Gracias a Maduro

Soy severamente disléxico, o sea, casi no puedo leer porque mis neuronas no hacen la relación fácilmente entre la construcción de las palabras utilizando letras para representar sonidos(*), y los sonidos como tal o la combinación de esos sonidos, entonces durante mi vida casi no he leído las grandes obras literarias, o sea, no he leído muchos libros que contienen muchas palabras o configuraciones de palabras no comunes, raras, o descriptivas, más bien, he leído --- más que nada --- sobre las matemáticas, las ciencias, la historia, la geografía, y la naturaleza pero a partir de libros y revistas que contienen muchos dibujos y gráficos.

(*Los idiomas europeos utilizan letras o símbolos para representar sonidos, y es a partir de esos sonidos que se hacen palabras, mientras que en el idioma chino por ejemplo, ellos no utilizan letras o símbolos para expresar sonidos, sino que utilizan símbolos para representar palabras enteras, ya hechas, completas, entonces para aprender chino nuestras neuronas no necesitan entender los símbolos como sonidos, sino que debe poder asociar un símbolo a una palabra, cosa, o concepto. Es muy diferente. Siendo disléxico, es probable que de haber nacido chino, no hubiera tenido ninguna dificultad para leer ya que eso es exactamente lo que debo hacer para poder leer el inglés, español, y el francés, debo memorizar la forma de la palabra completa, físicamente, como si fuera una dibujo, y asociar ese dibujo al significado de la palabra. Esa es la dislexia.)

El libro con el cual me enseñé a leer era "Jorge el Curioso," las historias de un mono curioso y su dueño, el Hombre del Sombrero Amarrillo, el cual leí por lo menos 1000 veces en unos 5 años (lo leía casi todos los días).

Les cuento esto porque ese libro me hizo querer ser aventurero, y eso es lo que hice.

Me fui de la casa las primeras veces a los 11 años de edad, y finalmente, por siempre, me fui de la casa a los 15 años, y de allí recorrí 34 países sobre un periodo total de 35 años, donde aprendí muchísimo haciendo trabajos que poca gente hace debido al peligro, o debido al hecho de que uno debe viajar todo el tiempo y trabajar más de 12 horas por día, 7 días la semana, o, el hecho de que --- a causa de eso --- es muy difícil mantener una familia, y menos todavía, una familia unida y feliz en un solo lugar, donde la pareja no le montaría cacho por no estar en casa lo suficiente.

Bueno …

La cosa también es que para hacer esos tipos de trabajos a nivel internacional, uno no puede normalmente tener una casa, un carro, cuentas bancarias, etc., ya que uno no sabe si va a morir en cualquier momento, entonces uno generalmente usa el dinero que genera en el momento, y lo que no usa, se lo manda a la familia o a otras personas que pudieran utilizarlo en caso de que uno muera repentinamente.

De hecho, muchas personas que trabajan en esas cosas mueren repentinamente, y joven. He tenido la suerte de sobrevivir hasta pasado los 60 años de edad viviendo aventuras peligrosas, y eso es muy raro.

Bueno, cuando era chico y leía Jorge el Curioso, me imaginaba ir a las selvas tropicales exóticas del centro del continente africano y vivir allí entre los Negros nómadas, en la naturaleza sin ninguna comodidad moderna, quería salir de Canadá (donde nací) y ver el mundo, pero quería conocerlo de primera mano, ese mundo salvaje, inocente, y natural, quería saber cómo era de vivir de la manera la más sencilla posible, y así empezar mi vida, y desde allí ir progresivamente aprendiendo una y otra cosa con cada nueva aventura, y así lo hice, pero con algunos pequeños ajustes.

1) No fui a África, fui a Venezuela.

2) La selva exótica donde viví fue en Barlovento en Venezuela (no en África), en una región de Negros descendientes de esclavos quienes hasta entonces (1970’s) todavía se escondían del hombre blanco.

3) Seguí teniendo aventuras, muchas, pero no solo en las selvas tropicales exóticas de Venezuela, sino también en los grandes desiertos del mundo (Arábico, Sahara, Atacama), en las grandes sierras del mundo como las Rocosas en EEUU y Canadá y los Andes de Sur América, y también algunos territorios árticos como el territorio Cree (Indígena – Eeyou Istchee) del este de James Bay donde viven los osos polares (también viven en otras regiones del mundo).

Finalmente, después de haber recorrido el mundo (bueno, no todo) y de haberme mudado alrededor de 40 veces en mi vida, decidí en el 2010 de regresar a Venezuela y establecerme de manera permanente aquí en mi país preferido (aunque hoy está hecho un desastre total), y eso también lo he hecho.

Entonces …

Lo que quiero decir es lo siguiente …

Toda mi vida, desde que leí Jorge el Curioso por primera vez, fui fascinado, mesmerizado (hipnotizado), y atraído por lo exótico de la naturaleza, las tribus indígenas, la increíble belleza del planeta, y la gigantesca diversidad de la fauna y la flora del mundo, pero en particular de las zonas tropicales cómo existen en el centro del continente africano, o Venezuela por ejemplo.

Siempre he tenido una afinidad por la magia, la brujería, y el chamanismo, básicamente por todo lo que tenga misterios y secretos, naturales o sobrenaturales, en otras palabras, me entretengo más pasando el tiempo con Indígenas y animales, insectos, y plantas en las selvas, montañas, y desiertos del mundo que de gastar mi tiempo (y energía y dinero) viendo televisión, o yendo al cine, o celebrando fiestas con familiares y amigos.

(Pero ese soy yo.)

Este estado personal mío de fascinación, magia, y satisfacción de aventurero sigue hoy conmigo, me siento orgulloso y afortunado de haber conocido a Venezuela antes de morir y antes de que Maduro apareciera en el escenario, antes de que el país se vuelva un nido de sucio nepotismo y amiguismo político lleno de camaleones, ratas, alacranes, zamuros, culebras, sanguijuelas, y vampiros, antes de que las sonrisas de inocencia y felicidad desaparezcan de los rostros de la gente, antes de que corrupción, la delincuencia, y la mafiosidad generalizada tomara el control de nuestra sociedad resultando (en mi estimación):

1-En unas 25 millones de personas (80% de la población) viviendo en miseria y miseria extrema,

2- otras 4 a 5 millones de personas (10% – 15% de la población) huyendo del país en búsqueda de una vida digna y normal, y

3- Un máximo de 1 a 2 millones de personas (3% a 5% de la población) viviendo una vida más o menos bueno, o muy buena, o "demasiado buena" donde viven como reyes y reinas en comparación con los demás.

Así --- más o menos --- ha sido la distribución (en mi estimación) de los ingresos y de las riquezas de Venezuela bajo el mando de Maduro.

Con esta desgracias llamada Venezuela-bajo-Maduro, no solo la inmensa mayoría de la población fue lanzada a la pobreza y a la miseria siendo devorada por los camaleones, ratas, alacranes, zamuros, culebras, sanguijuelas, y vampiros, sino que también desaparecieron las sonrisas, las fiestas, la música, los fuegos artificiales, gran parte de la música y de la cultura tradicional (siendo reemplazada por influencias del norte), también desaparecieron (en parte) las celebraciones de los 15 años, de los cumpleaños, y de los días de los enamorados, de las madres y de los padres.

También --- generalmente --- desaparecieron las grandes cenas y almuerzos dominicales entre familia y amigos, los viajes a las playas y a las piscinas, y las excursiones turísticas entre familiares y amigos.

Ha desaparecido la educación de calidad, la luz (electricidad), el agua potable, gran parte del transporte terrestre, aéreo, y marítimo, la comida, y los medicamentos.

También han desaparecido millones de trabajos fijos, y las pensiones casi se han desaparecido por completo a solo $2 por mes.

(¿Maduro pudiera vivir con $2 al mes? Sí Luis.)

Bueno, por extensión, ha desaparecido en la población venezolana la esencia de:

1- la dignidad,

2- la felicidad,

3- el orgullo,

4- el honor,

5- la confianza,

6- la esperanza, y

7- la "joie de vivre."

A raíz de todo esto, casi se ha acabado con:

1- el turismo internacional,

2- el turismo nacional,

3- la capacidad de viajar solo con seguridad,

4- el mantenimiento y el cuidado de la infraestructura del país y del ambiente, y

5- el sentimiento general de bienestar social.

Debido a todos estos factores, y más, puedo decir hoy que se me han evaporado casi todos los sentimientos relacionados con Venezuela en términos de mi fascinación por:

1- los misterios,

2- lo exótico,

3- la magia,

4- la belleza natural, y

5- la aventura.

Ya no viajo más solo dentro de Venezuela, es demasiado peligroso.

Ya no me interesa conocer nuevos y lejanos lugares en Venezuela.

No quiero morir todavía.

Me gustaría poder seguir viviendo aventuras como Jorge el Curioso, pero no puedo, y no vale la pena de todas maneras.

¿Para qué?

¿Para verles las caras de culo a todo el mundo en su miseria?

¿Para oler la basura y excremento de animales y humanos por todos lados debido al descuido y el abandono?

¿Para poner en riesgo mi vida debido a la terrible inseguridad?

¿Para qué?

Aquí todo lo bueno se acabó, o casi.

Se acabó ese sentimiento de inocencia mágica ancestral y exótica que siempre había existido en Venezuela antes de que Maduro tomara el control (descontrol) del país y haría de él una cueva de salvajes y cavernícolas dirigido por una cuerda de camaleones, ratas, alacranes, zamuros, culebras, sanguijuelas, y vampiros.

Antes de Maduro Venezuela era para mí una estrella única brillante y misteriosa llena de aventuras, hoy Venezuela es, para mí, una celda de prisión sin luz con una pequeña ventana viendo hacia afuera donde la única cosa que se ve es un desierto de destrucción total tipo apocalíptico, sin árboles, sin animales, sin flores, sin lagos, sin nada, pura muerte y desolación, pura desgracia, pura miseria, abandono, y apatía.

Bueno …

Para finalizar …

Así como a veces ocurre con una pareja cuando por ejemplo una de las personas cae en el abandono y --- por ejemplo --- no se lava, deja de cuidarse, usa ropa muy vieja, rota, y sucia, anda sin zapatos, sin peinarse, con piojos, y huele mal, muy mal, pero no quiere bañarse, y tiene la boca y los dientes empegostados con ese residuo blanco, y con muy mal aliento, bueno, así como uno pudiese desenamorarse de su propia pareja por estas razones, aunque sea temporalmente hasta que su pareja vuelva a la normalidad, bueno …

… puedo decirles hoy que aunque más arriba dije que, "Este estado personal mío de fascinación, magia, y satisfacción de aventurero sigue hoy conmigo," ese estado sigue conmigo, sí, pero no con respecto a la Venezuela de hoy, ya me cansé, me he desenamorado de Venezuela, gracias a Maduro.

Por ahora.

 



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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