso que hizo recordar etapas, que se consideraban ya superadas, propias de la "guerra fría", sobre todo las disputas ideológicas por "áreas de influencia", desarrolladas entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Dejó claramente establecido que no sólo Venezuela está en la mira, también lo están Cuba y Nicaragua. Al respecto, dijo: "Sabemos la verdad sobre el socialismo en Venezuela, en Cuba, en Nicaragua y donde quiera que se encuentre".
Además explicó que "el socialismo promete la prosperidad, pero solo entrega la pobreza; el socialismo promete la unidad, pero solo entrega el odio y la división; el socialismo promete un futuro mejor, pero siempre vuelve a los capítulos más nefastos del pasado, nunca sucede de otra manera".
Y para remate señaló: "el socialismo es una ideología triste, desacreditada, enraizada en la ignorancia de la historia y la naturaleza humana".
Allí, más que un empresario, que lo es, y muy voraz, habla con el anticomunismo de los WASP. Por cierto, este es el mismo presidente que llamó cometa al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y sentenció, en una intervención en la Naciones Unidas, lo siguiente: "Nos encargaremos de Corea del Norte (...). Nos encargaremos de todo". Pero ahora se reúne con quien había rechazado. Asi que cualquier desaguisado se puede esperar del presidente actual de Estados Unidos, quien ha sido acusado de ser un informante ruso por un funcionario que trabajó en su gobierno, el ex director adjunto del FBI, Andrew McCabe,
Quinto, el presidente Trump señaló: "(Los venezolanos) están volteando la página, dejando atrás el socialismo, dejando atrás la dictadura y no hay vuelta atrás", para lo cual EE.UU. busca una transición de poder pacífica en Venezuela, aunque "todas las opciones se mantienen abiertas".
En otra palabras, la opción militar sigue en la mesa y no es precisamente por el "socialismo" que, afirma, está muriendo y la "democracia que está "renaciendo", sino porque Venezuela constituye un "espacio vital" para la hegemonía estadounidense. El petróleo, el gas, el coltan y la ubicación geográfica venezolana, son estratégicos y llaman mucho la atención.
Hay un dicho de los saberes de la gente que dice que "perro que ladra no muerde", pero con el cuidado del caso, porque hay unos perros que sufren de mal de rabia y cuando muerden el virus hace mucho daño, viaja desde la herida hasta el cerebro, y ni siquiera una inmunoglobulina antirrábica sirve para contener sus nefastas consecuencias.
Pendiente con eso.