Diosdado Cabello, indignado y preocupado y algo más contra el gobierno de Colombia, pero más con su fiero presidente Iván Duque, lo ha llevado a contabilizar algo como unas 47 denuncias que implican contactos desde ese país a ver si pueden echarle manos con incidencia -con falsos positivos, incluidos- que incité a la guerra que sea como una ofensiva del gobierno venezolano para que los colombianos nos declaren una guerra a muerte a los venezolanos que, nunca acabará por ser guerra entre hermanos bolivarianos, la cuestión es algo complicada y como para descomplicarla en una nave americana a unos 35000 pies de altura, se reunió el Comando Sur con representantes del gobierno de Colombia para discutir las amenazas que supuestamente le lanzamos de acá para allá que suelte la gota fría que nos atrape con ellos en combate.
Razón tiene Diosdado de vomitar todas esas impertinencias patulecas que nos incitan los colombianos que a fuerza de dólares y drogas buscan atajos que desarrollen complicidad entre dos naciones y, para mayor templanza de audacia y malos cebos hacen esfuerzos de contaminar un ambiente hace mucho tiempo lo está, que ellos cada día lo enredan más y, ahora resulta que la fuerza aérea de Colombia anda tras de la busca de un helicóptero presidencial que parece ser que alzó vuelo solo, por lo que está perdido que, posiblemente Duque se lo prestó a Guaidó para sus esenciales giras políticas y no se acuerda y, como desde los Estados Unidos le inyectan el veneno que corre por sus opiniones y discursos, lo más posible que hagan ver que se lo robaron desde Venezuela para que los guerrillero de ellos desde Venezuela vuelen rasantes por otros aires.
Tener a los colombianos de vecinos no es nada fácil, aunque aquí estuvieron por millones que todavía muchos quedan y pasan las buenas y las malas mirando para el cielo como nosotros que, no vaya a ser cosa que nos venga algo volando de Colombia con malas intenciones y, como ellos siempre han estado enguerrillados les dé por mandarnos recados en sus drones y demás objetos voladores que salen de los Estados Unidos con rumbo fijo al espacio venezolano que nos cuidan demasiado a no ser que les haya dado por vigilarnos como bolivarianos recorre mundo en busca de mejoras para los pobres que en todas partes son malvistos y, más ahora con ese tumulto de venezolanos que andan por el mundo buscando mundo a su entender y causa que a muchos de ellos no les gusta gobiernos socialistas porque socorren a los más necesitados y eso parece ser que ni Dios lo perdona tal como actúa su iglesia en la tierra.
Y, otra vez, como debe ser, Diosdado nos da motivos para tener motivos de preocupación por nosotros mismos que como desamparados y, quizás odiados por una xenofobia algo peruana como ecuatoriana, por lo que de malagradecidos se han puesto de acuerdo de abrir espacios de vilezas que en eso los colombianos son los contrarios porque, según ellos algún día Venezuela estará bajo su yugo como un título de propiedad que les viene del Norte que siempre soplan aires de conflictividad que no quieren por los menos dejarnos morir en paz.
Y, otra cosa es, qué sería de nosotros sin el calor de Diosdado, que después de llegar de su jira triunfal de visita y trabajo de soberanía y resguardo por por Europa Oriental y Asia, nos viene cargado de mucha experiencia y deseos, aunque deseos no empreñan, a veces satisfacen razones de pensadores y soñadores y hasta de románticos que nos ponen a soñar despiertos y confiados que algún día seremos desvelos de otros que están peor que nosotros y con los colombianos cerca no es para asustarse, pero por lo menos estar mosca que, así como nuestros militares se han comportado a la altura, nosotros vamos en ese sentido y de allí no nos sacará nadie por muchos dólares que tengan que siempre hay que estar alerta con ojo avizor y que Diosdado no nos desampare como tampoco lo hace Maduro que, a buen hambre no hay pan duro y, Diosdado como un héroe de Nietzsche sabe estar más allá del bien y del mal y, además debe saber que el pecado lleva a la penitencia y, que Dios nos agarre confesados que peor no puede ser.
Y hambre por hambre no puede ser, aunque sea de venganza, y que, ¡Dios nos libre!