Hecho y Derecho

El hecho y el Derecho, casos límite contradictorios, como el dicho y el hecho, como lo que es y lo que debe ser, como del ser y del debe ser, como natura y persona, y entre ellos, el tercio incluso aristotélico profundo, del trecho estrecho arrecho platónico, del continente de continentes, el ser y el noser, de la literatura védica upanishad sánscrita, de la modernidad ilustrada originaria, en la nueva orientación einsteiniana y de las muevas conceptualidades trascendentales revolucionarias ludovicosilvaianas. Algo nuevo ante el sol ludovicosilvaiano y nada nuevo bajo el sol eclesiástico, en el movimiento real histórico sinusoidal cíclico ludovicosilvaiano en eterna noria notoria, y, de los hechos en entera ejecución del mismísimo Ludovico Silva. Hay, mas y más, de ocho millones de casos límite contradictorios, hecho y Derecho, es solo y sólo, uno de ellos, en la territorialidad terrible tenebrosa como la demografía desnuda difusa. El hecho y el Derecho, entre ellos, ha de estar el tercio incluso aristotélico profundo, gracias al filósofo de Estagira, en su expresión de La Gran Moral, del exceso y del defecto, en que forzoso ha sido llegar al medio, que existe en todo aspectos límbico antagónicos, y, sustrájose el tercio incluso aristotélico profundo adormitado por, mas y más, de tres mil años, y, de gobernanza del tercio excluso estagirita, hasta la voladura de Las Torres Gemelas Neoyorquinas, el 11/09/2001, con el bandido parlamento exclusivo imperialista clasista georgebushiano, del quítate tú pa’ponerme yo, en que parlaría parloteado paloteado discurso: "Estas conmigo o estás con mi enemigo." Y, con nefando parlamento excluyente, golpeaban al presidente Chávez, invadían Irak, Libia, Siria, Yemen, y, todos los golpes de Estado que han propiciado hasta estos momentos en el mundo, vale decir, la Bolivia Paradisíaca Suramericana, tal Suecia y Libia. Ese nefasto discurso del derrumbe de Las Torres Gemelas, sigue amparado en el tercio excluso aristotélico, pese a que le ha salido criada respondona, esto es, el tercio incluso estagirita, el 11/09/2001, día de la Patrona de Venezuela, La Virgen de La Coromoto, y, entre, el tercio excluso de la lógica elemental aristotélica y el tercio incluso complementario de la nueva lógica borrosa retórica, ha de estar el tercio incluso aristotélico profundo, que existe tanto entre dicho y el hecho, tanto entre el hecho y el Derecho como entre el Derecho Usual Ordinario Romano y el Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano, mas y más, imbuido tanto entre lo que es y lo que debe ser, como entre el ser y el debe ser, y, asina como entre natura y persona.

El hecho y el Derecho, casos límite contradictorios, como el dicho y el hecho, y entre ellos, el trecho estrecho arrecho platónico, y, por la calle de en medio, el tercio incluso aristotélico profundo, como mandata el exceso y el defecto de La Gran Moral Aristotélica. Este introito deviene sin prurito, mas y más, como San Benito, por lo que expresara Eduardo García Máynez, en su Introducción al Estudio del Derecho, y, apoyado en Simmel, en Kant, en Kitz y en Kelsen, dejonos, esto: "Tanto el ser como el debe ser -escribe Jorge Simmel- son categorías primarias; y así como no puede describirse, qué son el ser o el pensar, tampoco existe una definición del deber ser, como futuro o el pretérito, el subjuntivo o el condicional, una forma de pensamiento." Uno de los grandes méritos del filósofo de Koenigsberg consistió en subrayar la independencia entre lo que es y lo que debe ser. De la observación de los hechos no es correcto, según Kant, desprender conclusiones normativas. La circunstancia de que algo ocurra en determinada forma no nos autoriza para declarar que así debe ocurrir. Y a la inversa: la violación reiterada de una norma no destruye su validez. Partiendo del estudio de un hecho es posible llegar al conocimiento de su causa y prever sus consecuencias; mas no desprender de tal estudio juicios de valor. Que el pez grande devore al chico, o que el pueblo fuerte sojuzgue al débil, no demuestra que así deba suceder; simplemente indica que así sucede. Razonando como lo hacen los partidarios de la ética empírica podríamos llegar a la conclusión de que la propiedad y la existencia ajena no deben ser respetadas, en cuanto la experiencia demuestra que hay ladrones y asesinos. Kitz, autor citado por Kelsen, explica, con no igualada claridad, la independencia de los conceptos a que hemos venido refiriéndonos: "de que algo sea puede inferirse que algo fue o que algo será, mas nunca que otra cosa deba ser. Lo que debe ser puede no haber sido, no ser actualmente y no llegar a ser nunca, perdurando no obstante, como algo obligatorio". Tanto es la geometría real y la geometría mental, como la forma real y la forma mental, como la forma de pensamiento y la forma de comportamiento. En la teoría de la borrosidad, tanto es el todo como la parte, tanto es el ser como el noser. En la teoría de la borrosidad, tanto el hecho y el Derecho, como el dicho y el hecho, como lo que es y lo que debe ser, como del ser y del debe ser, como natura y persona, como ser y noser, todos son casos límite contradictorios, que han surgido de las sombrías penumbras whitmanianas, de las indeterminaciones védicas profundas, de las incertidumbres védicas abismales, de las indefiniciones védicas abisales, de la verdad cortazariana profunda, de los trechos estrechos arrechos platónicos, del tercio incluso aristotélico profundo, asina el Derecho Usual Ordinario Romano y el Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano, este último de los aspectos límbicos antagónicos, es continente que contiene los contenidos de las pirámides pareadas paradójicas kelsenianas, contenidos que contiene el continente natura y persona, contenidos que contiene el continente de continentes ser y noser, que contiene los contenidos de hecho y de Derecho, casos límite contradictorio, producto acabado del análisis, que es la distinción y separación de las parte de un todo, hasta llegar de la noción de la medida elemental entendible en principio derivable en algo, llevado, el análisis, por los aspectos límbico antagónicos, hecho y Derecho, en correspondencia el hecho con lo que lo manda y lo rige. Los juicios valorativos y los juicios normativos pertenecen a las personas y los juicios naturales pertenecen a natura, a los tiburones y a los ladrones, a guisa de imperiales escualos patos donald norteamericanos y a los fuertes ladrones asesinos borregos marrajos venezolanos. Natura lo que es y persona lo que debe ser. Natura lo debido y persona lo discordante. Natura lo indefinido y persona lo definido. Natura el tiburón y persona el ladrón. De los hecho y del Derecho, Natura y persona. Después de la voladura de Las Torres Gemelas, al tercio excluso aristotélico, salióle criada respondona, por primera vez surge el tercio incluso, escondido, en La Gran Moral Aristotélica por, mas y más, de tres mil años. Años del tiburón y del ladrón, de cuyas fuerzas, aparece el tercio incluso aristotélico profundo, el imperativo contradictorio borroso, entre el imperativo hipotético y el imperativo categórico, entre el Derecho Usual Ordinario Romano y el Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano, entre las pirámides pareadas paradójicas kelsenianas, de lo consciente y de lo inconsciente del torbellino de ideas einsteinianas en el cuadrángulo rectángulo de la dinámica de grupos villaverdeianas, y, en el cuadrángulo rectángulo del método lógico y el método didáctico luizmattosiano. Entre figuras geométricas socráticas del lienzo pictórico blanquinegro del yin y del yang, y, del contradictorio borroso 69 cojedeño, ahí, por la calle de en medio, está el imperativo contradictorio borroso que ha de regir y mandar entre el hecho y el Derecho, pues, aquí, el análisis consiste en ir de los hechos al Derecho que los regenta y gobierna, apoyado en la fuerza del tiburón y del ladrón garciamayneziano, contrariando tanto como lo dicho por Kant, de que de la observación de los hechos no es correcto, desprender conclusiones normativas, lo que desvanécese a partir de la voladura de Las Torres Gemelas, y, la paridura de los Derechos ya dichos, en que lo dicho por Kant, ha de pertenecer al Derecho Inusual Extraordinario, del tiburón y del ladrón.

Si el hecho y el Derecho, casos límite contradictorios, como el dicho y el hecho, y entre ellos, el trecho estrecho arrecho platónico, y, por la calle de en medio, el tercio incluso aristotélico profundo, y, el imperativo contradictorio borroso, como mandata el exceso y el defecto de La Gran Moral Aristotélica. Entonces sea dicho que de los hecho y del Derecho, Natura y persona, después de la voladura de Las Torres Gemelas, al tercio excluso salióle criada respondona, por primera vez surge el tercio incluso, escondido, en La Gran Moral Aristotélica por, mas y más, de tres mil años. Ergo vergo sea dicho que son años del tiburón y del ladrón. Ergo vergo sea dicho que aparece el tercio incluso aristotélico profundo, el imperativo contradictorio borroso, entre el imperativo hipotético y el imperativo categórico, entre el Derecho Usual Ordinario Romano y el Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano. Ergo vergo sea dicho que el imperativo contradictorio borroso ha de regir y mandar entre el hecho y el Derecho. Ergo vergo sea dicho que el imperativo contradictorio borroso, vino para quedarse, y para poner orden al tiburón al ladrón garciamayneziano. Ergo vergo sea dicho que el imperativo contradictorio borroso, ha de contrariar y complementar tanto como sea lo dicho por Kant, de que de la observación de los hechos no es correcto, desprender conclusiones normativas. Ergo vergo sea dicho que lo planteado por Kant, desvanécese a partir de la voladura de Las Torres Gemelas. Ergo vergo sea dicho que, de ahora en lo adelante, el imperativo contradictorio borroso, ha de estar entre el hecho y el Derecho, contrariando y complementando tanto como sea lo dicho por el filósofo de Koenigsberg, de que de la observación de los hechos no es correcto, desprender conclusiones normativas. Ergo vergo sea dicho que lo dicho por Enmanuel Kant, ha de desvanecerse a partir de la voladura de Las Torres Gemelas. Ergo vergo sea dicho que lo que es, no es independiente de lo que debe ser. Ergo vergo sea dicho que, lo que es y lo que debe ser, nacen de un mismo tronco de la indeterminación védica profunda, del que surgen iguales elementos contrarios, paridura del Derecho Usual Ordinario Romano y del Derecho Inusual Extraordinario del Tiburón y del Ladrón Norteamericano. Ergo vergo sea dicho que lo dicho por Kant, ha de pertenecer al Derecho Inusual Extraordinario Norteamericano, del tiburón y del ladrón.

Otrosí: Venturas y desventuras en el veinte veinte, y, que el tercio incluso aristotélico profundo, rija de equilibrio dinámico dialéctico difuso. ¡Un abrazote para todos!



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Miguel Homero Balza Lima


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