¿A quién le faltan cojones?

Al final del gobierno uribista, el propio Álvaro Uribe dijo, al referirse al gobierno de Hugo Chávez Frías, que le había faltado tiempo… Para el momento se interpretó que le había faltado tiempo para enfrentarse, militarmente, al gobierno revolucionario. Al respecto, Chávez repicó que lo que le había faltado a Uribe era cojones… Y todo quedó allí. Ahora, en estos momentos cruciales para la vida de los venezolanos, nos encontramos con otro escenario. Un escenario donde en el lado colombiano está al frente del gobierno un títere de Álvaro Uribe que, no sólo obedece a los lineamientos de su protector, sino que fue más allá, y se arrastra, como un vil reptil, al loco que habita en la Casa Blanca. Eso es otra cosa. El payaso de la Casa de Nariño, se siente guapo y apoyado. Por lo tanto grita desaforadamente, y acoge, como niños de pecho, a todo traidor que, por los caminos que sean, llegan a Colombia.

Así están las cosas: del lado colombiano un presidente Duque, hecho a la medida para las intenciones perversas de Donald Trump y su pandilla de criminales. Y del lado venezolano, un presidente legítimo que no responde como hubiera respondido Hugo Chávez, o cualquier otro presidente que haya sido atacado, ofendido y ultrajado, como lo ha sido Nicolás Maduro, nuestros militares, y, el pueblo venezolano, en general. Mucha gente, chavistas inclusive, piensa que al presidente venezolano le han faltado bolas para poner en su sitio al títere de Uribe y lacayo arrastrado a los designios de Trumpo. Una supuesta energía, plena de orgullo, fue sustituida por una vieja frase de Eleazar López Contreras: "Calma y cordura".

En efecto, en los actuales momentos, Venezuela es epicentro de una controversia mundial, gracias a la "Calma y cordura". Juan Guaidó, un desconocido guarimbero es, hoy día, un gran cosota, gracias a la displicencia del gobierno y de las instituciones del Estado. Mucha gente señala que si el gobierno hubiese apresado al señor de marras el mismo día que se autoproclamó, otro gallo cantaría, en el aquí y en el ahora. Pero se le dio paso a la "Calma y cordura", esgrimida, en mala hora, pienso yo, por nuestro presidente Nicolás Maduro. ¿Por qué el señor Guidó se autoproclamó entre un gentío en una plaza? ¿Por qué no lo hizo en el Hemiciclo de la Asamblea Nacional? Elemental, mi querido Watson. Le habían aconsejado que no lo hiciera allí, en la AN, porque no saldría del Palacio Federal, sin los ganchos.

Era evidente que eso pasaría (lo apresarían de inmediato), no solo en un gobierno legítimo, como el de Maduro, sino en cualquier otro gobierno del mundo. Pero aquí, ese día, no pasó nada. Y el títere se alzó, pues, todo había sido planificado desde la Casa Blanca. Y allí comenzó el jueguito que aún no ha terminado, después de algunos hechos de violencia en la frontera tachirense y la que nos conecta con Brasil, donde la violencia arrojó muertos. El señor Guaidó, teniendo prohibido salir del país, lo hizo impunemente. Y rio, a carcajadas en Cúcuta, al lado de tres presidentes, un senador republicano y el Secretario de la OEA.

Ahora, el "líder" fabricado de la noche a la mañana, por el equipo criminal que rodea a Donald Trump, quien, dicho sea de paso, es además jefe de la oposición venezolana, amenaza con entrar a Venezuela y ponerse al frente de sus funciones, sólo como presidente de la Asamblea Nacional, sino como presidente interino de Venezuela. ¿Tendrá las bolas suficientes para entrar? Tal vez, lo haga. Él y quienes lo manejan, como una marioneta, piensan que Maduro no tendrá los cojones requeridos para apresarlo, ya que el mismo Trump y el grupo de lacras del cartel de Lima, ha dicho "Al señor Guiadó, ni con el pétalo de una rosa".

¿Por qué llegamos a estos extremos? Habría que preguntárselo al propio Maduro, al TSJ, al Poder Moral, al Fiscal General de la Nación, y, naturalmente, a la flamante Asamblea Nacional Constituyente. El presidente, con su "Calma y cordura", con su continuo llamado a diálogo, y Diosdado Cabello, presidente de la ANC, con su "ya viene el tun, tun". Nada pasa en este país. El señor Guiadó y la AN han hecho lo que les ha dado la gana. Se han pasado por el forro a la Constitución y a los organismos gubernamentales, así con el aparataje del Estado, que luce como un paquidermo, lento e inofensivo. Según los expertos, no es a Iván Duque que le ha faltado tiempo, parodiando a su mentor, sino que a Nicolás Maduro, le ha faltado cojones, por las razones que sean, pero si hubiera actuado, junto a los organismos del Estado, esta vaina no estuviera como está. Se han burlado, como les ha dado la gana, de nuestro gobierno y del Estado venezolano. Eso no lo duda nadie… Porque esta clarito, como agua de manantial… ¡Se cansa uno!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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