Políticos, gobernantes y periodistas: Los grandes responsables

La ignorancia es el principal enemigo de la humanidad. "Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza", decía Bolívar. Debido a ella, la sociedad es fácilmente engañada, manipulada y fanatizada. Esto le ha permitido a la élite planetaria crear una supuesta pandemia que ha aumentado la desigualdad y el hambre en el mundo entero.

La falsa pandemia, respaldada e instrumentalizada por las élites locales en cada país, con el apoyo del Poder Mediático Mundial y la complicidad de los periodistas de los medios monopólicos, ha logrado "infundir el miedo a la población mundial" y aumentar la crisis económica que atraviesa el planeta, la cual ya es Sistémica y está llevando a la humanidad a la desesperación y a la autodestrucción. Los bajos ingresos que tiene la gran mayoría de la población no cubren ni la décima parte de la denominada canasta básica.

Los únicos que salen de la pobreza son los dirigentes políticos. Los Centros de Salud y hospitales en el mundo entero los están utilizando solamente para atender la falsa pandemia, desatendiendo por completo cualquier otro tipo de enfermedad por grave que ésta sea. No atienden el cáncer, el infarto, la diabetes, el hambre, la desnutrición, etc., pero sí el coronavirus.

Esta realidad nos ha permitido ver qué tanto se interesan nuestros gobiernos por nosotros y qué tan poco preparados están para atender a la población.

Lo que les permite a los gobernantes al decretar el Estado de Emergencia, es contratar sin licitación cualquier tipo de bien o servicio, con lo cual se facilita la corrupción. Los gobernantes, dirigentes políticos y periodistas se mantienen todo el tiempo asustando a la población y obligándola a permanecer encerrada. Son una manga de mediocres, ignorantes, embusteros, cobardes, traidores, corruptos, e irresponsables etc., a los cuales les hemos dado el derecho de gobernar, pero solo piensan en sí mismos. Es por tal razón, que necesitamos que la gente honesta y valiente participe mucho más activamente en la actividad política.

Cada vez son más comunes las escenas de hambre, con niños y adultos recogiendo restos de comida y diversos desperdicios en vertederos o basureros alrededor del mundo, con el fin de llevar algo de sustento para el hogar. Este es un escenario normal que se repite en muchas ciudades del planeta hoy en día.

Los dirigentes políticos, gobernantes, jueces, legisladores y militares de nuestros países, sean socialistas, capitalistas, o comunistas, con contadas excepciones, se mantienen solicitando préstamos internacionales y endeudando a nuestros países indefinidamente. Defienden un modelo apalancado en dispositivos de defensa interna que oprime constantemente al pueblo, apropiándose de las riquezas y transfiriéndolas de forma subrepticia a una burguesía parasitaria, contraria a las ideas sociales. Son además generadores de violencia y están subordinados de manera vergonzosa al poder económico de una élite planetaria que se ha enriquecido y fortalecido históricamente, con la complicidad de nuestros propios gobiernos, que impiden al mismo tiempo la independencia económica y el desarrollo armónico de nuestros países.

Ese modelo, paulatinamente lo han ido transformando y convirtiendo en un régimen judicial-policial-militar que no solo oprime sino que también reprime a la población, pues su único objetivo es defender los intereses de una élite o cúpula y mantenerse en el poder.

No tienen ética ni moral. Nos hablan constantemente de estado de derecho, de libre mercado, de democracia, de libertad, justicia, soberanía, patriotismo, derechos humanos, etc., pero todo es un engaño, un fraude. Impera en ellos la codicia, el egoísmo, el nepotismo, la corrupción, el tráfico de influencias y el crimen.

Entre tanto, el pueblo ingenuo, el que vive honestamente de su trabajo, es manipulado, desatendido y desamparado, pues lo tienen completamente marginado, adormecido, atemorizado, pero creyendo en sus falsas promesas.

La supuesta pandemia actual es utilizada por los gobiernos en casi todos los países como un pretexto para generar miedo y obligar a su población a encerrarse "voluntariamente" en sus viviendas, usar un tapabocas que la mayoría de los médicos y científicos lo consideran inadecuado e inconveniente para la buena respiración, pues para lo único que sirve es para hacernos respirar repetidamente nuestro propio aire contaminado. Han inflado las estadísticas de muertes por coronavirus y pareciera que no existe otra enfermedad peor que esa. Han hecho desaparecer, como por arte de magia, enfermedades como el cáncer, el infarto, la diabetes, el hambre, etc., como causantes de muerte y se han resistido a permitir el uso del dióxido de cloro, a pesar del éxito que tal sustancia ha tenido para atacar dicho virus.

Mientras tanto los multimillonarios se frotan las manos, se hacen cada día más ricos, aumentan sus incalculables fortunas y el 99% restante de la población se hace cada día más pobre, aumentando así la profunda brecha de desigualdad entre los explotadores y los explotados. Entre los que tienen tanto que no les alcanza la vida para gastar lo que tienen, y los que carecen de lo indispensable para vivir una vida digna.

Actualmente, con la supuesta pandemia, casi todos los gobiernos del mundo están actuando de forma muy similar, de una manera muy bien orquestada, obedeciendo los lineamientos de una campaña mediática mundial orientada por Bill Gates y la Organización Mundial de la Salud OMS.

Esa campaña mediática es parte de un plan bien diseñado para reducir la población mundial a su mínima expresión. Esa es la forma como los multimillonarios del mundo, pretenden acabar con la pobreza y la contaminación en el planeta, si es que nosotros, el 99% restante no despertamos a tiempo para evitarlo.

Sin duda alguna, el Mayor Poder que existe hoy en día es el Poder Mediático Mundial, y se encuentra en manos de la élite planetaria. Son los medios de comunicación: las grandes redes sociales, YouTube, Facebook, Twitter, la TV, la radio, la prensa escrita, el cine, los espectáculos, etc. Ellos nos manipulan, nos desinforman, nos censuran, crean falsos positivos, fake news, nos generan angustia, nos llenan de miedo, etc. Todo el tiempo nos irrespetan y se burlan de nosotros. Por eso ya no confiamos en ellos, porque lo único que defienden son los intereses de dicha élite.

Los trabajadores en los países subdesarrollados de América Latina, África, gran parte de Asia, Medio Oriente, etc. son los peor pagados. En muchos lugares no llegan a devengar ni siquiera la cantidad de dos dólares diarios, que según el Banco Mundial y la ONU definen la pobreza extrema. Aunque sabemos que existen países como Venezuela, en donde el salario mínimo es equivalente a un promedio de un dólar mensual, lo cual, más que un salario es un insulto y un irrespeto al ser humano, que ocasiona no solo un gran desequilibrio e injusticia, sino una gran frustración, desilusión, e impotencia, a millones de personas que no saben cómo afrontar esta calamidad. Cuando alguien trata de manifestar su inconformidad en las redes sociales, inmediatamente surgen las tropillas defensoras del gobierno y los bots, encargados de sabotear todo tipo de manifestación que surja en su contra.

¿Con qué moral se nos presentan esos dirigentes políticos, gobernantes, jueces, legisladores y militares para ofrecernos un cambio, si todos los males que hemos descrito anteriormente han sido causados por su incompetencia, deshonestidad y falta de responsabilidad?

Con los enormes adelantos tecnológicos y científicos que tenemos, con el alto grado de automatización, robotización, con la avanzada Inteligencia Artificial con que contamos actualmente, no se justifica que exista tanto burocratismo y tantos funcionarios públicos, que solo sirven para entorpecer el funcionamiento del estado. Si algo ha demostrado esta supuesta pandemia es que podemos prescindir de más del 90% de los empleados públicos.

Los ministerios, gobernaciones, alcaldías, juzgados, notarías, etc. se han convertido en cuevas de traficantes de influencias y de corrupción, que solo sirven para entorpecer la buena marcha del estado. Si ya la tecnología y los avances científicos están desplazando a los maestros, profesores, contadores, técnicos, etc. con mayor razón deberán desaparecer los burócratas tan pronto como sea posible, pues son inútiles para la sociedad.

Como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia latinoamericana, con algunas honrosas y contadas excepciones, todos nuestros gobernantes y dirigentes políticos, tanto los del gobierno, como los de la dizque oposición, con la complacencia y el aplauso cómplice de los periodistas de los grandes medios monopólicos de comunicación e información, han sido los principales causantes y los grandes responsables de nuestro enorme atraso, injustificada pobreza, bajo nivel de desarrollo, descarado entreguismo e insignificante capacidad productiva. Algunos, incluso han deseado y pedido la intervención extranjera, con la esperanza de ser ellos nombrados procónsules del imperio. Ellos no tienen el más mínimo sentido de pertenencia a la patria que los vio nacer, ni amor por su pueblo.

Podemos afirmar que no existe país latinoamericano que no haya sido víctima del entreguismo de sus políticos y gobernantes al capital extranjero, mientras sus pueblos naufragan en mares de hambre, pobreza, miseria y desigualdad.

Esta lamentable situación que viven los pueblos de Latinoamérica no se debe precisamente a la falta de recursos naturales, ni humanos, que los tenemos en abundancia. No es causada por la falta de condiciones físicas adecuadas, o por su permanente alegría, o por falta de espíritu emprendedor de los latinoamericanos, como algunos "expertos" han manifestado.

Nuestros países sufren de una gran escasez de bienes y servicios, de productos agrícolas, de alimentos, de combustibles, de energía eléctrica, transporte público, agua potable y gas doméstico en las ciudades, grandes fallas en el servicio de telefonía e Internet, carencia de un adecuado sistema educativo y de salud pública, también son víctimas del atropello y del vandalismo de los cuerpos de seguridad, que arremeten contra el pueblo. Y todo esto se debe a la enorme corrupción e ineptitud de los dirigentes políticos y gobernantes que hemos tenido. Estos son quienes nos han llevado a la informalidad, al sálvese quien pueda y nos han convertido en nómadas modernos al tener que buscar en otros territorios lo que cómodamente pudiéramos haber obtenido acá, en nuestra tierra, con tantas potencialidades y tantos recursos que tenemos. El egoísmo, la avaricia, la ineptitud y la corrupción descontrolada en la clase dirigente de nuestros países es la causa de todos nuestros males.

Pero la razón principal de la enorme desigualdad económica y social entre los habitantes del planeta tiene una explicación muy sencilla.

Veamos cómo funciona el asunto:

A nivel mundial no existe democracia sino "dinerocracia", o sea, son los multimillonarios quienes tienen el poder en el mundo. Estamos padeciendo la dictadura de los multimillonarios, ejercida a través de las corporaciones transnacionales que abusan con sus monopolios, imponiendo aberrantes condiciones que los países más débiles tienen que aceptar sin ninguna alternativa, pues nuestros gobiernos son los títeres que se encargan de hacer cumplir los mandatos de dichas corporaciones, las cuales sobornan y sancionan bien sea directamente o por intermedio de los organismos creados para tal fin como son la OMC y la OMS.

En todos los países, los pueblos están atrapados entre el gobierno de turno, la falsa oposición, las corporaciones trasnacionales y los multimedios monopólicos.

Es un sistema de élites:

En cada país existen las élites locales, o cúpulas, que son familias o grupos privilegiados que controlan y usualmente ejercen los poderes económico, ejecutivo, legislativo, judicial y militar. Estas élites están a su vez controladas por una élite planetaria o mundial, que se ha formado y fortalecido a través del tiempo, con la complicidad de nuestras élites locales, las cuales, históricamente les han hecho entrega de nuestros recursos naturales, por medio de ventas o concesiones, en muchas ocasiones violando nuestra Constitución Nacional. Esa es la razón por la cual las riquezas del planeta se encuentran actualmente concentradas en esa élite planetaria. Esa es la razón por la cual existen los multimillonarios.

¡Este sistema de élites es nefasto para la mayoría de la población mundial!

Siniestros personajes autodenominados "filántropos", como Bill Gates, George Soros, Warren Buffett, etc., a través de corporaciones como Monsanto, Open Society, presionan a los gobernantes de los países para que satisfagan sus intereses particulares.

Esta realidad ha sido posible y se debe en gran parte a que nuestros gobernantes, sean de derecha o de izquierda, no son elegidos por el pueblo, sino por las empresas transnacionales agrupadas en sociedades como "Americas society council of the Americas", que tiene más de cuatrocientos afiliados además de banqueros y funcionarios del gobierno de EU.

¡Aunque hagamos elecciones, el pueblo no es el factor decisivo en la elección de nuestros gobernantes!

Por otra parte, los pueblos carecemos de un pensamiento crítico y de una fuerte consciencia colectiva y solidaria, debido a que no contamos con suficientes medios de comunicación.

Estamos acostumbrados a no exigir a nuestros gobernantes el cumplimiento de sus promesas electorales. Nunca los hemos cuestionado. Simplemente hemos asumido que todo iba a mejorar por el solo hecho de que ellos así lo habían prometido en sus campañas electorales, aunque nosotros no hiciéramos absolutamente nada para obligarlos a cumplir sus promesas. Nunca hemos exigido que los recursos naturales y los adelantos tecnológicos debieran beneficiar primero que todo y principalmente a las grandes mayorías de la población. Es por esto que las tecnologías se nos han vuelto en contra y cada día que pasa, las han puesto más al servicio exclusivo de una élite privilegiada. Esta actitud pasiva de nuestros pueblos es lo que les, permite a los gobernantes, políticos y autoridades en general, actuar de manera tan irresponsable con nosotros.

Estamos padeciendo un Golpe de Estado a escala mundial de parte de las familias más adineradas. Es la dictadura de los multimillonarios del planeta, ante la cual nuestros gobernantes han sido unos verdaderos vasallos y los principales colaboradores en dicho golpe. Ellos nos mantienen limpios y con nosotros se lo limpian. Entregan nuestras riquezas, nuestra libertad y nuestra soberanía a cambio de unos cuantos privilegios y protección para ellos. Actualmente, casi todos los gobiernos del mundo se esmeran por satisfacer primeramente los caprichos de los multimillonarios antes que las necesidades más urgentes de la población.

Mientras tanto, las más grandes empresas tecnológicas, integradas por grupos como el GAFAT (Google, Amazon, Facebook, Apple, Twitter), etc., se han hecho infinitamente más rentables en esta época de cuarentenas. Las calles, las playas, el agua, el aire, la energía, la tecnología, la vida social, etc. están siendo totalmente controladas por todo un sistema integrado por instituciones como la FED, OMS, OMC, FMI, GAFAT, CIA, etc., junto con un nuevo cartel de poder, análogo al bancario e integrado por el Bigfarma, Bill Gates, Gavi, Bayer, Pfizer, Monsanto, etc., para no mencionar los gobiernos de Rusia y China.

La élite gobernante en la mayoría de los países se ha caracterizado por la imprevisión, la ineptitud, la irresponsabilidad y la falta de voluntad para atender las necesidades de la población, pues su preocupación principal es cumplirle a la élite planetaria, mantenerse en el poder, enriquecerse desmedidamente y satisfacer sus ansias particulares.

Pero también debemos reconocer que los pueblos tenemos un alto grado de culpabilidad en la crisis que estamos padeciendo, pues hemos sido muy tolerantes al permitir que nuestros gobernantes, se lo limpien con nosotros sin siquiera manifestar nuestra inconformidad. El caso de Venezuela es un claro ejemplo. "Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen", reza la conocida frase atribuida al italiano José de Maistre.

Por tal motivo, llamamos a las organizaciones sociales, sindicales, gremiales y a la población en general, para evitar que la lucha se disperse. Articular y organizar la movilización popular necesaria para salir de este sistema o régimen opresivo que nos está llevando hacia una neoesclavitud.

¡No esperemos más!

¡Somos nosotros quienes debemos sacudirnos!

¡Mientras permitamos que esto continúe así, nunca seremos libres!

¡Proletarios del mundo, uníos!



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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