¡El barco se está hundiendo y nosotros contando estrellas!
Ni el Poder Económico, ni el Poder Militar, ni el tecnológico, ni el religioso, etc. Ninguno supera al Poder Mediático.
¡El Poder Mediático es el que genera la opinión pública, y quien controla la opinión pública, controla el mundo!
En síntesis, existen en el planeta fundamentalmente dos clases sociales:
-La Clase Dominante (es la élite mundial, es decir el 1% de la población) y
-La Clase Dominada (somos el resto, o sea el 99% de la población).
La Clase Dominante se ha ido formando y fortaleciendo a lo largo de los años, apoderándose de las tierras y los recursos naturales que pertenecen originalmente a todos los seres humanos y también de la plusvalía generada por los trabajadores.
En esto han colaborado la mayoría de los gobernantes del planeta.
La élite mundial se ha apoderado además del control de los grandes medios de comunicación e información masiva, como televisoras, cine, espectáculos, teatro, radio, magazines, empresas digitales, telefónicas, redes de Internet, de transportes, sistemas impresos, criptográficos, transmisión de datos, códigos, etc.
¡Es decir, también el 1% de la población del planeta controla el 99% de los medios de comunicación!
Pero el Poder Mediático, lejos de ser aprovechado para beneficiar al ser humano y equilibrar los otros poderes, ha sido usurpado por la Clase Dominante para su exclusivo beneficio. Lo han convertido en un instrumento dedicado casi exclusivamente al entretenimiento, la distracción y la sumisión de la población, con el cual manipulan las mentes de las grandes mayorías alrededor del mundo, logrando de esta manera someternos fácilmente y dominarnos totalmente.
Y todo eso se lo debemos a nuestros gobernantes entreguistas.
Es así como, la élite mundial se ha apoderado de la opinión de la mayoría de la sociedad, imponiendo modas, costumbres y modelos de consumo, que acatamos, sin siquiera analizar lo que hacemos y pareciera que lo único planteado correctamente es lo que dicha élite determina. Es decir, "la única verdad es su verdad". Con ese Poder Mediático, han podido además secuestrar todos los organismos internacionales como, ONU, OTAN, FMI, BM, OMC, OMS, OEA, gobiernos, ONGs, y todo tipo de instituciones a nivel mundial. Esto explica que el 99% de la población del planeta esté sometida y dominada por un escaso 1% que constituye la oligarquía mundial.
"Nos han convertido en simples consumistas, derrochadores, que tenemos la banalidad como fin último, la mediocridad como bandera y un egoísmo que nos empuja a la aniquilación entre iguales; presos del odio y encadenados por artilugios disfrazados de necesidades. Mienten, engañan y asustan al pueblo, anunciando pandemias y muerte."
A nivel local, la situación es idéntica. Por ejemplo en Venezuela, los gobernantes y dirigentes del partido tienen acaparados los medios públicos de comunicación e información que pertenecen enteramente al pueblo y no al gobierno, y en consecuencia, el ciudadano común no tiene forma de hacer sugerencias, formular denuncias o críticas y es más bien castigado cuando se atreve a criticar al gobierno o a los dirigentes del partido, hacer una denuncia o interpelar a un funcionario público. El pueblo ha perdido toda capacidad de hacer públicas sus inquietudes e inconformidades y cuando intenta hacerlo, las autoridades le aplican inmisericordemente la inconstitucional Ley del Odio, para detenerlo y encarcelarlo.
Evidentemente tenemos que despertar: debemos convertir la opinión pública en el instrumento fundamental de liberación de la Clase Dominada. Y esto solamente será posible si asumimos el control del Poder Mediático a nivel mundial.
Los propietarios de los medios de comunicación e información, son los grandes capitalistas, pero usualmente los medios son administrados por ciudadanos de a pie. Desde los empleados de más bajo nivel, pasando por periodistas, articulistas, camarógrafos, fotógrafos, editores, publicistas, hasta la mayoría de los directores y editores generales, pertenecen a la Clase Dominada. Ellos no pertenecen a la Clase Dominante, son solamente sus fieles defensores.
Es claro que el pueblo unido y organizado, (los que vivimos honestamente de nuestro trabajo en todos los países) si se lo propone, puede equilibrar los otros poderes mediante el control adecuado del Poder Mediático.
La opinión pública es uno de los aspectos más importantes y trascendentales en la actualidad. Es la postura que la mayor parte de una sociedad o comunidad tiene o puede tener sobre determinado evento, comportamiento o situación, e influye en la realidad política y social de todo un país, ya que al ser masiva ejerce enorme influencia en el desarrollo de los hechos sociales y las decisiones políticas de los gobernantes o sectores poderosos.
La opinión pública posee la mayor importancia ante cualquier gobierno. Pone y quita gobiernos. Su voz es escuchada, esperada y obedecida por todos los gobiernos en el mundo. Los tiranos le temen, los demócratas la respetan, el colectivo la defiende.
La opinión pública siempre ha existido. Sin embargo, en la actualidad es más determinante que nunca antes, por su carácter masivo, el cual se ha incrementado con el surgimiento de Internet, los celulares y las redes sociales, que tienden a generar un efecto contagioso, que hace que eventos, hechos, o formas de opinar y formar consciencia solidaria se difundan rápidamente y sean captados por muchas personas, incluso por quienes no tienen demasiado compromiso político.
No hay una única forma de expresar la opinión pública. Existen muchas. En la actualidad, si bien es muy común el desarrollo de acciones como marchas y protestas en contra o a favor de tal o cual decisión o medida, la mayor parte de la población demuestra su opinión en el ámbito doméstico, en el laboral, y en espacios de sociabilidad informal. En realidad, es un porcentaje relativamente pequeño de la población el que sale a las calles a expresar su opinión, que es parte de la opinión pública. Comúnmente suele hacerlo en espacios como las mencionadas redes sociales.
La opinión que tienen la mayoría de los ciudadanos sobre lo que sea, es muy poderosa, pues su aceptación o su rechazo encumbra o derrumba al objeto o intención que se señala. Su poder es definitivo para la supervivencia o desaparición de una intención o de un proyecto. Todo gobernante le teme a su sanción. Esa es la razón por la cual los que no la satisfacen, acuden a la mentira y al engaño para disfrazarla. Un gobierno siempre manifiesta que es amigo de los pobres, que desea el respeto de los derechos humanos, que defiende la justicia, que protege la educación, que busca el desarrollo del pueblo, que procura la igualdad y la paz entre todos, que ataca la corrupción, etc. No importa que sea la dictadura más feroz, ni que sea muy evidente su desacato a los derechos humanos y a la libertad. Cualquier ofrecimiento es válido para conquistar la opinión de las mayorías, si es bien recibido por el pueblo.
Es por todas estas razones que el pueblo tiene en la opinión pública el poder de derrumbar cualquier gobierno que se oponga a su voluntad, pero para eso, debe saber administrarla.
La única forma de manifestar la opinión pública es con el empleo de los diferentes medios de comunicación e información, razón por la cual, éstos deberían estar siempre en las manos del pueblo organizado, y ser administrados con base en una rigurosa ética, que solamente la comunidad puede vigilar. Pero la realidad es que, en la actualidad, estos se encuentran totalmente controlados por el gobierno y la Clase Dominante.
"No puede existir una democracia si los medios de comunicación no son administrados democráticamente, por el pueblo organizado. No puede existir democracia si la clase dominante tiene el control de los medios de comunicación e información. En estas condiciones, la democracia es una entelequia."
En Venezuela, la nefasta gestión del gobierno actual, la corrupción, la cabalgante y lacerante desigualdad social, la quiebra de PDVSA y las Industrias Básicas, el deterioro de las condiciones de vida, la destrucción del salario, el colapso de los servicios públicos, la deshonestidad de los aparatos de seguridad del estado, la ruptura de la institucionalidad del Estado venezolano y la violación permanente de la Constitución, han ido erosionando y estrechando gran parte de los contenidos democráticos y sociales del pacto constitucional de 1999, sustituyéndolo por una suma de decisiones coyunturales de corte autoritario bajo la excusa de una supuesta lucha permanente contra el imperialismo. Sin negar los terribles efectos del asedio norteamericano, Maduro y su equipo han claudicado al achacar toda su responsabilidad de la crisis a causas externas, rehuyendo así de sus propias responsabilidades, dando muestras claras de no poder gestionar los problemas nacionales e internacionales. Constatar esto no es cargar contra la institucionalidad sino precisamente llamar a recuperarla y defender la Patria, porque quienes detentan el poder, manipulan la opinión pública utilizando los Medios de Comunicación e Información disponibles.
Por tal motivo, es una obligación del pueblo, organizarse, controlar y dirigir los Medios Públicos, en un principio y posteriormente tomar el control total. Es la única manera de lograr que el gobierno se entere de sus inquietudes, deseos, necesidades, así como poder denunciar las irregularidades cometidas por sus gobernantes.
Por carecer el pueblo de dicho control, es que impera la impunidad, la corrupción, la ineficiencia, el influyentismo, el engaño, el nepotismo, el despilfarro, el amiguismo, el burocratismo, etc., a todos los niveles.
Por carecer el pueblo de dicho control, los trabajadores no pueden organizarse, ni realizar sus luchas por un salario justo, ni denunciar el entreguismo del gobierno a las corporaciones internacionales, ni evitar los atropellos y abusos de parte de los funcionarios oficiales. La protesta del pueblo es criminalizada y la llamada "Ley del Odio" es utilizada a diario para castigar todo tipo de disidencia. La judicialización de los conflictos políticos, obreros o comunitarios, son una cruda realidad y las cárceles están llenas de presos políticos y de opinión. Con los medios de información en sus manos, el gobierno tiene la capacidad para ocultar todo lo que le conviene para perpetuarse en el poder.
Por carecer el pueblo de dicho control, ha sido atemorizado con una falsa pandemia y nos han hecho creer que es más peligrosa que el cáncer, el hambre, la desnutrición y otros males mucho más graves.
Por carecer el pueblo de dicho control, los gobiernos entreguistas genuflexos de la mayoría de nuestros países se han convertido en verdaderas marionetas de intereses extranjeros, pues la falta de vigilancia y supervisión de sus pueblos les permite realizar acuerdos secretos en los que entregan las riquezas nacionales. Como consecuencia, dichos países son víctimas de todo tipo de explotación y lineamientos de la élite mundial.
Por carecer el pueblo de dicho control, en Venezuela, el régimen utiliza la Ley del Odio para perseguir a quienes critican al gobierno o protestan contra los altos precios de los productos, los ínfimos salarios de los trabajadores o los malos servicios públicos. Cuando los reclamos se hacen sentir en diversas localidades y a través de mensajes en las redes sociales, o artículos de opinión, la respuesta del gobierno es la represión, las amenazas, la siembra de armas, la cárcel y el miedo.
¡Ya Basta de criminalizar la disidencia, la crítica y la protesta!
Las cuarentenas en casi todos los países han servido de pretexto a los gobiernos para confinar de manera arbitraria a la población en sus viviendas por largos periodos de tiempo sin importar realmente las necesidades o el interés de los ciudadanos.
Para lograr sus objetivos, emplean todos los adelantos tecnológicos que existen tales como cámaras, termómetros digitales, redes sociales, bots, celulares, etc. De esta manera están acabando además con la privacidad y la libertad del ciudadano común.
Debido a la ineptitud, ineficiencia, o bien, a la perversa intención de nuestros gobernantes, se utilizan en muchas ocasiones a los funcionarios públicos, tales como policías, guardias, maestros, médicos, soldados, etc., para organizar operativos, tales como absurdas e innecesarias colas, entregar fichos en las ventas de gasolina o suministro de productos y servicios que no requieren más personas que el prestador y el receptor del servicio.
Es imperativo entender que, si bien hay un amplio consenso nacional que rechaza el autoritarismo de los gobiernos, su brutal represión contra la población y el uso a su antojo de instrumentos como La ley del Odio; no es menos cierto que el pueblo no tiene mecanismos para defenderse de la arbitrariedad oficial si no cuenta con medios de información. Rechazar todas las arbitrariedades de los gobiernos es un principio y un deber. Pero para eso necesitamos mecanismos adecuados, efectivos e inmediatos como son los medios de comunicación e información.
La historia nos demuestra que es relativamente fácil manipular la opinión pública. Los factores de poder dedican ingentes recursos del pueblo al estudio y manejo de la opinión, pues saben lo útil que les resulta. Para ello se valen de los medios de difusión masiva, como radio, televisión, prensa escrita, redes sociales, bots, actos culturales, pancartas, etc. Utilizan grandes empresas de publicidad y encuestadoras, destinan grandes recursos para estudiar las características de la "sicología de las masas", con la finalidad de modelar su conducta y lograr conducirlas conforme a sus deseos. Al mismo tiempo fomentan la implementación de una propaganda, donde hablan de progreso, de orden, de esperanzas y de futuro, que confunde principalmente a los más ingenuos. Pero, descaradamente incumplen las promesas hechas al pueblo, pues un pueblo asediado por la falta de salud, el hambre y la ignorancia es mucho más fácil de gobernar y de conducir hasta sus más perversos objetivos. Hasta han conseguido que aplauda y grite: "Así, así, así es que se gobierna".
La élite mundial haciendo uso del enorme Poder Mediático que tiene, nos está convirtiendo en simples zombies que acatamos todas sus órdenes sin siquiera percatarnos de lo que hacemos. Nos encerramos en nuestras viviendas, nos ponemos los tapabocas, nos lavamos continuamente las manos y nos aturdimos de miedo con la complicidad de nuestros gobernantes y militares, a quienes les conviene nuestra sumisa actitud, para enriquecerse, abusar de las grandes mayorías para gobernar más fácilmente y además, ocultar su ineptitud y generalizada corrupción.
A menudo se habla del Imperio Estadounidense. Pero, EU en sí mismo no es un imperio. El imperio está constituido por un grupo muy pequeño de personas "bien organizadas", que no llegan al 1% de la población mundial, pero con el poder mediático que tienen, controlan la economía, las armas, los recursos naturales del planeta, los organismos internacionales y la opinión pública mundial.
Todos los gobiernos, pero especialmente los de los llamados países subdesarrollados han sido entreguistas y cómplices de ese Imperio. Independientemente de que se identifiquen como socialistas o capitalistas, se han postrado cual súbditos, a cambio de privilegios, protección y cuotas de poder que reciben de esa oligarquía mundial. Por tal razón, los pueblos carecemos de la Independencia y la Soberanía de que nuestros gobernantes hacen alarde.
¡Es evidente que para que existan "imperios" tienen que existir "lacayos"!
Y eso han sido la mayoría de nuestros gobernantes a lo largo de la historia, con algunas contadas excepciones. Constantemente entregan los recursos naturales, que son propiedad de los pueblos, como es el caso del petróleo y del Arco Minero del Orinoco en Venezuela.
Pero el pueblo venezolano, como muchos otros pueblos del mundo, pareciera ignorar este descomunal despojo que está realizando la poderosa oligarquía mundial con la complicidad de los dirigentes de nuestra "revolución socialista".
Los gobiernos simplemente están al servicio de las elites mundiales, que son quienes determinan las actividades de la población de acuerdo a su capricho e intereses particulares.
"Si percibimos que se están reduciendo nuestros derechos básicos, que la democracia está siendo restringida, que la prensa ya no es libre, sino que es propaganda, que ciertas opiniones son censuradas y eliminadas, entonces hay que actuar.Tenemos que activar los medios públicos de comunicación e informacion para hacer conocer la verdadera Opinion Publica".
Si el pueblo que vive honestamente de su trabajo quiere dejar de ser La Clase Dominada, entonces debe apoderarse del Poder Mediático.