Hay una saturación informativa para desviar la verdad de algunos hechos. Dichos datos saturan las causas y efectos que los provocaron, muchos de ellos, sin contextualizar y conceptualizar sus porqués. Esto, se hace para que el ciudadano olvide su realidad y la reconstruya. Otros darán una explicación, torturar la mente mediante mecanismo encriptados en fotónemas y argumentaciones políticas, esto, la idea fundamental es hacer del miedo un uso político, una tecnología que se viene propiciando en Venezuela gracias a la inteligencia cubana. Estas incidencias, los investigadores la llaman terrorismo de Estado. Sin dudar, vamos hacia un partido socialista netamente militar.
De allí, la importancia que le debemos dar al simbolismo cívico-militar, regresamos a la época del autoritarismo y, al tiempo oscuro del gomecismo- perezjimenismo.
Lo que implica que nos encontramos en una época de plena precariedad democrática y fundamentando la doctrina de los demonios, incluye a una trilogía que desea encarnarse en el poder, digo, militarismo, guerrilleros y civiles que en una relación semántica alcanza también aquellos sujetos sociales y políticos que se encarnaron durante el período 1977- 1995, el cuestionamiento más critico al sistema de dominación. Así que, no sigamos tentando al demonio militar. Impugnando, como dejando de lado, las ideas revolucionarias, lenguaje y la praxis criticas que propiciaron el Che, Fidel y Chávez, el tiempo en Sierra Maestra y la Academia Militar Venezolana.
Nos están manipulando políticamente y provocando los miedos sociales que vienen desde la dictadura, esgrimiéndo la tesis del golpismo y una cuerda de reclamos supuestos para afianzarse en el poder.
Estamos ante una celada, ya en estado embriónico. Ya, hoy, nadie desea intervenir en política y reconocer el poder en Nicolás Maduro Moros, quién predica el amor, como lo hizo Chávez, ¿Pero, quienes son los culpables? Es como amar a un ciego, es seguir amando y nunca tener la libertad de razonar, hay dos maneras de conseguirla, por los votos y las balas, (Malcom X).
Se debe entender que la política es una ciencia y, el hombre no debe tener motivos equivocados. El voto hay que llamarlo y convocarlo con ideología y todos, debemos involucrarnos.
Hoy, nuestros jóvenes tienen un gran peso sobre nuestra historia, cambiar a Venezuela de nuevo pensar por cuenta propia, recordemos a Renny Ottolina. Es el momento de asumir una decisión y tener los oídos bien abiertos, escuchar todo lo que los demás deben expresar sobre la Tierra de Bolívar como pueblo, debemos aprender estas cuestiones y, dejar la violencia atrás.
Sin duda, nos encontramos ante un reduccionismo involuntario, improbable que nos ha conducido a una dictadura, donde vale es matar o morir. Nos encontramos entre bandas desviadas de la realidad. Ahora, nadie es imperialista, pero, dicen encontrarse en una reapertura democrática, se victimizan o endemonian, se despolitizan de esa gran verdad que es Fidel o el Che, Hugo. Los mismos agentes del Psuv, son los que manejan la matriz de la ideologización subversiva, así que expresan unos extremos violentos en un marco complejo y estratégico para instaurarse en el poder para siempre.
Por ello, la nación se encuentra en un gran vacío, es el clásico discurso fascista- derechista concebido desde el poder para llevarnos a un colonialismo pedagógico y legitimar su modelo que no es comunista, menos socialista. Estamos en una plena desconfianza hacia la dictadura.
La ausencia de un debate político- cultural e ideológico acerca de la revisión crítica de nuestra historia, nunca nos llevaron al pensamiento único, tan dado por Chávez Frías, lo que nos indica que estamos en la profundización de la ignorancia, indiferencia y desinterés de los dirigentes para hablar sobre el pasado y la realidad nacional, porque desconocemos el mañana del país.
Existe, entonces en Venezuela un lenguaje pranico que nos despoja de referentes culturales y éticos en quienes creer, lo cual, nos deja huérfanos, simplemente solo somos consumidores de una bolsa CLAP, más no agentes de un ideario, estamos excluidos del contexto geopolítico- territorial.
Nos encontramos ante una ideología neoliberal, un discurso economicista, donde la voz única e imagen es la presidencial. Así que nos enfrentamos ante un terrorismo de Estado, la mudez y resignación de los jóvenes, la verbalización ante la amenaza golpista.