Había una vez un país llamado Venezuela, que respiraba aires de grandeza con sus niños, con su juventud, con sus viejos y hasta con sus enfermos, que tenía de todo para tirar al aire dentro de una revolución socialista pujante y, lo más importante disponía de: un pueblo integrado de hombres y mujeres dispuestos a trabajar, dar y velar por la formación y educación de sus hijos, pero que jamás, ni en sueños ha podido ser libre de policías y militares dentro de la aspiración de tener una verdadera democracia bien estructurada que, han hecho todo lo posible no por la falta, sino mala concepción de ideas y lógica social, de unos líderes políticos que como traficantes de un sinfin de oportunidades, han preferido a cómo sea venderle su alma al diablo por enredos de odios y de rencores y una bien planificada corrupción, bañada y perfumada por una vasta inseguridad que se ha tragado el beneficio de los derechos humanos del país que sólo la benevolente Bachelet ha podido descubrir en tres días que nos visitó, y por bien o por mal o, por ambos, ha dejado como misión: un conjunto de recomendaciones que, dada su experiencia -de presidenta chilena por dos veces- son fáciles de corregir, si en verdad Maduro quiere seguir en el poder, debe de una vez comenzar por eliminarlas, en vez de estar quejándose de más de lo mismo como si nada pasara en el país, que él y su tren de gobierno nunca las ven.
Y entre ellas: adoptar en lo inmediato, la disponibilidad y accesibilidad de comida, agua, medicamentos y poner a funcionar los servicios de atención a la salud, tanto maternos como infantiles y, que no se roben las medicinas y repartir bastantes condones que impidan que las venezolanas echen al mundo más carajitos y carajitas a pasar hambre, como también implementar medidas, para cesar, subsanar y prevenir las violaciones que a diario se cometen en el país contra los derechos humanos sobre las violaciones graves con torturas -bien de moda en la actualidad- y las ejecuciones extrajudiciales, así como también se debe investigar con prontitud y efectividad como exhaustivas e independientes de imparciales y transparentes todas las violaciones de los derechos humanos que arrojan como resultados la muerte de indígenas sin dejar a los responsables sin castigo ninguno ante la justicia y, de inmediato dejar libres a justos como pecadores que están privados arbitrariamente de su libertad, como también parar en seco, prevenir y castigar todos los actos de persecución y represión selectiva por motivos políticos y además, las campañas de desprestigio tal cual como se hace en la actualidad dentro de su gobierno y, adoptar todas las medidas que hagan efectivas proteger a las personas defensoras de los derechos humanos y sobretodo a los profesionales de los medios de comunicación que todos ellos están en el deber de actuar y el gobierno consentir lo que digan, aunque sean mentiras que mentiras no hieren ni matan.
Se hace necesario acabar de una buena vez con la intimidación y ataques contra los pueblos indígenas como indígenas que son que no saben lo que hacen y están en su deber hacer, así no conozcan la Constitución ni las leyes y, no quitarles nunca sus tierras y, otra cosa que que es muy grave el no dejar a que todo el mundo manifieste a a la hora y el día que sea y se queman y matan vean lo que van a hacer que no afecte sus derechos humanos y, jamás deben meterlos presos que eso se ve solamente en Venezuela, jamás en otro países como los Estados Unidos que si hay democracia. Y si tienen bolas disuelvan las FAES y funden otro organismo más democrático, imparcial e independiente que siga las reglas de la comunidad internacional sin cegarse por ciertas desviaciones que en todos los países son normales que no son dictaduras sin víctimas ni victimarios y, cuando pueda cambie el sistema judicial que no sirve para la oposición que no gana una y de una vez salir del defensor del pueblo y del fiscal general que no sirven y, además no garantizan el derecho de las víctimas de quejarse ni a interponer recursos a obtener el derecho reparaciones y protección contra la intimidación y las represalias y, también se hace necesario garantizar el derecho a la identidad y la documentación que haga posible que las personas salgan del país, incluyendo a los niños y, hay que montar una oficina permanente del ACNUDH que haga más democrático el país y, otra vaina, el ACNUDH se queja al gobierno, para que: publique los datos sobre salud y nutrición, sexo, edad, pertenencia étnica y lugar de residencia que puedan utilizarse para concebir y aplicar una respuesta humanitaria de la crisis del país y, que afloje los recursos necesarios y disponibles a la realización de los derechos económicos y sociales y, después permita evaluar esos gastos y que se deje además de politizar los programas sociales que vacune a todo el mundo bien seguido y, que de una vez autorice el libre acceso a la información de interés público y, por último que revoque todas las clausuras a los medios de comunicación y acabar con las medidas de censuras contra los medios de comunicación y que garantice ver Internet y las redes sociales y todos los sitios web de noticias e imparcialidad de los medios oficiales y acabar con el desarme y desmantelar a los grupos armados civiles pro gubernamentales, esos malditos colectivos que no han dejado que Guaidó llegue a Miraflores y, en sí no caer en contraposiciones con el gobierno de los Estados Unidos, tal cual como ella, Bachelet, lo hacía en Chile. Quedan en el aire muchas otras medidas que afectan el bienestar de otro países.
Todas las recomendaciones anteriores son precisas cumplir por el bien de Venezuela y del gobierno dictatorial de Maduro.