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¿Recuerdan cuando cada semana les echaban gas lacrimógeno a los viejitos cerca de Miraflores, reclamado su pensión?
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¿Se acuerdan de aquel pobre brujo que vaticinó la muerte del presidente Caldera y lo zamparon a la cárcel, sin anestesia?
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¿Recuerdan cuando el ministros de Transporte de Luis Herrera Campins, Vinicio Carrera, se fue de paseíto al exterior con una maleta llena de dólares y lo cogieron por allá en un aeropuerto, y los gringos hasta lo protegieron? Y era tan bello Vinicio que en no sabiendo qué hacer con tanto billete, se compró en Londres un título nobiliario, y allá los ingleses dijeron que era todo un GENTLEMAN AL NIVEL DEL ALMIRANTE Nelson. Y luego cuando a Vinicio trataron de juzgarlo en Venezuela apareció aquel capitán América (ex ministro copeyano y ex gobernador de Caracas) llamado Asdrúbal Aguiar y le hizo una defensa tan brillante que salió convertido en un héroe.
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¿Y se acuerda de aquel otro grandísimo ladrón adeco, ex presidente de Banco de los Trabajadores, llamado Eleazar Pinto, que robo tanto que aprendió a jugar golf y se fue a vivir al Country Club, vecino de Gustavo Cisneros?
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¿Y se acuerdan de aquel otro presidente de la CTV llamado José González Navarro que robó tanto que montó un exótico zoológico (cual Pablo Escobar), enorme, en su casa de Caracas? Pobrecito aquel sindicalista José González Navarro, quien de la mayor pobreza pasó a convertirse en un magnate, y adquirió el desaforado hábito de vivir paseando por el mundo. Cuando regresaba al país, los fines de semana no salía del Hipódromo La Rinconada, enterándose de los trucos en los que era experto aquel otro adeco llamado Reinaldo Leandro Mora, quien sabía muy bien cómo ganarse tres cuadros millonarios seguidos en el «5 y 6». Ay, Dios mío, si al general Felipe Llovera Páez, Pérez Jiménez lo echó del gobierno por ganarse un cuadro falsificado, qué decir de estos adecops que se los ganaban cuantas veces les daba la gana. Contaba además José González Navarro con una señorial mansión en la isla de Trinidad. ¡Qué tiempos aquellos, cuando éramos tan macarranudamente felices, y no era que no lo sabíamos, carajo! Hay que decir que todos los que fueron presidente de la CTV terminaron siendo grandísimos ladrones.
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¿Se acuerda de aquel otro ex presidente de la CTV, llamado José Vargas, cuya hija se auto-secuestró para sacarle un tremendo billete al pobre anciano ladrón, y a la final acabó matándolo? ¡Ah, qué bellos tiempos aquellos! ¡Ah, si volvieran!
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¡Ay!, y luego vendría Carlos Andrés Pérez quien con su barragana Cecilia Matos los superaría a todos. Cecilia Matos Melero, no quería títulos nobiliarios ni profesionales (como el que le dieron a Blanca Ibáñez) sino dinero y poder. Estaba viviendo cerca de la mansión de los Cisneros. Se había hecho miembro del club «La Lagunita» en 1978, cuando la acción tenía un valor de 200.000 bolívares, y ella en su declaración al impuesto sobre la renta había declarado que su ingreso anual era de 25.000 bolívares784. Pero banqueros como Pedro Tinoco la protegían. Cecilia Matos llegaba en helicóptero a La Lagunita para disfrutar de grandes saraos, fiestas cariocas o dominicanas, «derrochando encanto y belleza» y millones de bolívares en una sola noche. Cuántas veces magnates como Gustavo Cisneros le besaron la mano a esta vecina de La Lagunita, al momento de descender de los helicópteros de la Armada. Todos allí se conocían porque muchas veces también se habían visto en La Romana, la casa de veraneo de los Cisneros, en República Dominicana. También en espléndidas reuniones en Nueva York o en Miami. En Nueva York aquella reina tenía varios lugares para no aburrirse. Podía pasar unos días en el Olimpic Tower o en la Galirie. Cecilia además tenía pasaporte diplomático.
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¿Se acuerdan cuando Jaime Lusinchi hizo por decreto doctora a su barragana Blanca Ibáñez, y formaron aquel gran fiestón en la Universidad Metropolitana, y más tarde le entregó en Consejo de ministros en pleno la Orden del Libertador en Primera Clase? ¡Qué bellos éramos! Si todo esto lo enseñaran en las escuelas primarias y en los liceos, qué grandes fuéramos! Pero somos tan lerdos, estúpidos, miserables y cobardes, NOJODA!
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¿Recuerdan aquellas catastróficas quiebras de bancos en cadena, y aquella protección del gobierno a los banqueros para que luego volvieran a quebrarlos? Aquella "maravillosa" época en que nadie tenía seguro sus churupos en los bancos porque se los robaban…
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Recuerdan aquellos presidentes con sus barraganas felices con sus aviones privados recorriendo el mundo? ¿Que además utilizaban los aviones militares para irse a dar chapuzones a La Orchila, a Los Roques, Margarita, Coche, Islas de Aves?
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¿Se acuerdan cuando el Alto Mando militar se le cuadraba a la barragana Blanca Ibáñez, estando ésta con indumentos de Comandante?
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¿Recuerdan aquellas matazones de estudiantes por pedir pasaje estudiantil, comedor y cupo en las universidades?
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¿Recuerda que se liberaban los precios de los artículos de primera necesidad y nada se conseguía (ni leche en polvo, ni aceite ni harina pan,…) porque todo lo acaparaban (como siempre) los malditos comerciantes? Y existía aquella Tripartita para exprimir al pueblo, entre la Fedecámaras, CTV, la Iglesia y el gobierno?
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¿Recuerdan que las pensiones del Seguro Social nunca las pagaban? Recuerdan que choro Teodoro Petkoff le robó las prestaciones a todos los trabajadores y aquella vaina resultó apasionadamente acojonante y nos hacía gritar de euforia y alegría en las calles?
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Recuerdan aquel Paquetazo de Carlos Andrés que provocó la muerte de más de diez mil personas en Caracas, y que colocó a Venezuela en el pináculo de la violación de los derechos humanos, pero Washington decía que no había pasado nada?
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¿Recuerdan que a ningún "avezado político de la Guanábana" se le ocurrió la Misión Vivienda o Barrio Adentro, y que jamás se plantearon utilizar el dinero del petróleo para atender a los grandes problemas sociales? Con aquel barril a 7 dólares, pero cuán come-mierdas éramos, y no nos atrevíamos siquiera convocar a la OPEP para reclamar un precio justo, porque nos daba pena…
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Recuerdan, cuando Venezuela no era nada en el mundo, y todos los países nos humillaban, y andábamos como putas solicitando denigrantes préstamos al FMI para poder pagar sueldos, que además se los llevaban los banqueros ladrones?
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Ah, aquellos lindos años, por todos lados negros nubarrones, sin destino, ahogados en la más horrenda desmoralización y vileza. Aquella Venezuela esclavizada por las transnacionales, por deudas delirantes, por amenazas de todo tipo y orden, sin visión, sin rumbo ni esperanzas. Con gobernantes ladrones, lacayos, bufones y beodos.
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Pues bien, esa es la Venezuela que algunos imbéciles y eunucos quieren que rescatemos, quieren que vuelva. Yo me la imagino por un huequito de mi serena conciencia, y veo una tragedia total: caos y vértigo de asesinatos por doquier pero que jamás reportarán CNN, FOX, la prensa gachupina de ABC o El País, ni nadie de la poderosa prensa mundial. Una Venezuela hundida en un infierno y brutal caos, pero presentada al mundo como modelo de recuperación milagrosa en todos los aspectos. Yo lo veo todo clarito, tan cual como se los digo.