Desengaño dudoso ludovicosilvaiano profundo

El poeta Ludovico Silva, planteaba, años ochenta, los casos límite contradictorios borrosos, al definir el desengaño: "El desengaño es escepticismo, llevado, el desengaño, por la duda en todo y de todo, entre los aspectos límbico antagónicos borrosos, la certeza y la duda, el pesimismo y el optimismo, el escepticismo y el optimismo", él llamábalas direcciones límbica dialécticas, seguíase de la definición del desengaño, pues, del tercio incluso aristotélico profundo, o sea, el desengaño dudoso radical, al que tienden y del que trascienden las configuraciones límbica contrarias borrosas, el pesimismo y el optimismo. El poeta Ludovico Silva, hablaba de Michel de Montaigne, el hijo adoptivo del capitalismo individualista y de la mano invisible del mercado, y decía que era un hombre desengañado, pero nunca un ser amargado. Este cura ignaro raro cleuasmo asno, barrunta rebuznando repugnante roznido, que Michel de Montaigne, 1533-1592, abanderado de la concepción individualista del mundo. Montaigne, junto a Tomás Browne, 1605-1682, autor de Religio Medici, copiaron a Sócrates, en el mundo de la consciencia, del mi propio yo, del mi yo interior, del mi posesión espiritual racional de reconocerme a mí mismo, del defiéndeme Señor, del defiéndeme de mí, de mi conciencia, de mi propio yo, de mi yo interior de Jorge Luis Borges. Sócrates, entre lo cosmogónico y lo antropocéntrico, entre natura y persona, entre lo consciente y lo inconsciente, entre el teorema directo y el teorema indirecto. Sócrates, el del discurso de Sancho del regreso de Don Quijote, regreso a la Mancha, Quijote (II, 72), clave socrática cervantina, de la tercera y última salida, de vuelta y en derrota: "¡Abre los brazos adorada Patria a tu parido y bien nacido hijo Don Quijote! ¡Si bien viene derrotado de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo!" ¡SÓCRATES!, aquí no hay sino filosofía pura profunda, aquí lo que hay es ironía radical abismal, en el desengaño dudoso ludovicosilvaiano profundo, tal el tercio incluso aristotélico abismal, tal la verdad cortazariana profunda, tal la verdad andarina golondrina ramossucreiana, tal el centro universal unificado teilhardiano, tal la teoría del campo unificado einsteiniano del entendimiento ético estético espiritual, tal punto crucial decisivo, de equilibrio dinámico dialéctico diplomático dialógico, sin privados aspectos privilegiados interesados georgebushianos, en la optimalidad ortogonal pitagórica, trecho estrecho arrecho, en que se unen pareadas pirámides paradójicas kelsenianas, y los pareados triángulos rectángulos pitagóricos, tanto por las bases piramidales como por las hipotenusas triangulares, diagonales contrarrecíprocas teoremáticas socráticas de la tormenta de ideas democritoianas, que copiara la dinámica de grupos villaverdeianas, entre lo consciente y lo inconsciente, entre el teorema directo y el teorema indirecto.

Este cura ignaro raro cleuasmo asno, barrunta rebuznando repugnante roznido, hanle de llegar los barruntos apologéticos cristianos adoptivos y transformativos en arma defensiva y ofensiva, la lógica aristotélica del tercio excluso estagirita, pero jamás de los jamases del tercio incluso aristotélico profundo, entre el tercio excluso y el tercio incluso, entre exceso y defecto. Santo Tomás, había cristianizado a Aristóteles, que cuando su autoridad en el aspecto cosmogónico astronómico físico, se pusiera en duda, era como si lo cristiano hubiera sido atacado sin miramiento, expresábase, lo divino fuera de lo consciente, fuera de mi propio yo, en tanto que lo contraproducente, en mi propio yo, en mi yo interior, en mi consciencia, la sucesión temporal borgiana: "El tiempo es un manantial, llevado, el tiempo, por mí mismo", en la persona y no en natura. Michel de Montaigne, pudo correr igual suerte, y finalmente lo adoptó, el capitalismo y la burguesía. Esa suerte, no la corrió Tomás Browne, el de Religio Medici, que inmortalizara Jorge Luis Borges con el poema Religio Medici, 1643. Browne, fue execrado y tildado de hereje, por esta irónica perlita especulativa, entre la ofensiva y la defensiva: "Oriéntense con las luces de la razón, cuando la Iglesia y las Escrituras no resuelvan". Igual sucedióle a Sócrates, tildado de hereje, el abanderado del razonamiento adabsurdum, el de la diagonal contrarrecíproca del triángulo rectángulo pitagórico, o sea, la optimalidad ortogonal pitagórica, en que están todas las mejores soluciones y óptimos resultados, entre el teorema directo y el teorema indirecto, de lo que hablara Bertrand Russell, socrático manifestó adabsurdumiano, cuando mandara al carajo al tercio excluso aristotélico, pero quedóse ahí, y los venezolanos diéronle una sopapina con el tercio incluso estagirita, Russell: "Una contradicción implícalo todo, a partir de ella, puédese demostrar todo lo que quiérase", entre lo consiente y lo inconsciente, entre natura y persona, entre lo cosmogónico y lo antropocéntrico, ahí en el centro universal unificado teilhardiano, entre el teorema directo y el teorema indirecto. Teilhard, ahí, un Dios irónico abismal, entre lo consciente y lo inconsciente, la consciencia radical dialéctica, entre mi yo interior y mi complementario, entre mi propio yo y mi complementario, entre mi conciencia y mi complementaria, como lo planteaba el poeta Antonio Machado. Teilhard, tomó la cicuta espiritual, en tanto que Sócrates, tomo la cicuta real, ambos, por entrepitosos reales estrepitosos atrevimientos interiores reflexivos conscientes teológicos teleológicos de adentro hacia afuera. Ahora, al comandante Chávez, estánlo montando en la rueda estoica infernal imperial de la mano invisible del mercado, como hiciéronle a Michel de Montaigne, véase el descaro con que es defendido sin putos tapujos inalámbricos aranguibelianos, en estos últimos días del 2019. El comandante Hugo Chávez, amparado por el miserable impoluto puto señor desalmado armado de lo malo Elliott Abrams, asaltante y violador del Derecho Público Internacional, salteador de soberanías y de embajadas, es el encargado de Venezuela en el gobierno de Estados Unidos, para adoptar y adoctrinar al comandante eterno, y de abajarlo de los cielos cerebrales del pueblo venezolano entero.

Este cura ignaro raro cleuasmo asno, barrunta rebuznando repugnante roznido, con digresión y sin digresión, insiste que el poeta Ludovico Silva, planteaba, años ochenta, los casos límite contradictorios borrosos, como Luis Alberto Machado, años setenta, con la borrosa revolución de la inteligencia, en que copulariza y populariza la conjunción "Y", en el ser y noser. Ludovico: "El desengaño es el escepticismo, llevado, el desengaño, por la duda de todo y en todo, entre los aspectos límbico antagónicos borrosos, la certeza y la duda, el pesimismo y el optimismo", él llamábalos direcciones límbica dialécticas, a los casos límite contradictorios borrosos, seguíase y guiábase por la definición del desengaño, pues, del tercio incluso aristotélico profundo, del desengaño dudoso radical, vase del pesimismo al optimismo. El poeta Ludovico Silva, hablaba de Michel de Montaigne, y decía que era un hombre desengañado, pero nunca un ser amargado. Idem, Tomás Brown, Jorge Luis Borges, quien abrevó en aquellos, cuando escribió el famoso poema: "Defiéndeme Señor, defiéndeme de mí…", y decía que el vocativo no implicaba nadie, y decía que la esperanza estaba anidada en la consciencia, y no fuera, porque la espada y la roja lanza, estaban sembradas en la inconsciencia, de las que no había que librarse. Sócrates corrió con la suerte de Platón, que publicara su luz interior teológica teleológica, en tanto que el Dios interior de Teilhard, brilla en sus textos con oscura luz ebria enceguecedora, no más por hablar del centro universal unificado reflexivo consciente como la teoría del campo unificado einsteiniano, entre la física clásica y la física cuántica, que Aristóteles negárale al físico alemán, el tercio incluso estagirita profundo de la paradoja parábola cúbica de Zenón de Elea, entre Aquiles y la tortuga, entre el universo en expansión einsteiniano y el universo en contracción einsteiniano, en aquel conocedor de la velocidad de la luz, y en éste conocedor de los agujeros negros en espacios vacíos.

Si este cura ignaro raro cleuasmo asno, barrunta rebuznando repugnante roznido, con digresión y sin digresión, ha insistido en que el poeta Ludovico Silva, planteaba, años ochenta, los casos límite contradictorios borrosos, con el desengaño: "El desengaño es el escepticismo, llevado por la duda de todo y en todo, entre los aspectos límbico antagónicos borrosos, la certeza y la duda, el pesimismo y el optimismo". Entonces sea dicho que entre las posibilidades límbica contradictorias borrosas del conocimiento, dogmatismo y escepticismo; entre los orígenes límite contrariados borrosos del conocimiento, racionalismo y empirismo; y entre las esencias límbica contrarias borrosas del conocimiento, realismo e idealismo, entre ellos y entre ellas, ha de estar el desengaño dudoso ludovicosilvaiano profundo abismal radical, el tercio incluso aristotélico profundo, entre exceso y defecto, en la optimalidad ortogonal pitagórica, trecho estrecho arrecho, en que ha de darse el golpe feroz cesarvallejoiano teleológico. El equilibrio dinámico dialéctico dialógico diplomático, sin privados aspectos privilegiados interesados georgebushianos. Al desengaño dudoso ludovicosilvaiano profundo abismal radical, tienden y de él trascienden los aspectos límbico antagónicos borrosos, ahí va sin roturas, en difuminación continua espectral, en el trecho estrecho arrecho, hacia niveles superiores, las nuevas conceptualidades revolucionarias transformadoras en lo político económico social cultural ecológico, rueda histórica espiralina, eterna noria notoria, de los momentos del fluido cambio dialéctico, difícil de aprehender por la mente humana, dichos y denunciados, esos momentos, por el mismo Ludovico Silva, en lo consciente y en lo inconsciente, en natura y en persona. Ergo vergo sea dicho que si priva uno de los aspectos límbico antagónicos, limítase las posibilidades consensuales del bienestar común, predomina la posibilidad georgebushiana épica, de la indigna infamante imprecación: "O estás conmigo o estás con mi enemigo". La fórmula enseña que el equilibrio, sin privados aspectos privilegiados interesados georgebushianos, ha de estar en el desengaño dudoso ludovicosilvaiano profundo abismal radical perfecto, en que entendimiento ético estético espiritual, han de estar en equilibrio dinámico dialéctico dialógico diabético perfecto, sin privados aspectos privilegiados interesados georgebushianos, del estás conmigo o estás con mi enemigo, de la "O" exclusiva disyuntiva ahistórica del tercio excluso aristotélico, contra la "Y" conjuntiva copulativa inclusiva de Luis Alberto Machado. Existe el equilibrio diplomático perfecto ante lo georgebushiano imperfecto, equilibrio diplomático perfecto ante lo barakobamaiano imperfecto, equilibrio diplomático perfecto ante lo donaldtrumpiano imperfecto. Ergo vergo sea dicho que el desengaño dudoso ludovicosilvaiano profundo abismal radical perfecto es el equilibrio diplomático completo justo pacífico del gobierno bolivariano chavista contra Elliott Abrams, y todos los asaltantes de caminos diplomáticos, en estos y en todos los momentos.



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Miguel Homero Balza Lima


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