Una empacadora privada, subsidiada por el Estado y que se llama El Arañero: ¡es el colmo del cinismo! No nada más por el nombre, también por la bulla de la “producción” hecha con una “empacadora” ¿Y quién produce? La cojedeña, una empresa privada, es subsidiada por el Estado para “empacar” alimentos destinados a los claps, el dinero que debería ir a las empresas socialistas, por ejemplo, lácteos Los Andes, ahora es desviado hacia la Cojedeña, o hacia El tunal, del famoso “Tornillo”, Alejo Hernández, el conspirador denunciado por “cabeza de mango” con un video, financiados por Castro Soteldo; las dos empresas procesan y empacan la misma línea de productos que lácteos los Andes ¿Alguien sabe qué pasó con Lácteos Los Andes, con Diana, con La Gaviota?
Sigue el esquema de los subsidios a los parásitos, y la importación. El Estado no puede producir alimentos y garantizar soberanía alimentaria mediante una agricultura y una ganadería artesanales, de pequeños fundos. Y la mayoría de los productores privados son subsidiados por el Estado, porque, si no es así, no producen, su naturaleza es la de ser parásitos del Estado, es así y siempre ha sido así en Venezuela, son unas lampreas pegadas de la renta petrolera. Si no pueden producir leche venden la carne, si el gobierno no se las compra no producen carne y se dedican a especular en el comercio, a importar, procesar y a “empaquetar”, como Lorenzo Mendoza, y si no se compran un banco. No pueden exportar, ni siquiera flores exóticas o guacamayas, todo lo que reciben del Estado se lo roban, no son competitivos porque no invierten en mejorar los sistemas de producción, para eso está papá Estado. No pueden competir por si solos ni siquiera con Curazao. Lo único que se produce en Venezuela es petróleo; con lo único que podía competir y maniobrar políticamente Venezuela en el mundo, y el gobierno quebró PDVSA a su favor, a favor de los “inversionistas privados”. Venezuela no tiene capacidad para producir alimentos para la exportación, ni siquiera para que unos vivos cuasi empresarios se hagan ricos. La única forma es que el Estado los subsidie, o sea, les regale sus ganancias. Esto es lo que ha hecho el gobierno de Maduro hasta hoy, subsidiarles sus ganancias, sus apetencias, y financiar la conspiración de la derecha y de EEUU por carambolas (EEUU no invierte en conspiraciones, usa el dinero de sus víctimas).
La meta de Chávez era lograr la soberanía alimentaria, producir los alimentos que consumimos y todo lo demás, necesario para el buen vivir, ¡independencia!, independencia de la renta petrolera, sobre todo, ¡ahorrar la renta petrolera!; exportar SOLO el excedente, decía el comandante. La meta de Chávez era la soberanía petrolera, ¡independencia de las trasnacionales! Y usar la renta para desarrollar infraestructuras, viviendas, medios y vías de comunicación, tecnología, medicina, educación, cultura, esparcimiento, conservación ambiental, civilizar las ciudades… Cuando veas y sientas que está sucediendo todo lo contrario es porque se trata de Nicolás Maduro y su plan de prosperidad económica.
Lo cierto es que estamos en guerra contra la sociedad y a favor del capitalismo. Maduro solo le interesa que el departamento de Estado y Trump le permitan gobernar su capitalismo populista. La guerra la tiene EEUU contra Venezuela, contra el socialismo, pero también contra Maduro que es un socialdemócrata, contra el país en general porque busca controlar sus fuentes energéticas, las reservas de agua, minería y una fuerza de trabajo barata. La guerra de Maduro, de verdad verdad, es en contra de nosotros los ciudadanos de a pie, en contra de los pobres, frente a todo lo demás se comporta con adulación, se viste con liquiliqui de seda, les tiende la mano, les implora una entrevista, los llama a la paz pisando la cabeza de los más pobres. Hay que acabar con esta miseria de gobierno, con la mentira y con la humillación. Necesitamos recobrar la dignidad… ¡Viva Chávez coño!