Mientras el pueblo pasaba la de santa Agonía, durmiendo con la boca abierta esperando por un bocado de comida. Ellos en la CEV barriga llena y corazón contento. Que ninguno de ellos como los hijos de Dios salió como cura oportuno a darle de comer al pobre y, pobre que veían pobre que no conocían y cuidado con esos chavistas que hieden a comunistas -decían- y, todos los días estaban pendientes de orar arrodillados por Guaidó para que se pusiera lo más pronto posible en las 31 toneladas de oro que tiene guardadas en un banco de Inglaterra y, le decían en latín de cuarentena, presidente Guaidó, usted mandará como un rey hasta que Dios quiera y, cuídese que no todo lo que brilla es oro. Que así empezó Chávez y nos quitó la limosna.
Estuvieron escondidos alejados de los altares y sin vino para consagrar tragaban en seco y, se hacían la cruz del coronavirus hablando en chino y, de nosotros decían: de esta no saldrán ni empujados por esos comunistas corruptos que roban para ellos solos y se lavaban las manos con agua bendita y cogían buches de agua de sal caliente acostados. se fajaban de noche para no aparentar avaricia por lo ajeno. No se asomaban a las ventanas puertas cerradas como estuvieron sin salir a coger sol. Jamás pensaron en hacerle algún favor a los pobres y pobre que se moría se iba directo al cementerio, ellos no existían, eran como espantos de otro mundo que sudaban sueños en blanco y negro felices de vivir apartados en esta Venezuela que ahora la ven sufriendo de inconformidades y como con Dios no han conseguido que Guaidó y Trump nos gobiernen, ni dicen de las atrocidades cometidas contra el pueblo, se declaran satos inocentes de: "SE OYE UNA VOZ DE ALGUIEN QUE LLORA AMARGAMENTE" (Jer 31,15).
¡Ay Dios qué crueles son! Han salido como santos capones, más políticos como curas sin cuarentena en una encrucijada de intrigas que dan escalofrío sin tener fiebre ni la garganta seca como un patrimonio perdido de alguien que no ve ni siente, pero que critica para no dejar de existir de aquí estoy si no me han visto que, Dios perdona y hasta engaña y ellos están exentos de pecados y, pendientes como dicen que no han dejado de estar por el pueblo venezolano que no ha tenido un gobierno que abriera los ojos de su preocupación por tantas cosas malas que han salido a flote por el coronavirus, y menos mal que no infectó solo a parte de la población venezolana con pocos muertos hasta el presente como sí lo hizo con otros países que, ni a Italia mencionan en su lloriqueo infeliz con el papa en Roma tratando de ver lo azul del cielo que ellos no quisieron ver ni querrán ver, para salir a última hora como los salvadores consentidos de su Dios y, con una preocupación abrumadora que sienten por el país que hasta quieren un gobierno en común de oposición y gobierno. ¿O acaso de solo de la oposición?
Además de nefastos son cómplices de tanta arrogancia palabrera de -blablabla- que fastidia (siempre lo mismo) nos dan por incorruptibles que fomentan el odio sin odiar que, solo me queda resaltar algunas de sus exhortaciones que salieron a iluminar el panorama que ni de cerca metieron sus manos en colaborar en nada y con tan la buena fortaleza para ellos que, ningún insensible "patriota de la iglesia" ha contraído el coronavirus que hasta peor sería para el gobierno con todo lo que dicen:
Necesitamos una concertación entre todos y un acuerdo nacional inclusivo. Aplausos para ellos.
1. Estamos viviendo momentos muy problemáticos en nuestro país; por una parte, compartimos con el mundo entero la grave situación de la pandemia del COVID-19 que se extiende masivamente en el país, pero, por otra parte, sufrimos los estragos de los graves problemas económicos, políticos y sociales que se intensifican cada día más generando sufrimiento e incertidumbre en la población. La política no la pelan, porque, es lo que como mentirosos, ellos aprendieron y más saben que se metieron a curas para hacer política, en vez de salvarle el alma a los ricos siquiera.
2. Los arzobispos y obispos de Venezuela, pastores de esta iglesia y hermanos que vivimos en medio de nuestro pueblo y optamos preferencialmente por los pobres, compartimos esta dramática situación de dolor, violencia, y sufrimiento que padece la inmensa mayoría de los venezolanos y que hemos calificado como moralmente intolerable. En nada colaboraron, así que nada tienen que hablar que convenza al pueblo de su lealtad hacia él. Y hermanos del pueblo nunca. ¿Cuándo, dónde?
La presencia de la pandemia no ha hecho sino poner en evidencia las múltiples carencias que sufre el pueblo y la incapacidad de dar respuestas adecuadas a ellas, más allá de soluciones parciales, necesarias, pero insuficientes, pues los males hay que arrancarlos de raíz. Y la iglesia -arzobispos y obispos- qué hizo por el pueblo. Siempre serán insuficientes eso está intrínseco en ustedes.
3. Las medidas de cuarentena social y aislamiento lograron frenar por un tiempo la cadena de contagio de la enfermedad. En la última semana, ha aumentado alarmantemente el número de contagiados. Algunos de ellos son venezolanos migrantes que, ante la crisis global, están regresando al país. ¿Y?...
Se imponen, además del aislamiento al que son sometidos especialmente en las zonas fronterizas, programas de ayuda para su debida atención y una digna reincorporación social. ¿Seguro que no se está haciendo?
4. En esta difícil situación, hay que agradecer a los médicos, enfermeras y trabajadores del sector salud, por los esfuerzos que están haciendo al prestar la debida asistencia a los enfermos, sin contar muchas veces con los medicamentos, equipos e insumos en los centros de salud para evitar el contagio ni con la necesaria agilización del expendio de combustible para el cumplimiento de sus funciones. Pero ni una monjita colaborando, aunque sea empujando un carrito de comida. Equipos e insumos los ha habido.
Es urgente, que, para el tratamiento de la enfermedad, las autoridades tomen más en cuenta las opiniones de los médicos, académicos e investigadores, así como garantizar la libertad de los comunicadores en su deber de informar a la población. Seguro que se refieren a la Academia de ciencias físicas, matemáticas y naturales. ¿Verdad que sí? La libertad de informar sí, la desinformar no.
5. La mayoría de la población ha tenido un gran comportamiento cívico, acatando la cuarentena y medidas sanitarias. En medio de las carencias, se han multiplicado gestos de solidaridad entre los vecinos y de atención a los más pobres y desvalidos. La Iglesia católica, conjuntamente con otras Iglesias cristianas y confesiones religiosas, están acompañando a la población con la oración continua y propuestas creativas. (Claro y todo no es por el bien del mismo pueblo y, ¿la iglesia qué?)
(...)
10. Llamamos, pues, escuchando a nuestro pueblo, a un acuerdo nacional inclusivo de largo alcance que salve a Venezuela de la gravísima crisis en la que se encuentra sumergida y a iniciar procesos para rescatar y recuperar el país social, política y económicamente. Dejar el radicalismo y el favoritismo para pensar en los demás, en los pobres, en los olvidados de siempre, para que Venezuela vuelva a tener esperanza en la que todos cabemos sin distingos. Que inmoralidad de esos -arzobispos y obispos- hablar en nombre de los pobres que los ofenden con sus desplantes como representantes de los ricos y poderosos.
La insostenibilidad moral de la situación actual exige ese cambio radical, ir a la raíz, al fondo, en función de la vida, libertad, solidaridad, fraternidad, exigidas por el Dios del amor y por la confesión de fe en la dignidad y fraternidad humanas. El mejor aporte que como ciudadanos podemos hacerle al país, es que desde nuestras instituciones sociales acompañemos la búsqueda de una salida, que necesariamente pasa por la inclusión de todos, el diseño de un nuevo modelo de país y la conformación de instituciones públicas, con valores democráticos, que sirvan al pueblo y procuren el desarrollo humano integral y social. Aplausos, quién habló, Baltazar Porras, ¿y cuál salida, la de Maduro?
Esto implicará nuevos liderazgos políticos que enrumben al país hacia el progreso y se deslastren de ideologías asfixiantes y tóxicas que generan sufrimiento y muerte. Así la esperanza renacerá con disposición misericordiosa y samaritana. Quieren un nuevo modelo de país y no le echan bolas, ni ayudan en nada, porque, para nada sirven y ¿cuáles son esas ideologías asfixiantes y tóxicas? ¿El socialismo? O el capitalismo, el fascismo, o la autoproclamación como imposición de Trump.
11. El Venerable Doctor José Gregorio Hernández, ejemplo de laico comprometido en el servicio de asistencia a los enfermos como médico abnegado y de investigador en la búsqueda de conocimientos científicos para la curación de diversas enfermedades, nos alienta y anima, en vísperas de su esperada beatificación, a seguir el camino que él transitó como hombre, médico y cristiano comprometido con su pueblo. Eso eso si es importante el dogmatismo de la iglesia y su fe de que algún día seremos felices como ustedes los son, soplando y haciendo botellas para llenarlas de agua bendita.
José Gregorio es un símbolo de unión del país y camino de esperanza. La Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, nos bendiga en la culminación de este mes de mayo dedicado a tantas devociones marianas e interceda ante Dios por el cese de la enfermedad y de la profunda crisis que vivimos. Se va a dejar de utilizar la ciencia para esperar que sus santos si van a curar a nuestros enfermos y los van a salvar. Pónganse a creer que si no fuera por Maduro y fuera por ustedes, todos nos estaríamos muriendo sino por el coronavirus, sería de tristeza y de rabia como los zánganos que son.
Caracas, 28 de mayo de 2020. Con nuestra bendición, Los arzobispos y obispos de Venezuela