¿A quién se le ocurre irse a vivir a Perú?, creo sin temor a equivocarme que, ningún profesional de país alguno que se respete buscaría trabajar en esa nación, donde todos sus presidentes son ladrones y, una buena parte de la oposición está en la cárcel por corrupta que, además el escritor Vargas Llosa, se lanzó como candidato a presidente en junio de 1990 y, fue derrotado en la campaña electoral abierta por Fujimori y, a la semana delirando de arrechera: estaba en España haciéndose ciudadano español que, por la austera amistad con el rey: ganó a los pocos años el premio nobel y el título de marqués y, muy escasamente viaja a Lima, a la ciudad de los perros, a la que debe odiar de amargura y tristeza a la vez.
El que llega a Caracas se consigue con peruanos y hasta en las páginas amarillas de Cantv los consigues (Flores, Quispe, Rojas), que no la abandonan y, si vas a Argentina, la consigues infestada de peruanos, viviendo en sana paz. Aunque no son santos de devoción de los argentinos, no profesionales de carreras, sino obreros en muchos cargos, ninguno de importancia, a lo más, pequeños negocios, conserjes y alguna que otra cocinera sirviendo en una casa rica y, la gran mayoría quechuas del campo: quejándose de su mala suerte de su pobre país que ahora la han cogido con los "ilusos" venezolanos que allá respiran, peluqueando la brisa de estar fuera de Venezuela que sinceramente no sé que hacen, sin percartarse que son una afrenta de los feos peruanos que, hoy baña de orgullo a ese país de ser fundadores del Grupo de Lima a lo Trump, además son apasionadamente xenófobos que su población envalentonada y ciegos de rabia han descuartizado a compatriotas que, a lo mejor fueron por lana y perdieron la vida. Lo demás es dale betún y vete para otra parte.
Y que nos queda decir que no esté a la vista de este mundo disparatado que vive de los dólares de los estadounidense, donde muchos de los nuestros y de otros muchos países van a degradarse como esclavos del sistema capitalista que practican y que mantienen a muchos países de Latinoamérica a sus pies, donde su mejor suerte es estar a buen nivel de explotados y explotadores que peruanos a lo mejor son escasos que, a lo mejor son de bajo rendimiento y poco poder de aguante, más bien, esperando la remesa que les llegará por tener a tantos venezolanos sin orientación perdidos en ese estar de cada día, pagando en carne propia no haber sabido luchar con moral y luces por su subsistencia que hasta Sucre debe estar destrozado en su dignidad interna de luchador venezolano y, a quien los colombianos se encargaron de asesinarlo y lo sacaron del camino de la libertad.
¿Será acaso qué el que la hace la paga? O, ¿será que muchos de los que se fueron a meter en esas tinieblas orfanatorias que como país es Perú, las están pagando por todas sus malas acciones que practicaron en Venezuela, bien con sus vecinos, con sus hermanos y en un revertir de malas acciones: condenados están a ser el hazmerreír de los peruanos que son de educación sumisa y alborotados en ofender como el pan de cada día: de vete a tu tierra veneco, deja de dar lástima, vente a comer mierda con nosotros que todavía no nos hemos hartado y podemos darle algo en parte. Vuelvan a reír y a soñar, pero no importa que seamos indignos de un cielo que es de todos: de ricos como de pobres, aunque el infierno se lo peleen.
Dicen que no hay infierno grande y, como infierno, muertos de hambre, con malos servicios, sin luz eléctrica, con una oposición que ni lava ni plancha, y se guinda: Yo me quedo en Venezuela y al Perú desde lejos, donde haya uno, tratando de ganarse la vida que en su país no puede hacerlo y aquí sí, ¿por qué será? Y para más vaina -se darán cuenta- tengo un nieto empatado con una fea peruana, pero allá él que vive en otro mundo.