¡A pedantería llégale día!

Sí, a cada pedantería ha de llegarle su día. El pedante y la pedante es la persona sabihonda, llevado y llevada por el perdonavidas por la perdonavidas, por el individuo e individua, que mírate por encima del hombro. A mas y más, tú has de hacer lo que ellos y ellas dictaminan. Es la actitud arrogante, es la posición sin posición, es la negación de los casos límite contradictorios caliginosos védicos heraclitoianos hegelianos marxistas. Sí, el pedante y la pedante, tienen como parlamento, al parlamento nefando georgebushiano: "O estás conmigo o estás con mi enemigo". Bueno, a esos seres le ha de llegar su día, asina asín así, como dícese en el llano, a cada cochino le llega su sábado. Y, por mas y más que te tongonees, pedante y pedanta, siempre se te ve el bojote, decíanos el Comandante Chávez.

A la pedantería le llega su día. Mas y más, y, mire que cuesta una bola, que le llegue su día. Y, pueden pasar siglos y siglos, pa’que le llegue su día. La historia está llena de estos enigmáticos caballeros y enigmáticas damiselas. Mas y más, como decíalo el ser dialéctico ofensivo y defensivo con ironía quijotesca, Miguel Cervantes Saavedra: "La historia, madre de la verdad, émula del tiempo, depósito de las acciones, testimonio de lo pasado, aviso y ejemplo de lo presente, y, advertencia del porvenir." Bueno, la historia en concupiscencia con el tiempo, en contradictorio borroso 69 cojedeño, en que ha de surgir la verdad cortazariana profunda, la historia, ha de encargarse de poner al pedante y a la pedante, es su lugar, y, aun y aún, puesto en su lugar, va como cochino en parrilla de bicicleta de reparto, va chillando. Va al matadero, chillando y echando espumarajos por doquier, va salpicando de su rabia a todo mundo, y, esto porque carece de humildad. Pues, está por encima de la humildad. Y, no hase de dar cuenta y gusto, que la pedantería va pegada a la humildad, como la historia al tiempo, y, lo que hay que estar pendiente siempre, del equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso diplomático diabético ONUiano, entre la humildad y la pedantería, de los aspectos límbico antagónicos ambiguos alegres.

A la pedantería hale de llegar su día. Imagínome a Aristóteles, viendo por encima de los hombros a Platón, a Sócrates, a Heráclito, a Cristo, si lo tuviera en presencia, y, a todo aquel que fuera en contra de su posición. A su Lógica Elemental Escolástica, esa lógica que todos vimos en bachillerato, en la universidad, tuvo su día, hasta la voladura de Las Torres Gemelas Neoyorquinas, el día de La Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, el 11/09/2001, y, con el pedantífero discurso parlamentario de George Bush, sobre el derrumbe, enterrárase: "O estás conmigo o estás con mi enemigo." A la pedantífera "O" exclusiva aristotélica, saliérale criada respondona, la "Y" inclusiva solidaria luisalbertomachadoiana. Y, desde esta fecha, aparece la borrosa "Y". Y, aparece el tercio incluso, contrapeso al tercio excluso de la tercera ley de la lógica aristotélica, el principio del tercio excluso. Mas y más, cuanto tiempo pasaría por debajo del puente histórico filosófico, mas y más de tres mil años. Asina asín así, duró esta pedantería de la lógica escolástica. ¡Sácamelo Miguer! ¡No puede sel!, en el decir de mi fraterno Diputado Pineda Cojedeño de la Cuarta República. Que repetiríalo Aristóteles, a tanto joder de este cura ignaro raro cleuasmo asno.

Esa pedantería escondióse en La Gran Moral de Aristóteles. Muchas pedanterías, no la vieron, mas y más, hablaban de lógica aristotélica, tanto como el mismísimo Aristóteles. Y, resulta que la sencilla teoría de los casos límite contradictorios caliginosos, puso en su puesto y sitio las cosas, sin pedantería ni arrogancias, y, díjolo que al tercio excluso salióle criada respondona, el tercio incluso. Y, díjolo, apoyado en el mismísimo Aristóteles, que entre el exceso y el defecto, necesariamente, forzosamente ha de haber constituido un medio, Aristóteles dábase con fina espuela en su pedantería, pero mas y más ocultó al tercio incluso, mas y más de tres siglos, y, ese es el atraso del entendimiento estético ético espiritual ¡la filosofía, pues! Mas y más, la estética y belleza, al través de Whitman, lo cantara del ser y del noser, del yin y del yang, del contradictorio borroso 69 cojedeño, hablaba del medio aristotélico, y, nadie le paraba al poeta, y, ese medio aristotélico, era para el poeta, la sombría penumbra estética, entre lo blanco y lo negro, de la que surgen iguales elementos contrarios, el ser y el noser, y, aquí en esta sombría penumbra whitmaniana, iba el principio del tercio incluso, que fuera ocultado por Aristóteles. La simultaneidad contradictoria heraclitoiana, del ser y del no ser, de la enciclopedia védica upanishad sánscrita, la unidad de contrarios, que, también, viérala Hegel y Marx, sin pedanterías, hasta el punto, que Hegel decía con humildad: "No hay tesis de Heráclito, que yo no haya incorporado en mi lógica", aquí, muéstrase la humildad de Hegel, y al mismo tiempo de Marx. Y, Albert Einstein, decíalo: "La nueva orientación teleológica conceptual, ha de estar en la modernidad ilustrada originaria" Einstein, nos remitía a los vedas, al ser y al no ser, al yin y al yang, similaricadente contradictorio caliginoso 69 cojedeño, a la tesis y a la antítesis, hegeliana y marxista, y, desde el cuartel convite cívico mílite, el golpe feroz cesarvallejoiano teleológico hacia las nuevas conceptualidades sintéticas, eterna noria notoria ludovicosilvaiana del cíclico movimiento histórico sinusoidal, los hechos en entera ejecución, difícil de capturar de aprender y de aprehender por la mente humana, entre el algo nuevo ante el sol ludovicosilvaiano y nada nuevo bajo el sol eclesiástico. El entendimiento, la ciencia, ha de tener un atraso de más de tres siglos, al operar con el tercio excluso, y, no con los casos límite contradictorios caliginosos, el tercio excluso y el tercio incluso, mas y más, pese a que Einstein dijera: "En la medida en las matemáticas se refieran a la realidad, no son ciertas, y en la medida en que son ciertas, no se refieren a la realidad." La ética, la moral, igual cantidad en el atraso, pues la solidaridad contra el individualismo, casos límite contradictorios caliginosos, han de tener siempre un equilibrio dinámico dialéctico dialógico diplomático diabético ONUiano. La espiritualidad religiosa, limitóse a la fe Hebrea, y no diera el otro paso, entre la teología cristiana perversa y la teología cristiana liberadora, de la fe paradógica alanrichardsoniana profunda, o sea el centro universal unificado reflexivo teilhardiano, entre la certidumbre y la incertidumbre, entre lo visible y lo invisible, o la teoría holística unificada einsteiniana de conjunción de todos los campos de la física. Y, por la calle de en medio, el medio, el equilibrio dinámico dialéctico difuso dialógico diplomático diabético. El medio, LA FILOSOFÍA, LLENA DE LA IRONÍA QUIJOTESCA CERVANTINA BOINA GRIS NERUDAIANA Y GRANDE ESTRELLA ESCARCHINA LORCAIANA. El medio filosófico político irónico ONUiano, entre la ofensiva y la defensiva, entre lo blanco y lo negro, casos límite contradictorios caliginosos. El medio, contentivo del punto inflexivo topológico crucial equilibrado, al que tienden y del que trascienden, todos los casos límite contradictorios caliginosos, tanto como borrén trasero y borrén delantero. El medio, partícula partitiva viva, tanto como el callo libertario bolivariano, de tendencia y de trascendencia, en que encuéntrase resuelta la paradoja de Zenón de Elea, de Aquiles y la tortuga, entre lo rápido y lo lento, entre la posición y la velocidad. Medio, tanto como la difuminación continua complementaria bohriana espectral equilibrada dinámica dialéctica. Medio, tanto como unidad de contrarios y de antagonismo, en que complementaríase el principio de incertidumbre de Heisenberg: "Si mides la posición de una partícula y de la tortuga, de una manera, puedes hacer lo mismo con la velocidad de la onda y la de Aquiles", o sea, tanto es la posición como la velocidad, tanto es el exceso como el defecto, por la calle de en medio, la simultaneidad armónica antagónica heraclitoiana, la unidad de contrarios Hegel-Marx, en que tócanse los extremos contrarios borrosos, en el medio forzoso necesario constitucional aristotélico de La Gran Moral. ¡Sácamelo Miguer! ¡No puede sel! El decir de mi fraterno Diputado Pineda Cojedeño de la Cuarta República, ante tanto chaparro aristotélico histórico exclusivo.

Si a la pedantería llégale su día. Entonces sea dicho que a la pedantería sálele parrilla de bicicleta de reparto. Ergo vergo sea dicho que a la pedantería cuando tócanle el plexo, chilla y chilla, y, que todavía óyese su chillar. ¡Pobre bicicleta de reparto, aguantar tanta pedantería chillona! ¡A pedantería llégale día!



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Miguel Homero Balza Lima


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