El debate ha comenzado entre los revolucionarios, los problemas de la revolución bolivariana no resueltos, represados por la coyuntura electoral, se ponen de nuevo sobre el tapete. La iniciativa política la toman los sectores chavistas más conciliadores, cuyos dirigentes, sin muchos escrúpulos, plantean la apertura hacia la oposición, abriendo una peligrosa brecha para que el enemigo se cuele con su caballo de Troya al seno de la revolución y fortalezca el chavismo laig incrustado en cargos ejecutivos, el mismo que precisamente frena las iniciativas populares o aquellas políticas que benefician al pueblo. ¡Guerra a la burocracia, al burocratismo y a los burócratas que con boinas y franelas rojas, frenan el proceso, lo obstaculizan y lo desvían! El planteamiento lo hizo nuestro líder fundamental el propio 3 de diciembre en el Balcón del Pueblo.
Hay tareas políticas, tareas sociales, tareas económicas, tareas ideológicas para ser impulsadas en el debate, en la calle, en todos los lugares donde esté el pueblo, por los revolucionarios y esa inmensa masa organizada. Hablemos de algunas de ellas.
Tareas pendientes son aquellas como la acometida seria de la limpieza de ciudades como Caracas, con políticas municipales de verdadera participación popular y colectiva que termine con esa nunca resuelta problemática, no sólo en la limpieza sino en la concientización. ¿Por qué no tener una ciudad limpia en los barrios, urbanizaciones, el centro si en otras partes eso se ha logrado? Las ciudades y los pueblos nos duelen a quienes en ella habitamos, asumamos, como poder popular organizado, el reto de vivir en ciudades y poblaciones dignas, no en ciudades con calles sucias, rotas, abandonadas, sin luz.
El problema de la economía informal que acogota a la ciudadanía y le arrebata sus espacios públicos. El temor a tomar decisiones, la corrupción que no pocas veces esconde la venta de puestos, las mafias de extranjeros indocumentados que manipulan a los trabajadores informales, la corrupción que le vende a bajos precios los alimentos de Mercal para que insensible y ambiciosos buhoneros los revendan a altos precios, clavándole al pueblo la garra de la especulación. Toda una problemática social y humana que no termina de resolverse nunca porque no existe la voluntad política para hacerlo ni la valentía para enfrentar esa problemática. Problemática de sub empleo que no se compadece de las cifras de reducción del desempleo.
La cuestión de la vivienda, uno de los problemas más graves que padecen miles de familias venezolanas y que ha contado con la voluntad del gobierno del presidente Chávez para buscarle solución a mediano y largo plazo, ha estado atenazada no pocas veces a la corrupción de funcionarios y también de algunos solicitantes; las perversiones de la empresa privada que frena y chantajea al gobierno con insumos como cemento, cabillas, madera, etc., encarece los costos deliberadamente y busca la máxima ganancia. Una revisión profunda, implacable del Ministerio del Hábitat y la Vivienda para sanearlo de arriba abajo, meterle la lupa de la Contraloría Social y no permitir que una de las políticas banderas del gobierno se tuerza por la corrupción o la burocracia y con ello aumentar el dolor de las familias sin viviendas.
La batalla ética, por los principios, la dignidad, el amor al prójimo pero no de la boca para afuera sino como lo hace la revolución bolivariana, con cientos de Casas de Comida para los pobres, con la políticas hacia los menesterosos de la Misión Negra Hipólita, la dignificación de las cárceles y los presos como intento el Ministerio del Interior y Justicia. Profundizar la Misión Barrio Adentro I, II, y III, base de un verdadero y auténtico sistema de medicina humanista en Venezuela, que tantas vidas ha salvado, no la mezquina y explotadora medicina privada y la torva mentalidad y actitud de muchos médicos que niegan con su actitud el humanismo de la carrera de médico, que politizan el oficio y discriminan a humildes ciudadanos que padecen enfermedades por tener inclinación por las ideas del proceso bolivariano.
Entre las tareas prioritarias está del momento está dar la batalla por crear definitivamente un sistema judicial decente y digno, luchar a brazo partido contra la impunidad, porque se haga justicia y aquellos que tienen delitos pendientes paguen por ellos. Un triste precedente se sentó con perdones de golpistas que volvieron por sus fueros a hacer cosas peores. Ante nada se detuvieron, destruyeron la industria petrolera, trajeron ejércitos de paramilitares colombianos, volaron el auto del fiscal de la dignidad Danilo Anderson y sus autores intelectuales están libres, delinquiendo como la Poleo y su progenitor.
La impunidad se enseñorea, los fascistas conspiran abiertamente y no pasa nada, Globovisión y Radio Caracas llaman, literalmente, a derrocar el gobierno las 24 horas del día, y nada pasa; CONATEL brilla por su ausencia y no se aplica la Ley Resorte ni ninguna otra; los medios y sus dueños se burlan de las amenazas gubernamentales de cerrarlos porque saben que no lo van a hacer. ¿Hasta cuándo esa situación? ¿Hasta cuándo la burla al pueblo, al país? ¿Es con los golpistas, los fascistas, los conspiradores que proponen dialogar los seudo revolucionarios, hacerles más concesiones y torcer el rumbo socialista de la revolución?
La lucha por la seguridad del país pasa por la creación, finalmente, de la Policía Nacional; ya eso no puede dársele más de largo, el país necesita una policía única, mandos unificados, la disolución, sin contemplaciones de TODAS las policías, crear una policía revolucionaria, bolivariana, no de malandros, choros, funcionarios deshonestos, corruptos. El problema de la seguridad es uno de los más graves que padece el país, no sólo es un problema de mano dura, sino que en las policías está concentrada toda la perversión del sistema cuarto republicano que no termina de morir. Es un problema estructural y sin la participación de las comunidades, del pueblo consciente y organizado, en revolución, no habrá solución de una problemática propia del capitalismo salvaje. A grandes males, grandes remedios: ni un solo funcionario de las policías actuales debe estar en la nueva policía o volveremos a lo mismo de siempre. Allí debe estar lo mejor de nuestro pueblo, los hombres y mujeres más dignos, honestas, rector, con ética socialista, con principios y profesionalismo. ¡Ese es el reto no sólo del gobierno, sino del pueblo revolucionario y bolivariano!
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