Un genio venezolano que murió en la indigencia (en 1991): José Vicente Ortiz

  1. Algunos genios venezolanos murieron locos, otros se suicidaron, sobre esto hay una larga historia. Ahí está caso del sabio pintor Armando Reverón o José Antonio Ramos Sucre (quién se suicidó en Suiza); podría decirse que el famoso investigador en medicina José Francisco Torrealba también murió trastornado. Un día, precisamente, le pregunté al sabio José Francisco Torrealba por qué se habría suicidado el poeta Ramos Sucre (a quien él conoció) y me contestó: "- Los locos no deben viajar".

  2. Yo conocí a José Vicente Ortiz, quien fue mi profesor en el Instituto Pedagógico de Caracas, cuando cursaba mi segundo año de estudios en la carrera de Física y Matemáticas. Este sabio venía de ser profesor de matemáticas en la Universidad de la Sorbona, y pasaba por una grave situación económica, y casi todo el mundo en el medio universitario lo catalogaba de loco. La Universidad Central de Venezuela no quiso contratarlo. Recuerdo que en el Instituto Pedagógico de Caracas, apenas asumiendo su cargo en la cátedra de Álgebra y Teoría Compleja, una banda de malandros que se decían estudiantes, hicieron una campaña horrible y miserable contra el profesor Ortiz porque éste era muy exigente en las evaluaciones. Hasta le hicieron una huelga, escribieron versos y vulgaridades horribles contra él en los pasillos y hasta salieron a quemar cauchos en la Avenida Páez. Por lo que entonces, las llamadas autoridades del Instituto decidieron despedirlo.

  3. Esos malandros del cuarto año del Instituto que estaban próximos a graduarse y que veían en peligros sus títulos y estaban acostumbrados hasta pasar en los exámenes sin estudiar, empapelaron, digo, el Instituto Pedagógico con insultos asquerosos. Entonces me uní al compañero de estudios Alfredo Zavala para enfrentar a esos canallas "estudiantes" que estaban atacando a un sabio como lo era el profesor José Vicente Ortiz. Con más de uno de aquellos miserables nos caímos a puñetazos, pero logramos destrozar casi todos aquellos adefesios e insultos. Luego, insólito, muchos de estos malandros lograrían hacerse profesores provocando en liceos y universidades verdaderos caos y estragos morales entre la juventud.

  4. José Vicente Ortiz, fue durante 17 años profesor de matemáticas en la Sorbona. Había nacido en La Charneca, y era un muchacho sumamente pobre, y sin siquiera ser bachiller asistía a las clases que en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central impartía el famoso profesor Raimundo Chela. Viendo Raimundo Chela el enorme talento de José Vicente Ortiz, lo recomendó a un conocido matemático francés para que lo evaluara y le asignase un lugar como investigador. Fue tan brillante en los resultados de estos exámenes que Ortiz se convirtió en un eminente profesor de la Sorbona.

  5. En 1966, regresó Ortiz a su patria, llegaba casado una señora francesa, y con dos hijos. El Jefe del Departamento de Matemáticas del Instituto Pedagógico de Caracas, el profesor Alejandro Rodríguez, lo contrató para que dictara la materia Álgebra Moderna, en la cual no se encontraba en aquellos tiempos quien la dictara. Ortiz en plena clase y sin tapujos de ningún tipo, nos dijo, aquel programa de Álgebra Moderna que pretendían enseñarnos, lo había hecho un borracho.

  6. Recuerdo que las notas que él ponía en los exámenes eran 0, 10 o 20 puntos. Y recuerdo también que se quedaba con los estudiantes hasta altas horas de la noche resolviendo problemas altamente complejos de Probabilidades y Teoría Combinatoria. Un día José Vicente Ortiz se presentó en el Instituto Pedagógico de Caracas con un modelo de computadora, y quería explicárselo a los estudiantes más destacados. Pero no tuvieron ecos sus proyectos, y acabó siendo echado del Pedagógico.

  7. Pero aquella Venezuela de la Cuarta República no atendía para nada por sus hombres de talento, y el pobre José Vicente Ortiz quedó en la calle, y su mujer regresó a Francia con sus dos hijos. José Vicente se entregó al alcohol. Yo lo vi varias veces en el Chicken Bar de Sabana departiendo con Orlando Araujo de quien era muy amigo. En esos tiempos el profesor Ortiz se había vuelto realmente intratable, se encontraba bastante neurasténico, y casi siempre embriagado.

  8. Un día, en el año de 1979, en medio de grandes necesidades económicas, José Vicente le pidió trabajo al jefe del Departamento de Matemáticas de Universidad de Oriente, y cuando éste le dijo que le mandara su currículo y algunos documentos para buscarle una plaza, Ortiz le contestó de manera violenta y severa que él no tenía ni siquiera cédula de identidad y que él era un hombre que no necesitaba justificarse con papeles porque podía demostrar ante cualquiera que dominaba ampliamente áreas del conocimiento como el Álgebra, Cálculo, Probabilidades y Estadística, Variable Compleja, etc. Y no volvió a insistir …

  9. La última vez que lo vi, me lo encontré en total estado de indigencia por los lados del Nuevo Circo. No supe cómo murió ni en qué año. Siempre recuerdo a aquella eminencia, con mucho dolor y tristeza.

  10. Para finalizar este recuento, me referiré ahora al caso de Juan Manuel Cajigal, quien nació en Barcelona, el 10 de agosto de 1803, y murió loco en Yaguaraparo, Península de Paria. Fue uno de los hombres más extraordinarios del siglo XIX, sobre todo en su formación como matemático. Cuando cumplió 13 años, Juan Manuel se embarca rumbo a Cádiz, donde piensa realizar estudios en la Academia militar. En 1818, ingresa en el Real Cuerpo de Ingenieros de Alcalá de Henares, y allí se establece hasta la invasión de los Hijos de San Luis, en 1823.

  11. De 1825 a 1827, Juan Manuel Cajigal asiste a los cursos avanzados que se imparten el Instituto de Francia. En 1827, cuando Bolívar se encuentra en Caracas, regresa a su patria. El 13 de octubre de 1830, el Congreso Constituyente aprueba la creación de la Academia de Matemáticas, que había sido propuesta por Cajigal, a comienzos de 1829.

  12. En 1833 encontramos a Juan Manuel Cagigal siendo presidente de la Comisión de Artes y Oficios de la Sociedad Económica de Amigos del País. En agosto de ese mismo año, siguiendo los pasos de Humboldt, asciende a la Silla de Caracas, y recolecta especímenes de la flora. Publica su relato en las "Memorias" de la Sociedad Económica de Amigos del País.

  13. En 1834, es nombrado primer comandante de ingenieros y ese mismo año persigue en los Valles de Aragua al insurgente Cayetano Gavante.

  14. En 1835, siendo presidente de la República José María Vargas, Juan Manuel Cajigal es nombrado conjuez de la parroquia Catedral en las elecciones de mayo, y en octubre, nombrado senador por la provincia de Barcelona.

  15. En 1837, es miembro de la comisión de Hacienda de la Cámara del Senado. En 1837, junto con Ángel Quintero forma parte de la comisión que redactará el informe sobre los límites con Colombia. En 1839, funda el Correo de Caracas. En 1838 es Director de Instrucción Pública.

  16. Cuando el general Carlos Soublette, en 1843 es presidente de la República, Cajigal es representante principal ante el Congreso Constitucional. Muere Juan Manuel cajigal en Yaguaraparo, el 10 de febrero de 1856.

  17. La historia es un como un gran rompecabezas que va tomando forma con los minúsculos detalles que los investigadores día a día van rescatando del polvo, de la desidia y el olvido. Pudiera decirse que no existe un sólo documento, que por zonzo que parezca, no deje ser esencial para la comprensión de los hechos del pasado, la ambientación de una época en particular, que revele los sentimientos, las preocupaciones de un grupo social de aquellos tiempos. Sobre todo, quien investiga en este campo debe aprender a leer entre líneas. El historiador se asoma al espíritu de los hombres en esas tenues fisuras sicológicas que dejan entrever las palabras. Leyendo al Juan Manuel Cajigal (Imagen y Huella)*) de Héctor Pérez Marchelli, me parece haber descubierto otras cargas de desesperación, tristezas inenarrables, aberraciones políticas de entonces, miserias y desolación de esta tierra tan vejada y esclavizada sobre todo por la indolencia.

  18. Juan Manuel Cajigal no era un hombre con cualidades de guerrero, tampoco de político (tal cual como se ha entendido en los partidos), no obstante que padeció una época, en la cual sin estas dos "cualidades" era prácticamente imposible sobrevivir. Todavía, con todo el "progreso" del cual nos jactamos, vemos como a ciertas luminarias de la ciencia, ciertas consagradas crismas del intelecto les es imposible sustraerse del pequeño mundo de la diatriba partidista.

  19. A Juan Manuel Cajigal le fue imposible vencer la estupidez de su época, y su trágico final, no es sino el resultado de un hombre ante la visión derrotada de su Destino. Que mira su talento hecho añicos por la jauría de los partidos de la época. Su vida y su talento irremediablemente perdidos. Nunca tuvo paz para pensar, para ordenar sus ideas en medio de la exigente disciplina que requieren el estudio de las ciencias exactas. Se cuenta que Cajigal murió loco. Pero así de terrible era para un hombre de talento aquella Venezuela.

  20. Uno se conmueve imaginando cuánto pudo haber hecho de positivo Juan Manuel Cajigal por nuestro país, aún en medio de terribles adversidades. De la capacidad infinita para tolerar tantos desmanes y estragos. Cajigal tuvo que resignarse a vivir en el infierno de las eternas guerritas, en los montes desolados y ensangrentados, y en la soledad de su pueblo y murió cara al mar como Bolívar.

  21. Se nos hace insoportable esa visión de Páez, patán con el rebenque en la mano, enfurecido contra el pensador Juan Manuel Cajigal, a quien destituye de su cargo de profesor de "matemáticas sublimes", en la universidad, por considerarlo autor de un anónimo en el Correo de Caracas. Indudablemente para mí, la figura del prócer Páez es mil veces inferior a la de Juan Manuel Cajigal. Hay que ver cómo se han reproducido cantidades enormes de paecitos en tanto que hombres de la categoría de Cajigal no pudieron prosperar en nuestro medio.

  22. Cajigal, triste, con los ojos hechos cenizas de tantos indagar… En su agonía de pensador… Nada más cruel que uno no tenga con quien comunicarse en los niveles profundos que exigen las ciencias abstractas; si hoy es difícil soportar tal aislamiento, cómo lo debió haber sido entonces. Se percibe esa condenación irremediable que padecieron un Ramos Sucre, un Reverón, un Cecilio Acosta, un José Vicente Ortiz.

  23. Con todo lo matemático que tenía Cajigal, es necesario hacer la observación, que no fue de esos investigadores y estudiosos unidimensionales, obcecados de una parcela del conocimiento, incapaces de mirar un poco más allá de sus números y fórmulas. Cajigal buceaba en casi todos los campos del espíritu, porque es necesario decir que un hombre restringido casi exclusivamente a una parcela del saber jamás podrá aspirar a la comprensión de nada. Es imposible obtener ideas nuevas, incluso en el propio campo de las matemáticas, sino se conoce la historia, por ejemplo. Todo conocimiento parcial del hombre lo empequeñece, y esto lo entendía muy bien los estudiosos de antes, quienes llegaban a dominar varias lenguas, y que como Cajigal conocían algo de buena música, literatura, botánica, pintura. Quizás por esto nuestras universidades, en el presente, se encuentren tan degradadas.

  24. Lo más importante de la obra de Cajigal fue haber formado 164 venezolanos que trasmitieron de algún modo su infatigable capacidad para el trabajo, la paciencia que requiere la investigación científica. En medio de tanta barbarie esta es una proeza increíble, tan exigente y cruel como ganar batallas en la época de la independencia. Batallas igualmente arduas porque para abrirse caminos en la abstracción del pensamiento, en la honestidad del conocimiento, hace falta cierta mucha valentía y coraje, audacia y atrevimiento.

 



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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