El siglo XX amanece en Venezuela con el primer gobernante que será echado de poder por EE UU, y que luego morirá como un perro en la colonia gringa de Puerto Rico. Muy bien vigilado todos sus movimientos por el poder estadounidense. La carta que se le jugó a Castro la barajó el ministro plenipotenciario de Estados Unidos, mister Herbert Wolcott Bowen. Cuando Bowen meneó la carta aquí en Venezuela, conociendo personalmente a Cipriano Castro, envía un informe al Departamento de Estado diciendo: “-Es un pobre bichito de «cinco pies de estatura». A quien le he ofrecido la mediación de mi país para tratar de resolver las diferencias con Colombia, pero él me da las gracias y me dice que está escaso de tiempo y que tiene en agenda otros puntos urgentes. El bichito Castro tiene una ilimitada confianza en su propia habilidad para dirigir los asuntos internos y regular sus relaciones con los poderes extraños… tiene una o dos gotas de sangre india en las venas”.
Estos gringos, habiendo echado por sus acciones a Castro colocan, juegan la otra carta, colocando en el poder al tirano Juan Vicente Gómez, a quien sostienen a sangre y fuego durante 27 años. Los gringos sostuvieron en todo momento que Juan Vicente Gómez fue uno de los hombres más democráticos de América Latina.
En cuanto el general Eleazar López Contreras toma el poder, Estados Unidos le acomoda todos los ases en un solo manojo, exigiéndole que imponga en la Constitución que los comunistas no pueden ser una organización política en Venezuela, y que quedan excluidos para cualquier cargo público. Don Eleazar López Contreras acepta sin chistar. La carta ya estaba echada y fue para fuera.
La cuarta carta de este siglo se baraja en Washington cuando asume la presidencia Isaías Medina Angarita. Viene un equivalente al embajador gringo el Venezuela, el presidente de la Creole, Mr. Henry J. Linam, y pregunta que le lean en clave desde Washington la fulana carta, la cual dice: “dado el carácter castrense del presidente y la influencia que ejercen los comunistas en el seno del pueblo, …temo que pudiera producirse una expropiación inmediata de las empresas petroleras, sin contemplaciones”. Henry J. Linam en cuanto Medina asume el poder se dirige a Miraflores con la referida carta, para darle órdenes en nombre del Departamento de Estado y entonces el presidente de Venezuela le dice que tiene sólo una hora para salir del país y a sus edecanes les exige que lo saquen directamente a Maiquetía sin maletas siquiera.
Los gringos se movilizan y buscan a un líder con pegada y con partido, que en unión con las Fuerzas Armadas le den un golpe a Medina: comienzan a barajarse varias cartas. El magnate Nelson Rockefeller recomienda para la referida acción, al joven líder de “izquierda” Rómulo Betancourt, para que junto con unos corrompidos miembros de las Fuerzas Armadas le den un golpe a Medina.
Se hace una constituyente y mediante elecciones democráticas sale electo Rómulo Gallegos, lo cual preocupa enormemente a la Casa Blanca, y se vuelve a colocar un montón de cartas sobre la mesa. ¡Elegido por el pueblo Gallegos! Eso no lo puede aceptar el gobierno de EE UU y cuando se echan as cartas sale premiado el coronel Marcos Pérez Jiménez para que derroquen al afamado escritor. Gallegos denunciará ante el mundo que el agregado militar de EE UU en Venezuela dirigió el golpe desde Miraflores. Betancourt se indignará con Gallegos por una carta que éste le dirige a Harry Truman criticando las acciones gringas para derrocarle.
Los gringos le suspenden el contrato de mando al gobierno de Marcos Pérez Jiménez, cuando este tiene el atrevimiento de declararse nacionalista, y crear un banco en América Latina para atender los problemas de los pueblos. Se vuelven a barajar un montón de cartas, unas arriba y otras bajo la mesa.
A partir de 1958 se instala en Venezuela una sucesión de presidentes arrastrados a Estados Unidos y se guardan las cartas durante cuarenta años, hasta 1998 cuando triunfa en Comandante Chávez. En el 2002 se echaron las cartas y le salió derrocamiento a Chávez.
Nadie gobierna en este mundo sin que tenga que entregarle cuentas o deberle algún compromiso a EE UU. No se gobierna impunemente a ningún país en este planeta. Las embajadas de EE UU controlan en 99% de los gobiernos en el mundo. Apenas asume el cargo un presidente en el mundo occidental (incluyendo por supuesto a la Unión Europea), se presenta en palacio de gobierno de ese país, el señor embajador gringo o la señora embajadora gringa, y le exige que se cumplan con los protocolos de compromiso con la DEMOCRACIA, con la LIBERTAD DE EXPRESIÓN para con los medios poderosos del planeta y con la DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS, una manera sutil de decirle, si te pasas de las raya de lo convenido con nosotros y nuestros intereses, te sacamos del juego sin ningún tipo de contemplaciones, incluida tu muerte.
Hoy Venezuela tiene su dictadorcito número dos después de Carmona Estanga, el cual es el mequetrefe de Juan Guaidó, quien anda con un manojo de cartas embadurnadas de mierda, porque todas las juega en las letrinas de la OEA, del Grupo de Lima, del TIAR, cada vez que tiene que echarlas. La última que le quedaba está irreconocible, fétida, desgarrada,… quién podrá jugarla…