Carta de desilusión al Niño Jesús vía redes

¿¡Coño Niño! Será posible que este año que se va me deje pelando entre tantos ricos que hay en la AN y afuera, con Guaidó con su Citgo-Monómeros-dólares-etcétera y manos arriba? No es posible, y mire que yo no me meto con nadie con toda mi extrema pobreza, sin conocer a nadie de la importancia que se dan los afortunados de nuestra oposición y los que andan escondidos disfrutando de lo ajeno y, yo más limpio que el año pasado, que se fue y me dejó en pelotas como un mismo pelotudo y empeñado para más vainas que, ni los vecinos me tratan ni me quieren ver de tantos favores que les debo, cojo y no pago, que ni para eso quien me trajo al mundo me pudo aconsejar a ser como son los que nacen ensortijados de buena hechura que todo se les da y hasta robar saben y nadie se mete con ellos que la justicia parece que hasta ciega está, posiblemente, del hambre que recorre a lo largo y ancho el país sin meter su profundidad que es donde más hay dólares. ¿Qué no tenemos bajo tierra, además de nuestros muertos, riquezas inimaginadas que otros disfrutarán en cualquier momento? Y nosotros qué, siempre descalzos y, lo peor con juanetes de flacura de tanto tropezar en busca de consuelo. Y nadie nos consuela.

¿Te parece posible, querido Niño, que casi a medio mes de diciembre y los pocos días que faltan para abrir el Nuevo Año? Me consiga deseando lo que no tengo y, que quisiera tener que, aunque parezcan pequeñeces, yo también siento y cada año más y, lo peor, lo que me da rabia en suma extrema es, que no pueda verme en el mismo espejo en que se ven los ricos que vinieron a este mundo a disfrutar a costilla de nosotros y del país, claro y bien claro está, que lo que tiene y produce el país es de ellos que si a ver vemos, la vaina cómo que no ha cambiado que, ellos ricos y nosotros cada día más pobres y endeudados que ni quejarnos podemos como lo hago yo ahora, pero con mucho miedo que ése sí nos sobra y, desde que Chávez dijo que el gobierno era del pueblo y quien gobernaba era el pueblo, he esperado y no veo donde está mi parte de gobierno cuando, los bonos no me llegan, la comida me la suben todos los días, sigo cogiendo más sol que un vende pescado pueblerino, los dólares que me corresponden tener y guardar se los cogen otros que es, como puedo verlos cuando ellos pagan y, mi cartera parece un archivo lleno de papeles.

Usted dirá mi querido Niño, no pidas tanto viejo antojoso y trabaja que Dios te ayudará, pero cuándo mi Niño, he trabajado, me he masturbado hasta el cansancio buscando mi oportunidad, pero sino la consigo, todos se llenan y satisfacen todas sus ambiciones que ni de esa me he salvado, zapateo como gitano, rezo, imploro, y siempre pobre y, lo que me molesta y me tiene hinchado de preocupaciones y remordimientos que, parece que yo nací para ver a los demás disfrutar, pues yo quisiera viajar y no hoy sino todos los días, anjá, y el pasaporte, cómo lo saco que hasta en eso los pobres estamos bien jodidos, a vece me plantó en el porche de mi casa y pongo mi sombrero de paja al aire libre a ver si atrapa algunos cuantos Petros de los que tanto habla el presidente Maduro y no agarró ni medio, ni uno que me consuele, pasarán por la puerta, pero cerca de mí no los veo, entonces, se da cuenta Niño, que por todos lados estoy jodido, como decía un salado paisano: "si en una bolsa meten una paloma con noventinueve palomos, meto la mano y saco la paloma" que, seguro estoy que eso no le pasa a Guaidó y a su gente. Entonces Niño, qué me tienes de bueno que ofrecerme, por lo menos para estos días, que algo es algo. ¡No puede ser! No, zeñó.

Querido Niño, no sabes ni tienes idea que los pobre como yo, estamos desahuciados de lo bueno que a otros les sobra, ve porqué mi envidia, ¿comeré pernil en este diciembre? Yo te aviso chirulí. Nicolás nos lo ofreció el año pasado y no llegaron, se quedaron en Colombia, ¿Comeré hayacas y cómo, claro que con la boca, pero no con la mía, pan de jamón, pan de qué, si no puedo comer canillas? Se da cuenta Niño Jesús de mi tierna amargura, y por más que lo piense en mi boca no entrará nada de eso, por más que mire al cielo y lo vea azul, azul se me ponen los ojos de tanto verlo y saborear mis deseos. Creo que los santos se quejarán de mí y hasta fastidioso han de llamarme de tanto pedirles auxilio y, como no puedo encenderles velas, enciendo con mis ojos todas las angustias que pueda, para que vean que yo existo, pero ninguno se manifiesta, aunque sea con un pavo tierno chamuscado que alegraría mi mal de angustias. Y lo peor es que, mientras viva seguiré esperando y no como Guaidó que ya tiene asegurado su mandato hasta el 2021 y seguirá ofreciendo y no da nada como tú Niño que, aunque no ofrezcas no abres espacios en que yo pueda cantar sin voz, porque ni eso tengo, para decirte: Niño, Niño lindo que de ti me guindo y coño, no te acuerdas ni por agradecimiento de recordarte y, tú pasas de largo y, no me tiras nada, que aunque sea una botellita de ron para brindar a la salud de los venezolanos que como yo pasamos la angustia pareja esperando que se consuelen de nosotros, pero que va, nos quedaremos con las ganas que es lo más que sobra para seguir en lista de espera, esperando.

Y, lo peor Niño, tengo los mismos trapitos del año pasado que, me pondré para recibirte que lo más posible, me parezca a un espanta pájaros navideño, pero como mi pobreza no da para más me sentiré que estoy en otro mundo.



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Esteban Rojas


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